«Vivir bien» no es barato. Los estilos de vida en las grandes ciudades tienen costos que no cualquiera puede asumir, lo que incluso hace la diferencia entre las grandes metrópolis y otras ciudades.
El Informe Global de Riqueza y Estilo de Vida 2024 elaborado por el banco de inversiones Julius Baer detalla los estilos de vida y las tendencias de consumo de los individuos de alto patrimonio (HNWI) en 15 países de Europa, APAC, Oriente Medio, América Latina y América del Norte.
De acuerdo con los datos aportados, el impacto de la pandemia global se ha estabilizado hasta llegar a una “nueva normalidad”, sin embargo, la inflación, el aumento del costo de vida y las tensiones geopolíticas siguen teniendo sus efectos en los precios y las prioridades a nivel global.
En 2024, los aumentos de precios se ralentizaron hasta un promedio del 4% medidos en dólares, frente a un 6% en 2023. Este año, los precios de los bienes crecieron más rápidamente que los de los servicios: 5% frente a 4%, medidos también en dólares. Aunque las ciudades siguen volviéndose más costosas, se observa una normalización de las tasas de inflación a lo largo de los últimos 12 meses.
La clasificación de las ciudades está basada en el índice de estilo de vida de Julius Baer, que analiza el costo de una canasta de bienes y servicios representativa de lo que es “vivir bien” en 25 ciudades alrededor del mundo.
Las regiones y sus ciudades
Este año se observaron movimientos sustanciales en los lugares que ocuparon las grandes ciudades y, por lo tanto, las regiones para «vivir bien», de acuerdo al desempeño del índice.
Singapur ocupó nuevamente el primer sitio como la ciudad más cara del mundo, mientras que Hong Kong pasó al segundo lugar, desde el tercero en el que se encontraba en el reporte previo. Sin embargo, no fue suficiente para que la región de Asia Pacífico (APAC) retuviera el primer sitio y cayó, por primera, vez en la clasificación regional al segundo puesto. Esto debido al retroceso observado en como Tokio, así como a un avance relevante de la región europea.
Así, la región de Europa, Oriente Medio y África, que Julius Baer define como EMEA, desbancó a la APAC del primer sitio. Se trata de un avance muy relevante si se considera que, en el reporte del año pasado, era la más barata para «vivir bien», convirtiéndose ahora en la más cara.
Basta ver el desempeño de Londres, que pasó del cuarto puesto al tercero, y conocer que todas las ciudades europeas, sin excepción, subieron en la clasificación, para entender el repunte de esta región en el índice. Este año Zúrich subió ocho lugares, mientras que Milán y París subieron seis y cinco lugares, respectivamente.
La apreciación de las monedas más representativas de la región (euro y franco suizo, excepto la libra esterlina) también explica este posicionamiento.
En el caso de América, tanto Nueva York como Sao Paulo se mantienen entre las primeras diez ciudades más caras para «vivir bien».
En las mediciones por ciudad, Nueva York bajó del quinto puesto al séptimo, mientras que Sao Paulo permaneció en lugar número 9. Sin embargo, Miami bajó del sitio 10 hasta el número 15 y la gran sorpresa fue la Ciudad de México, que dio un gran salto al ocupar el sitio 16 desde el número 21 que registró el año previo.
Fluctuaciones cambiarias, determinantes
En general, las fluctuaciones cambiarias desempeñan un papel importante a la hora de determinar los cambios en el índice, dice Julius Baer en su reporte, impactan en forma ascendente y descendente.
«Aunque los costos apenas cambiaron en moneda local, la conversión a dólares estadounidenses marcó la diferencia. Los precios del índice se convierten a dólares para permitir una comparación internacional. Por lo tanto, la fortaleza de monedas como el franco suizo y la debilidad relativa de monedas como el yen japonés se perciben claramente en el resultado de estas ciudades», dijo la compañía en su reporte.
Christian Gattiker, director de Investigación de Julius Baer, comentó: “El informe de este año demuestra que las monedas son muy importantes. Por ejemplo, en la década de 1990, Tokio era el emblema de ciudad ultracostosa. Sin embargo, el progresivo declive del yen ha demostrado que esto puede cambiar. Aunque parezca trivial, tendemos a olvidar que el costo de vida puede verse completamente diferente para un extranjero que piensa en dólares estadounidenses o francos suizos en lugar de la moneda local. La moneda y el contexto marcan la diferencia”.