Con el acuerdo de intercambio de información tributaria con EE.UU. en plena vigencia, los grandes titulares de la prensa argentina han vuelto a alarmar a los contribuyentes. En entrevista con Funds Society, el jurista Martín Litwak explica la situación con una idea central: la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos de Argentina) actual no ha cambiado con el nuevo gobierno, así que todo sigue igual.
Pero también sería un error pensar que la situación está peor. Si bien la ley FATCA de Estados Unidos (aprobada en 2010 y vigente desde 2014) representa la política de Estado de Washington en la materia independientemente de quién gobierne, el acuerdo de intercambio de información tributaria entre Argentina y EE.UU. es limitado, alcanza sólo a cierto tipo de contribuyentes y se refiere a información generada a partir de enero de 2023.
“¿Estados Unidos va a empezar ya a dar información a Argentina?, no lo sabemos, puede empezar este año o el que viene. Lo que sí sabemos es que siempre será información desde el 2023 en adelante, no hay ninguna cláusula que permita un intercambio anterior. Aquellos que tienen todo estructurado de manera eficiente desde 2022 pueden estar tranquilos”, explica Litwak.
“En Estados Unidos hay un secreto bancario muy fuerte pero este intercambio no lo hacen los bancos, lo hace la administración tributaria local (el IRS), que puede mandar a su contraparte argentina (la AFIP) información de retenciones que ellos hagan, es decir, retenciones sobre ganancias de fuente americana (esencialmente intereses y dividendos). Y eso se reporta de cuentas a nombre de argentinos, a nombre de sociedades argentinas y/o a nombre de LLCs con un único miembro que sea argentino, siempre y cuando la cuenta bancaria de dicha entidad (la LLC) haya sido abierta con un W8 y no con un W9. Si bien esto último no es técnicamente correcto, existen bancos y brokers que lo hacen de ese modo”, añade el experto.
Litwak recuerda el tipo de estructuras que no están alcanzadas por el acuerdo con la administración estadounidense: sociedades extranjeras (las típicas offshore) y entidades domesticas que no sean LLCs single member. Obviamente, también quedan fuera los trusts, las fundaciones y los fondos privados familiares.
La vieja AFIP sigue igual
Con la llegada al poder del libertario Javier Milei, quien no ha dudado en calificar de “héroes” a los evasores fiscales y de adjetivar el tema de los impuestos de manera imposible a veces de reproducir sin herir el pudor, muchos podrían pensar que la temible AFIP, la administración fiscal argentina, estaría ya desarticulada y pulverizada por la motosierra.
Pero no es el caso: “Los funcionarios siguen siendo los mismos – muchos de la época peronista – en la práctica todo está igual. Además, los impuestos han subido y la presión sobre el contribuyente continúa”, dice Litwak.
¿Hay un doble discurso o es difícil en tan poco tiempo cambiar las estructuras del Estado?
El jurista piensa que hay un poco de los dos: “Cuesta mucho cambiar las cosas, pero si no empiezas no lo haces nunca. Hay cuadros no peronistas dentro de la AFIP, se podía haber hecho un recambio”.
Litwak recuerda cómo durante el mandato de Mauricio Macri (2015-2019) se perdió una ocasión de aprovechar su enorme popularidad (se hablaba de 16 años en el poder para el macrismo) y el “momentum” del blanqueamiento, que se dio en Argentina y en toda Latinoamérica de manera casi simultánea, pero que en Argentina no produjo una mejora de la relación entre el contribuyente y la administración fiscal.
Pensar en una buena relación entre fisco y pagador parece utópico, todavía más viniendo el creador de la célebre frase “infiernos tributarios”. Pero Litwak explica la particularidad argentina: un endiablado enjambre de leyes fiscales, una alta presión tributaria, un récord mundial de horas contables para hacer las liquidaciones de impuestos, pequeñas y medianas empresas que tienen hasta un vencimiento por día …. Y todo esto, alimentando un Estado no siempre eficiente y con serios problemas de corrupción.
Ante esto, Litwak piensa que desde ya sí se podrían hacer pequeños grandes cambios: “Hay sistemas, como el estadounidense, donde la estructura tributaria tiene cierta lógica. La AFIP tendría que comunicarse más con el sector privado para entender cómo mejorar las cosas para los contadores y los contribuyentes de base”.
Ley Bases y blanqueo
Argentina es un país en transición. La Ley Bases, que se puede definir como la gran reforma legislativa de la era Milei (una ley inmensa, ómnibus o tren de carga) está teniendo modificaciones a lo largo de su trayecto parlamentario.
“La Ley Bases tiene un capítulo fiscal que viene cambiando, de hecho, hoy en día constituye un proyecto de ley en sí mismo, paralelo a ley principal, pero que tiene cosas buenas, como el aumento del límite para los monotributistas, o la moratoria de pagos para empresas (que están todas sobreendeudadas)”, dice el experto.
Pero un nuevo proceso de blanqueo tributario todavía está por ver: “Por ahora sólo exite un proyecto, pero después de lo sucedido durante la presidencia de Macri, cuando se revelaron identidades y además luego se subieron impuestos, realmente no creo que tenga mucho sentido. La realidad es que la administración Milei es frágil y que, por ahora, en Argentina hay inestabilidad política”, añade Litwak.
Sólo nombrar a la AFIP provoca sudores fríos entre los más aguerridos. Ante esto, Litwak hace varias recomendaciones: no leer la prensa generalista ni hacer caso de las redes sociales, “uno tiene que asumir la responsabilidad de informarse” en la prensa especializada o con asesores. Evitar el ruido político, mirar los hechos, no las intenciones. Y, en tercer lugar, quien no tiene las cosas ordenadas, todavía está a tiempo.