Zubi Group, grupo de empresas de impacto social y medioambiental que proporcionan rentabilidades financieras de mercado, ha celebrado su décimo aniversario con el evento Zubi Impact Investment Day, en el que la compañía ofreció unos ambiciosos objetivos. Así, sus planes para la próxima década incluyen movilizar 1.000 millones de euros de coinversores, family offices, inversores institucionales, frente a los 60 millones de inversión directa que presenta en la actualidad.
Con estos recursos se financiarán proyectos con el fin de evitar que 200.000 millones de toneladas acaben en vertederos y la emisión de 1.000 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera; de mejorar la salud y bienestar de 100 millones de personas, de facilitar una vida más sostenible a 100 millones de ciudadanos, así como de contribuir al desarrollo del talento de un millón de personas.
La estrategia para los próximos diez años, según comentó Iker Marcaide, fundador y presidente ejecutivo de Zubi Group, durante el evento, “se enfocará en convertir a Zubi en un actor más global y con un enfoque más sistémico y catalítico, atrayendo talento para seguir creando e invirtiendo en empresas que resuelvan retos sociales y ambientales para crear un futuro mejor”.
Una jornada sobre inversión de impacto
El Zubi Impact Investment Day organizó cuatro mesas de diálogo en torno a la inversión de impacto relacionada con el emprendimiento, el desarrollo de proyectos inmobiliarios sostenibles que transformen las ciudades, el papel de la educación como herramienta de cambio social, así como la gestión de inversiones.
Por su parte, Pablo Lara, Managing Partner de Zubi Labs, comentó que para que haya impacto «se necesita dimensión y escalabilidad; vamos a hacer de Zubi Labs un unicornio de impacto en Europa y, en una siguiente fase, a nivel mundial”. Asimismo, Jose Nistal, CEO de Zubi Capital, añadió que en Zubi «gestamos la generación de impacto a través del uso catalítico del capital; es importante destacar que para nosotros la rentabilidad va de la mano del impacto”. Por último, el CEO de Zubi, Carlos Martin, puso cierre a las jornadas con una ambiciosa invitación: “Queremos que muchos inversores se unan al mundo del impacto y producir una catálisis y un crecimiento exponencial”.
También participó en el evento Rocío Albert López-Ibor, la consejera de Economía, Hacienda y Empleo de la Comunidad de Madrid, quien admitió que le «encanta» que Zubi naciera en Valencia «y que ahora esté también en Madrid», para, después, afirmar que la innovación del Grupo «tiene un efecto positivo sobre la sociedad. En sólo 10 años habéis pasado de ser un conjunto de emprendedores a un grupo diversificado y focalizado en el impacto social y medioambiental, que es mucho más duradero que el propio impacto económico”.
En la última ponencia, titulada De nicho a norma: la perfecta integración de las inversiones de impacto, Jaime Vera, gestor senior de Inversiones en el departamento de Impacto Social del FEI, afirmó que la inversión de impacto «es una forma de invertir», que cuenta con «una intención, con un impacto en el modelo de negocio y es necesario que sea escalable». Asimismo, es consciente de que «hay que seguir atrayendo capital privado» al sector, además de «cambiar la mentalidad cultural» que existe alrededor de la inversión de impacto.
En unos términos similares se expresó Raúl Sánchez, director de Inversiones de Impacto COFIDES, que comentó que el sector tiene ante sí «un tema de mitos» porque «cuando se pone por delante la palabra social» suele haber reticencias, pero también resaltó que, en la actualidad, «hay un componente de confianza en lo que hacemos, queremos una transformación social».
Por su parte, Matt Christensen, Global Head Sustainable & Impact Investing en Allianz Global Investors, reconoció que ya cuentan con clientes que piden inversiones sociales, pero también reconoce que la inversión de impacto en temas sociales es más difícil de sacar adelante que la relacionada con temas medioambientales.
Asimismo, Ana Guzmán, directora de Inversiones e Impacto y miembro del Consejo de la Agencia de Valores Portocolom, afirmó que «no pensamos en términos políticos, sino en rentabilidad social y medioambiental».