La inversión de impacto vive un momento crucial en España. Así quedó patente en el evento «El Papel del Sector Público en el Desarrollo de la Economía de Impacto en España», organizado por Impact Bridge en colaboración con el IE. Los datos muestran un crecimiento exponencial de la misma, lo que la sitúa como una tendencia imparable en la gestión de activos. Entre los impulsores está el interés de las instituciones por la inversión de impacto: organismos públicos han propiciado la constitución de fondos especializados en proyectos con impacto social y medioambiental positivo y medible.
En este sentido, Guillermo Jiménez, director general de AXIS, señaló que “la colaboración público-privada es clave para afianzar una industria de inversión de impacto sólida que contribuya a impulsar el crecimiento económico sostenible, dando respuesta a los retos sociales y medioambientales”, al tiempo que resaltó la relevancia de que “cada vez haya más inversores” en temáticas de impacto.
AXIS gestiona en la actualidad 12.150 millones de euros y se ha convertido en un actor clave en la promoción de vías de financiación alternativas y el impulso al sector del capital privado en España. El 90% de sus nuevas operaciones en 2023 cumplían criterios de sostenibilidad.
Las cifras avalan el avance de la inversión de impacto. José Luis Ruiz de Munain, director general de SpainNAB, recordó que creció en 2022 un 58% con respecto al año anterior, muy por encima de la media en su sector. Cinco años atrás, los activos bajo gestión suponían 92 millones de euros, mientras que en 2022, el conjunto de las gestoras acumuló 874 millones de euros dedicados a la inversión de impacto. “La importancia de la inversión de impacto parece estar siendo cada vez más adoptada en las agendas gubernamentales y, en concreto, la iniciativa de impacto social y sostenibilidad de AXIS y el Grupo ICO ha sido fundamental en su desarrollo en España, siendo pioneros en el apoyo de nuestra industria”, afirmó Ruiz de Munain.
Este despegue de la industria va de la mano de la educación. Rachida Justo, directora de la Cátedra Impact Bridge-IE de Emprendimiento Social e Inversión de Impacto, explicó la importancia del respaldo de una Cátedra para una industria incipiente. La razón es que pretende identificar y examinar los principales retos del emprendimiento social y de la inversión de impacto, con la misión de establecer un puente entre la academia y la práctica y así producir una investigación que contribuya a construir un mundo mejor. En su intervención, Justo subrayó que “la colaboración público-privada es fundamental para que la inversión de impacto pueda desplegar su potencial y generar cambio sistémico”.
También citó las razones por las que el sector público tiene “un papel fundamental y catalizador” en el sector de impacto. Primeramente, porque aporta financiación, “moviliza inversión y ofrece vehículos de garantías”. Además, “establece marcos legales para impulsar el sector de la inversión de impacto” así como incentivos fiscales. Por último, crea infraestructuras de apoyo que facilitan el desarrollo del ecosistema de impacto.
Por su parte, Arturo Benito, CEO y cofundador de Impact Bridge, señaló que “las entidades públicas son esenciales para construir una industria de inversión de impacto sólida en nuestro país y permiten el abordaje de los desafíos sociales y ambientales de manera efectiva mientras se promueve el crecimiento económico sostenible”, por lo que califica de “reseñable” la labor de organismos como el Fondo Europeo de Inversiones (FEI); COFIDES, especialmente a través del Fondo de Impacto Social (FIS); y del Grupo ICO, “que fue pionero en 2018 en el apoyo a la inversión de impacto en España”.
La opinión de las gestoras
Otras firmas especializadas en la inversión de impacto coincidieron en la relevancia del papel del sector público en el crecimiento de esta industria. Pablo Valencia, socio de Q-Impact, admite que no cuentan con acceso a los “grandes bolsillos” de financiación, por lo que aquí “es importante el sector público” para poder acceder a los inversores institucionales a través de la adquisición de tamaño por la financiación pública. “Aún seguimos apelando a financiación casi filantrópica, aún no accedemos a otros bolsillos para crecer y esto debería mejorar con el tiempo”, aseguró.
Por su parte, Lara Viada, socia de Creas, recordó que estuvieron muchos años convenciendo al mercado de que la inversión de impacto era rentable y, posteriormente, que era escalable. Ahora, “el camino está hecho” y en ese proceso admitió la importancia del sector público. Eso sí, reconoce que aún hay camino por hacer y que a pesar de la evolución acumulada “hay que innovar y demostrar que tenemos un plan financiero de manera rigurosa, así como el impacto de nuestras inversiones”. En definitiva, la próxima fase de la inversión de impacto debería incidir no tanto en el “cómo” sino en el “qué se logra con este tipo de inversión” en términos de inclusión.
Asimismo, Raúl Sánchez, director de Inversiones de Impacto en COFIDES, animó a provocar un cambio en la mentalidad de los inversores, ya que “cuando se menciona la palabra “social”, enseguida se asocia a filantropía”, por lo que es necesario informar de todo lo que se está haciendo en el sector, así como tener “una visión de ecosistema”.
Como representante del ámbito público, Jaime Vera Calonge, Senior Investment Manager del FEI, se enorgulleció de empezar con el objetivo de aportar al ecosistema de impacto, atraer capital privado y financiar el proyecto social. Ahora, cuentan con instrumentos desde la fase semilla de las empresas, “con deuda y capital” y también con instrumentos ligados a la aceleración del crecimiento de las compañías. Además, resaltó el papel de garantías que ofrece el organismo.