Pictet AM ha elaborado un estudio en colaboración con el Institute of International Finance (IIF) llamado “Emergencia climática: Una mirada más cercana a los riesgos de la transición al cero neto.” Este estudio aborda los riesgos más importantes de la transición energética. Según el documento, existe un consenso mayoritario respecto a que una economía de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero (cero neto) ha dejado de ser una opción, lo cual tiene sentido financiero a largo plazo, pues los modelos climáticos muestran que los beneficios de contener el calentamiento global superan la inversión necesaria para reducir las emisiones a niveles seguros. Sin embargo, el informe explica que existen importantes riesgos en la transición energética por aumento de la deuda pública, perturbaciones económicas y posibles burbujas en los activos. Para Pictet AM, es crucial gestionar eficazmente la oferta y la demanda de energía limpia, mejorar la calidad de los datos climáticos para la toma de decisiones y evitar la fijación errónea de precios en el mercado.
El principal riesgo, según el informe, es la escalada en la deuda pública, a lo cual el informe explica: “Un mundo de cero emisiones netas requiere nuevas infraestructuras energéticas y medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, en gran parte con costes muy sustanciales para los gobiernos. Hará que el ya elevado ratio deuda pública/PIB aumente, probablemente con efecto negativo en los perfiles crediticios de muchos países de situación financiera deteriorada a raíz de COVID-19. Los gobiernos pueden continuar financiando la mitad del gasto necesario para combatir el cambio climático, lo que puede añadir más de 50 billones de dólares a la deuda soberana global para 2030 y más de 215 billones para 2050 -una tercera parte del incremento previsto”.
El segundo riesgo para Pictet AM es de disrupción económica, ya que los cambios legales tendentes a penalizar a los emisores –impuestos al carbono o ajuste fiscal en frontera de la UE– encarecerán el coste de hacer negocios. Actualmente, según el informe, los impuestos al carbono aplican a menos de 25 % de las emisiones de CO2, lo que aumentará, junto con el precio del carbono y con ello los costes de los insumos en prácticamente cualquier sector. “Aunque las empresas pueden absorber parte, parece inevitable que los repercutan a los bienes y servicios. Esto puede lastrar el consumo y el crecimiento del PIB. IIF proyecta que PIB real en 2030 puede ser entre 1 y 4 % menor”, explican desde Pictet AM.
Un tercer efecto, según el informe, es la inestabilidad en los mercados financieros. El informe muestra que los proyectos de inversión de capital, especialmente los controlados por gobiernos e instituciones dependientes del Estado, son vulnerables a una mala gestión, con posible aparición de burbujas en algunos activos y precios injustificadamente bajos en otros.
En opinión de Sonja Gibbs, directora ejecutiva y responsable de Finanzas Sostenibles en IIF, «la ambición del mundo por alcanzar cero neto es vital, pero conlleva alto coste, con retos y riesgos para el sector financiero. Una transición de éxito exige un cambio radical en las pautas de producción, consumo, inversión y comercio, correspondiéndole al sector empresarial ser protagonista. Los inversores pueden convertirse en actor esencial promoviendo y acelerando la transición sostenible con la comprensión de estos riesgos y sus desafíos”.
«El compromiso mundial con la economía cero neta y la transición energética son vitales para la prosperidad del planeta. Pero la trayectoria es compleja y repleta de riesgos, sobre todo en las fases iniciales. Los inversores con objetivos de sostenibilidad deben adoptar un enfoque más pragmático y reconocer que requiere inversión en muchos sectores intensivos en carbono: industriales, mineras y servicios públicos, esenciales para alcanzar cero emisiones netas, que pueden reducir su propio impacto ambiental. Muchas empresas ‘marrones’ han pasado desapercibidas en los mercados financieros, pero tienen capacidad y voluntad de adaptar sus productos y servicios, creando valor para los accionistas”, añade Evgenia Molotova, gestora senior de Pictet AM para la estrategia Positive Change.
Andres Sánchez Balcázar, director global de Renta Fija en Pictet AM, considera que los inversores tendrán que gestionar la renta fija con enfoque más agnóstico respecto a los índices, pues cabe esperar mayor dispersión de rentabilidades a vencimiento de la deuda, ciclos de tipos de interés menores y mayor volatilidad. La prima de riesgo puede aumentar 0,5 % en los bonos del Tesoro de EE. UU. 30 años respecto a vencimientos a 10 años y la rentabilidad del bono alemán a diez años incorporar una prima adicional -por el riesgo de que el BCE permita que la inflación aumente un tiempo- y situarse entre 2,5% y 3% el resto de la década.
Por último, Arun Sai, estratega senior de activos en Pictet AM, observa que la disrupción en las fases iniciales de la transición ecológica puede hacer que las rentabilidades anuales reales sean de un solo dígito en renta variable el resto de la década, con grandes divergencias entre países e industrias. El mercado estadounidense puede perder efervescencia, al ser la economía más intensiva en carbono. Además, a falta de transferencias de países desarrollados a emergentes la renta variable de estos últimos puede tener dificultades, especialmente en países que dependen de los combustibles fósiles. Las empresas orientadas a consumo son sensibles a una disminución del gasto y las energéticas tener que enfrentarse a la obsolescencia de sus activos. Pero las empresas en los sectores de materiales pueden comportarse bien. Los sectores industriales y de semiconductores, que suministran infraestructuras y equipos críticos pueden generar rentabilidades de superiores al mercado.