En el último año, el gobierno de Estados Unidos ha incurrido en un déficit presupuestario masivo de 2 billones de dólares (trillions en inglés), equivalente al 7.2% del PIB, a pesar de las bajas tasas de desempleo. Este gasto deficitario ha sido impulsado por diversos factores, incluyendo los costos de guerras, la crisis financiera, la pandemia, recortes fiscales no financiados y programas de estímulo. Tanto las administraciones republicanas como las demócratas han contribuido a este despilfarro fiscal, dice un informe de BigSur Partners al que accedió Funds Society.
La creciente deuda nacional no puede mantenerse indefinidamente, ya que los costos de interés eventualmente se volverán inmanejables, aseguran los expertos y explican que de las tres maneras que hay para bajar la deuda, la única que podría llevarse a cabo es la de mejorar la productividad a través del uso de inteligencia artificial.
Esta propuesta se fundamenta ya que las otras dos maneras de combatir la deuda: reducir las tasas de interés reales a través de tasas nominales bajas, o reducir las tasas de interés reales mediante una mayor inflación, no están ocurriendo y no parecen ser una política adoptada por el gobierno.
Los déficits presupuestarios continuos en Estados Unidos han contribuido a una política fiscal insostenible que eventualmente deberá ser controlada. La deuda federal de EE. UU. está en niveles récord en términos absolutos y cerca de niveles récord como porcentaje del PIB. Dado el aumento de las tasas de interés, los costos de financiamiento de EE. UU. están comenzando a desplazar otros programas de gasto, ya que tanto los niveles de tasas de interés como los niveles de deuda están simultáneamente elevados.
Para enfrentar estos problemas fiscales, se necesitarán ganancias de productividad, es decir, un crecimiento económico que supere la formación de capital y el crecimiento poblacional. A corto plazo, es poco probable que la política fiscal sea un problema para los activos de riesgo, dado que la mayoría de las economías desarrolladas del mundo están en una situación similar. El optimismo económico tiende a dominar los temores a largo plazo.
Sectores Dependientes del Gasto Público
Si bien la economía de EE. UU. ha mostrado algunas ganancias de productividad gracias a la IA y otras tecnologías, el último informe del mercado laboral indica que una parte significativa del nuevo crecimiento del empleo se está produciendo en los sectores de gobierno, salud y asistencia social, que dependen del gasto público en lugar de impulsar el crecimiento de la productividad a largo plazo. En algunos estados progresistas como California, Illinois y Oregón, estos sectores representan todo o más del crecimiento neto del empleo, lo que sugiere un cambio hacia un modelo económico más socializado.
La falta de coordinación entre la política fiscal expansiva y la política monetaria restrictiva destinada a controlar la inflación también es problemática, ya que puede conducir a un ciclo de retroalimentación donde el endeudamiento para pagar las deudas alimenta la inflación en lugar de contenerla. Si bien la política monetaria puede utilizarse para abordar la desaceleración económica o la recesión, la continua dependencia de la política fiscal expansiva y la incapacidad para controlarla plantean riesgos de consecuencias a largo plazo.
En este año electoral, nuestro escenario macroeconómico base es una situación de “Ricitos de Oro” (ni muy frío ni muy caliente) con los mercados de riesgo esperando continuar su rally. Creemos que es un mercado para «comprar en la debilidad» para acciones de «alta calidad», bonos corporativos de alta calificación y bonos municipales estadounidenses de largo plazo y altamente calificados (para inversores nacionales).
Este artículo fue elaborado con lo expuesto en el número 101 de The Thinking Man’s Approach de BigSur Partners. Para leer el texto completo puede acceder al siguiente enlace.