Afi Escuela, el centro de formación especializado en economía, finanzas, tecnología y sostenibilidad, ha publicado un documento donde se analiza el impacto de la inteligencia artificial en las ocupaciones, sectores y comunidades autónomas de España.
A nivel nacional, el 14 de mayo de 2024, se aprobó la Estrategia de Inteligencia Artificial 2024, que está estructurada en tres ejes estratégicos y ocho palancas. Entre estas últimas, se recogen acciones para fomentar el talento en la IA y ayudar a la expansión de la IA en el sector privado, singularmente, en pequeñas y medianas empresas, el tamaño predominante en el tejido productivo de España.
Por todo ello, conviene hacer una actualización de cuán expuestos están los ocupados en España al reto que entraña la IA, cómo han evolucionado estas ocupaciones en los últimos años y, cómo se distribuyen sectorial y territorialmente, ya que de ello se deducirá el esfuerzo que requiere la adaptación a esta tecnología disruptiva que ha venido para quedarse.
Ocupaciones más expuestas a la IA
Afi ha recurrido al estudio de “The Occupational Impact of Artificial Intelligence: Labor, Skills, and Polarization” (Felten et al., 2019) para detectar qué ocupaciones están más expuestas a la inteligencia artificial y tratar de identificar la proporción de tareas realizadas por profesionales que podrían optimizarse con el uso de la IA.
Así, por ejemplo, este estudio permite distinguir entre las ocupaciones más expuestas que la media y aquellas otras que lo están menos. Dado que este estudio se realiza para la economía estadounidense, Afi ha tomado como referencia la equivalencia entre SOC1 y CNO2 para poder transformar dicha identificación al caso de la economía española. De esta forma, obtenemos que las ocupaciones más expuestas son aquellas relacionadas con servicios financieros, consultoría y servicios relacionados con la informática; servicios jurídicos y contables; y servicios de telecomunicaciones.
Sobre la base de los microdatos de la EPA anuales, que permiten desglosar las ocupaciones hasta tres dígitos, se puede conocer cuán expuestos están los ocupados en España al reto que entraña la IA en 2023. Así, en 2023, habría 11,1 millones de ocupaciones en España que estarían más expuestas a la IA, 1 millón más que las profesiones caracterizadas por su menor exposición. Dentro de las ocupaciones más expuestas, destacan las siguientes:
- Técnicos y profesionales científicos e intelectuales, que representan cerca del 35% del total de las ocupaciones más expuestas a la IA y el 18% del total de los ocupados en España. Entre ellos, los más relevantes, dada la estructura productiva española, serían los profesores (primaria y secundaria) y los profesionales de enfermería y partería.
- Técnicos; profesionales de apoyo, que suponen algo más del 20% de las ocupaciones más expuestas a la IA y del 10% del total de los ocupados en España. En este caso, el colectivo más relevante serían los agentes comerciales y los asistentes administrativos.
- Empleados contables, administrativos y otros empleados de oficina, que tienen un peso similar a los profesionales de apoyo. Entre ellos, los más expuestos a la IA, en el caso de la economía española, serían los ayudantes administrativos (con y sin atención al público).
Evolución reciente de las ocupaciones más expuestas a la IA
El peso y desglose de las ocupaciones más expuestas a la IA permite entender también la evolución que han tenido en los últimos cinco años. Tomando como referencia el 2019, año anterior a la pandemia, las ocupaciones más expuestas fueron las que más se reforzaron durante los momentos más complicados del covid-19. No solo fueron las ocupaciones más resilientes, sino que además fueron las únicas que incrementaron la contratación de profesionales para poder afrontar los retos que supuso la pandemia.
El refuerzo de profesional sanitario y educativo son buena muestra de ello. Si bien es cierto que el año inmediatamente posterior, 2021, deshizo buena parte de los contratos que se celebraron en 2020, desde entonces su dinámica laboral ha sido más favorable que la de aquellas ocupaciones menos expuestas a la IA. Es más, el importante ritmo de creación de empleo que mantuvo la economía española en 2023 se asentó, sobre todo, en las ocupaciones más expuestas a la IA y no en tareas de menor valor añadido.
El volumen de ocupados hoy en profesiones más expuestas a la IA es un 11,6% mayor que antes de la pandemia, mientras que el de aquellas menos expuestas es apenas un 2,5% superior. El importante empuje de los primeros permite que hoy la economía española cuente con un 7,1% más de ocupados que antes de la pandemia.
Afi apunta cómo este resultado demuestra cierta vulnerabilidad, en tanto y cuando la IA podría sustituir buena parte de las tareas que desempeñan estos trabajadores en el corto plazo, y en el medio plazo podría convertirse en ganancias de productividad. Es decir, la IA supone un reto de optimización del trabajo, en tanto y cuando permite liberar horas de trabajo más rutinario para destinarlas a otras tareas en las que la IA todavía no se ha desplegado con la rotundidad con lo que lo ha hecho ya en las primeras.
Distribución sectorial y territorial de las ocupaciones más expuestas a la IA
La distribución de los profesionales más expuestos a la IA entre sectores económicos y comunidades autónomas permite identificar cuáles se enfrentan a un mayor reto y, por lo tanto, requieren de un esfuerzo mayor que el resto en cuanto a la integración de la IA en las tareas diarias o gasto en formación para un mejor y más rápido acomodo, entre otros.
Por ramas de actividad económica, la práctica totalidad de los profesionales de los servicios financieros, los servicios de programación y tecnología de la información, así como los servicios jurídicos y contables estarían expuestos a la IA, luego serían los sectores que encaran un mayor reto de entre todos los demás. Estos ocupados, además, tienen un peso relevante en la economía española, ya que representan el 6,5% del total en 2023.
Con un porcentaje de ocupados superior al 90% se encuentran también otras ramas de actividad, como: servicios inmobiliarios, servicios de telecomunicaciones, servicios de seguros, reaseguros y planes de pensiones, servicios de publicidad y de estudio de mercado, servicios de impresión y de reproducción de soportes grabados, servicios de edición, servicios veterinarios, servicios de investigación y desarrollo científico, coque y productos de refino de petróleo, servicios técnicos de arquitectura e ingeniería, servicios cinematográficos, de vídeo y televisión, fabricación de productos informáticos, electrónicos y ópticos, y fabricación de productos farmacéuticos. En conjunto, estos sectores representarían el 7,2% del total de la ocupación en 2023.
El documento destaca que son las ramas de actividad, eminentemente, del sector servicios las que presentan un mayor grado de exposición a la IA y no tanto otros macrosectores, como la construcción, la industria o el sector primario.
La distribución de las ocupaciones más expuestas a la IA por comunidades responde a la especialización del tejido productivo de cada territorio, pero pone de manifiesto qué administraciones regionales podrían desplegar más medidas complementarias a las planteadas a nivel nacional para fomentar el talento en la IA, a través de la formación a ocupados y parados; y ayudar a la expansión de la IA en el sector privado, singularmente, en pequeñas y medianas empresas, a través de mecanismos de financiación.
En 2023, la Comunidad de Madrid, Cataluña, País Vasco, Navarra y Cantabria son las únicas comunidades autónomas con un porcentaje de ocupaciones expuestas a la IA mayor que la media nacional. Son las que concentran un mayor volumen de trabajadores en las ramas de actividad indicadas con anterioridad, luego no sorprende que sean precisamente estas las que más esfuerzo tengan que realizar para acompañar al tejido productivo a afrontar con éxito el reto que implica la IA para buena parte de los ocupados de estas regiones. Aun cuando el resto de comunidades no estén tan expuestas, su transición hacia una economía más intensiva en el uso de estas tecnologías también sería deseable, ya que de lo contrario podrían mantenerse, cuando no agrandarse, las divergencias regionales existentes, provocando problemas sociales y económicos de otra índole (desigualdad).