Mario Draghi ha cumplido las expectativas con el plan de relajación cuantitativa anunciado ayer y que, por primera vez en la eurozona, implicará la compra de bonos soberanos. Ahora, la cuestión es saber qué impacto tendrá en los mercados de cara a 2015.
En un principio, la medida es positiva para todos los activos: para la deuda pública, porque impulsará la demanda sobre el activo y empujará a la baja aún más las rentabilidades; para la deuda privada, porque recogerá los flujos de los inversores que busquen mayores retornos ante los bajos yields de los bonos soberanos; y para las bolsas, ya que si el QE impacta en la economía real podría impulsar el consumo y aupar los beneficios de las compañías. Además, las exportadoras aumentarán su competitividad con un euro más bajo y mejorarán sus números.
Pero, más allá de esta teoría, está la práctica. En primer lugar, los expertos no creen que las implicaciones del QE sean fuertes, sino más bien moderadas. “La medida es positiva para activos con rentabilidad, como el crédito y los bonos periféricos. Sin embargo, tengo serias dudas de que el programa en su forma actual vaya a ser efectivo”, dice Hervé Hanoune, director de Renta Fija de Vontobel, con el que comparten opinión otros expertos.
Presión en la deuda pública a largo plazo
Más allá de la magnitud del impacto, que podría ser más baja de lo esperado según Fidelity, los gestores coinciden en que los mercados de renta fija serán los primeros beneficiados de las compras. «Apenas vemos potencial bajista para los rendimientos de los bonos gubernamentales alemanes, aunque los diferenciales de los bonos de otros países europeos podrían continuar estrechándose, ya que allí las compras del BCE juegan un papel más importante», dice Holger Farinkrung, economista de Meriten, parte de BNY Mellon.
Sin embargo, de funcionar el QE, la deuda pública -sobre todo de los países core- podría verse presionada a largo plazo, en un escenario de mayor inflación y crecimiento, mientras la deuda privada sería la beneficiada en un contexto de tipos bajos en el que el dinero busca más rentabilidad. “Mantenemos una preferencia por los bonos corporativos en nuestras carteras, especialmente en el segmento de alto rendimiento, que se beneficiará de un entorno económico que se espera que mejore y de la búsqueda de rentabilidad, que sólo se puede intensificar, dado este entorno de tipos aún más bajos”, comentan desde Edmond de Rothschild AM.
Desde M&G también lo creen: dicen que el programa QE podría presionar a la baja las rentabilidades de la deuda pública europea, lo que llevaría a los inversores a buscar oportunidades que ofrezcan más rentabilidad. Como resultado de todo esto, tanto la deuda Investment Grade como la de alto rendimiento podrían beneficiarse. “Eso sí, a largo plazo, creemos que las rentabilidades de la deuda pública aumentarán en el momento en que las medidas adoptadas empiecen a repercutir positivamente en la inflación. Con mejores perspectivas sobre la inflación y el crecimiento, es probable que la deuda pública europea se vea presionada”, explican.
También en Threadneedle creen que el compromiso alcanzado debería ser positivo para la deuda periférica, pero advierten de que el impacto en los bonos de los países core es más ambiguo y que finalmente las rentabilidades evolucionarán al alza: “La experiencia de previos programas de QE sugiere que el impulso al crecimiento y las expectativas de inflación llevan las rentabilidades al alza, si la política es creíble. El BCE tendrá un trabajo más duro en convencer a los inversores que la Fed o el Banco de Inglaterra pero en general no vemos razones por lo que esto no ocurrirá también en Europa”. Con todo, en Deutsche AWM no prevén que las rentabilidades de la deuda suban pronto: “Como no esperamos que las tendencias de inflación se reviertan en el corto plazo, creemos que el rendimiento del mercado de los bonos debería continuar a unos niveles de negociación amigables en el corto plazo”.
Los gestores creen que otro gran beneficiado del QE será la deuda bancaria: “Los anuncios deberían ser positivos para los bancos europeos y, por tanto, seguimos sobreponderando la deuda subordinada core de las entidades bancarias europeas, como venimos haciendo desde hace mucho”, dice Scott Thiel, responsable del equipo internacional de bonos en BlackRock. Y todo, en un escenario más volátil para renta fija y divisas: “En términos generales, la volatilidad ha aumentado en los mercados de bonos y divisas durante las últimas semanas y vemos potencial para un nuevo repunte de este factor a medida que surjan problemas de liquidez cuando los mercados comiencen a centrarse en los grandes desequilibrios y en la masificación de determinados sectores generada durante el prolongado periodo de políticas monetarias acomodaticias y cuando la divergencia en este ámbito pase a ser más pronunciada”. En este contexto de abundante volatilidad, creen que será fundamental seguir centrándose en los fundamentales entre tanto ruido así como en la diversificación, prestando especial atención a la gestión del riesgo.
Apoyo a las bolsas vía un euro más débil
Michael Browne, gestor de Martin Currie, filial de renta variable de Legg Mason, cree que la relajación cuantitativa impulsará los precios de los activos reales, como la renta variable. De acuerdo con este efecto positivo en bolsa, Tim Stevenson, gestor de Henderson, comenta que “el BCE se ha embarcado en una versión de la relajación cuantitativa mucho más ambiciosa de lo que se esperaba inicialmente. Este programa debería impulsar la confianza en el clima de nerviosismo presente en el sector privado europeo”, explica. «Los activos de riesgo como la renta variable deberían tender a beneficiarse de que el BCE demuestre su compromiso para volver al crecimiento económico y llevar la inflación a cifras más normales», dicen desde Meriten.
Y es que algunos gestores no creen que el QE se deje sentir tanto en los mercados de deuda como en los de renta variable, a diferencia de lo que ocurrió en los QE en EE.UU. o Reino Unido. “La Fed y el BofE provocaron una reducción de las rentabilidades de los bonos, reduciendo los costes de financiación de las compañías y hogares y estimulando la economía. En Europa las rentabilidades ya están en mínimos históricos y el propósito del QE será debilitar al euro, lo que aumentará la competitividad de las compañías europeas en sus mercados externos”, explica Kevin Lilley, gestor de Old Mutual.
Los expertos esperan que el euro siga depreciándose frente al dólar, lo que apoyará los beneficios en la zona euro y la evolución de las bolsas. Para Mónica Defend, directora de asignación global de activos de Pioneer Investments Italia, no está claro si euro y dólar podrían llegar a la paridad, aunque cree que en ese caso la Fed podría actuar. Con todo, Robert F. Wescott, presidente de Keybridge Research y asesor del Comité de asignación global de activos de la gestora, no cree que a la Reserva Federal le preocupe el tema excepto si tiene implicaciones para el crecimiento en Estados Unidos. «Mientras el QE del BCE esté en vigor y se espere que la Fed suba los tipos, el euro probablemente continúe debilitándose moderadamente. Algunas voces del mercado anticipan que el euro alcanzará la paridad con el dólar estadounidense en los próximos 18 meses y, aunque nos parece una previsión atrevida, podría ser factible», dicen desde Meriten.