La aversión al riesgo aumentó considerablemente en diciembre. Los últimos días del año suelen ser un período de escasa liquidez en los mercados financieros y este año se ha visto más reducida aún por la preocupación entre los inversores acerca del abaratamiento del petróleo, la crisis financiera que se avecina en Rusia, la situación política en Grecia y los temores a un contagio de la renta fija privada, explican los expertos de ING IM en su último informe mensual de mercado. En consecuencia, dicen, la volatilidad sufrió un repunte que provocó que los inversores buscaran valores refugio.
El anuncio de elecciones presidenciales anticipadas en Grecia y la probabilidad mucho mayor de que se celebren elecciones generales en los dos próximos meses desencadenó la mayor caída en un solo día de la bolsa griega desde 1987 y fuertes tensiones en el mercado de deuda pública de los países periféricos de la zona euro. La acusada caída de los precios del petróleo acrecentó estos temores, porque crea fricción a muy corto plazo en el sector de la energía, y podría conducir a crecientes impagos en el segmento de deuda high yield, dando lugar a tensiones (geopolíticas) para los exportadores de materias primas, afirma el análisis de ING IM. Por último, la firma holandesa explica que la volatilidad vista en los mercados en diciembre también se debió, en parte, al ajuste en el posicionamiento de los inversores, muchos de los cuales habían asumido más riesgos en las últimas semanas en previsión de una carrera alcista en diciembre.
Está previsto que la economía mundial crezca un 3% en 2015, lo que supone una ligera aceleración con respecto al 2,9% previsto para 2014. Pese a la elevada volatilidad trimestral, la tendencia de la dinámica de crecimiento mundial se ha mantenido sorprendentemente estable en torno al 3% en los últimos años. No obstante, esta resistencia refleja tendencias divergentes en las economías desarrolladas y emergentes, registrando las primeras una aceleración y las segundas una ralentización. Podemos observar que esa divergencia es el resultado de dos grandes ciclos crediticios no sincronizados en los que los mercados emergentes experimentan un ciclo bajista mientras que las economías desarrolladas ya han dejado atrás lo peor o, en algunas regiones, incluso registran una leve recuperación.
Sin embargo, a corto plazo la caída inusualmente pronunciada de los precios del petróleo de las últimas semanas puede ser negativa para muchas partes de la economía mundial. Esto se debe a que da lugar a fricciones a muy corto plazo en el sector de la energía, conduce a un creciente riesgo de impagos en la deuda de alta rentabilidad y genera tensiones para los exportadores de materias primas.
La caída de los precios del petróleo está, para los expertos de la firma, alimentando las fuerzas desinflacionarias y podría inducir a los bancos centrales a relajar aún más sus políticas monetarias. Por tanto, creen que el efecto neto sobre la demanda mundial será positivo.
En conjunto, “consideramos que el bajo precio del petróleo refuerza las perspectivas de crecimiento a medio plazo de la economía mundial. Por tanto, pensamos que la escalada de aversión al riesgo es transitoria y la consideramos una oportunidad para comprar activos de riesgo, como acciones y valores de compañías inmobiliarias cotizadas”, concluye el documento de ING IM.