Emily Pollock, directora de Clientes, Soluciones de Schroders Capital, y Holly Turner, especialista en clima de Schroders Capital, abordan en esta entrevista la situación actual de las inversiones climáticas desde la perspectiva de la firma, destacando la división de su empresa en cuatro grandes temas de impacto climático: mitigación del cambio climático; adaptación al cambio climático; vulnerabilidades sociales; y capital natural y biodiversidad.
¿Qué tipos de inversores están creando asignaciones climáticas específicas y cómo las están desplegando?
Emily Pollock: Observamos interés en todos los segmentos de la base inversora asignaciones climáticas, y ese interés va en aumento. En Schroders Capital, segmentamos nuestros tipos de inversores en pensiones, seguros, propietarios de activos a largo plazo y patrimonio, y actualmente es el segmento de las pensiones el más activo. En él, estamos viendo compromisos específicos en materia de clima y descarbonización.
Estos inversores también están sujetos a las normativas más onerosas desde el punto de vista del reporting. A menudo vemos que el mercado institucional de pensiones lidera las tendencias de inversión, y también estamos observando un creciente interés por parte del mercado de contribución definida (CD). Los seguros son un segmento en crecimiento, mientras que los propietarios de activos a largo plazo, incluidos los family office, las fundaciones, las dotaciones y los fondos soberanos, también están asignando una parte de sus carteras a esta temática. En particular, las fundaciones y las dotaciones han sido históricamente grandes inversores en private equity (capital riesgo) y grandes defensoras de gestores emergentes, por lo que están bien posicionadas para comprometerse con los nuevos segmentos de la inversión climática.
Para el segmento wealth, en cambio, los activos privados son un mercado nuevo, pero en expansión. En lo que respecta al despliegue, los inversores acceden al mercado de diferentes maneras: algunos parten de una asignación básica y otros establecen compartimentos de impacto o asignaciones que se centran en determinados subtemas. Cada vez se reconoce más la necesidad de capital en los mercados emergentes y, por lo general, los inversores tienen compromisos en torno a la neutralidad o la descarbonización a largo plazo que fomentan la asignación de activos.
Holly Turner: Vemos dos motores reales de crecimiento a corto plazo. En primer lugar, hay muchas iniciativas del sector relacionadas con el clima que piden a los inversores que asuman compromisos específicos, centrándose en cuestiones como la descarbonización de la cartera, la propiedad activa o la asignación específica de una cantidad de capital a soluciones climáticas. En segundo lugar, está la regulación relacionada con el clima. Desde el punto de vista de los inversores, esto significa que cada vez se examinan con más detalle los riesgos y oportunidades relacionados con el clima, lo que fomenta una mayor consideración.
La crisis climática está dando lugar a estrategias que no encajan perfectamente en los distintos tipos de activos. ¿Qué observa en el desarrollo de fondos temáticos y multiactivos?
EP: El crecimiento de los mercados privados ha sido asombroso, con una proliferación de fondos especializados en diferentes industrias, geografías y tipos de inversión. Por ejemplo, el sector de las infraestructuras ha pasado de un puñado de gestores core/core-plus a un espectro completo de deuda y renta variable, junto con rentabilidades core hasta private equity. Durante el mismo período, observamos el auge de nuevas estructuras de fondos abiertos y alternativas semilíquidas que han aparecido gracias el crecimiento del mercado secundario, y la entrada de nuevos inversores procedentes del mercado de CD y minoristas, así como un aumento de las coinversiones y de los fondos secundarios dirigidos por GP (General Partners), lo que crea más puntos de acceso y opciones de riesgo-rentabilidad. En lo que respecta al clima, vemos más fondos temáticos, centrados en resultados más que en clases de activos. Sin embargo, la complejidad y la competencia hacen que la especialización sea clave. Este no es un mercado para generalistas.
Los cuatro grandes temas de impacto
En Schroders dividimos nuestros temas de impacto climático en cuatro grandes categorías: mitigación del cambio climático; adaptación al cambio climático; vulnerabilidades sociales; y capital natural y biodiversidad. A los inversores les interesa desde el punto de vista de los resultados y la accesibilidad, por lo que podrían buscar inversiones que ya sean bajas en carbono, invertir en empresas que incluyan la acción o la transición climática entre sus objetivos, o respaldar a compañías que ofrezcan productos o servicios que aporten soluciones climáticas, como herramientas de mitigación o adaptación al cambio climático. Esta última categoría de soluciones climáticas es actualmente objeto de gran atención en los mercados privados.
¿Qué estrategias de soluciones climáticas son más atractivas hoy en día?
EP: Identificamos las tres estrategias que ofrecen soluciones climáticas y que destacan sobre el resto: las energías renovables y una infraestructura de transición energética más amplia; la transición energética vinculada al transporte sostenible, que puede incluir tanto infraestructuras renovables como financiación de capital privado; y la gestión de recursos y la circularidad, que es principalmente una estrategia de Private Equity (PE).
¿Cómo encaran los inversores de mercados privados las soluciones climáticas?
Dadas las oportunidades que ya existen, los inversores privados pueden enfocar la inversión en soluciones climáticas de muchas maneras, a través del tema, la clase de activos, la rentabilidad, la geografía o el impacto. En las clases de activos privados, el private equity y las infraestructuras ocupan una posición dominante, pero el capital natural, que supone una asignación mucho menor, también tiene el potencial de crear un impacto significativo. Vemos mucho interés por parte de los inversores en centrarse en el hidrógeno frente a la energía renovable tradicional, y en la gestión de los recursos naturales.
Otra nueva vertiente que nos parece importante es la adaptación al clima, que ayuda a las comunidades a ser más resilientes al impacto del cambio climático y constituye en gran medida una oportunidad para los mercados emergentes. Es fundamental que los inversores adopten una estrategia donde exista un equilibrio entre las nuevas y prometedoras líneas de soluciones climáticas y el despliegue de tecnologías viables ya existentes, y que no se dejen atrapar por áreas nuevas y llamativas.
¿Qué avances están viendo en torno a las soluciones basadas en la naturaleza?
EP: El capital natural, por ejemplo, es un tema que los inversores institucionales exploran cada vez más como un pilar importante de la mitigación del cambio climático. Cuando pensamos en los inversores que quieren alcanzar el cero neto, la captura de carbono puede hacerse a través de soluciones basadas en la naturaleza o a través de la tecnología, pero la tecnología todavía tiene mucho camino por recorrer. Las soluciones basadas en la naturaleza son acciones que ayudan a proteger, restaurar o gestionar los activos naturales, es decir, proyectos de conservación, restauración y forestación que, desde la perspectiva del universo invertible, tienden a ampliar las categorías básicas del capital natural: silvicultura, agricultura y servicios ecosistémicos. La silvicultura y la agricultura han sido invertibles durante muchos años, evolucionando con el tiempo para considerar elementos como el carbono y la biodiversidad más allá del simple rendimiento del producto comercializado. Los servicios ecosistémicos incluyen conceptos nuevos, como los primeros mercados de créditos de carbono y compensaciones, que trabajan para incluir el impacto medioambiental a las nuevas fuentes de ingresos.
Los inversores muestran mucho interés por las oportunidades basadas en la naturaleza relacionadas con la resiliencia al cambio climático o la adaptación al mismo, junto con la mitigación del cambio climático, pero la accesibilidad para el capital institucional sigue siendo bastante complicada y nos encontramos en una fase de profunda exploración. Los avances en materia de track record, reporting y nuevos mecanismos podrían impulsar esta oportunidad, lo que podría tener un impacto significativo teniendo en cuenta la ubicación de muchos ecosistemas críticos en los mercados emergentes.
La medición en inversiones climáticas avanza
Muchos inversores eligen inversiones climáticas por sus características de riesgo-rentabilidad, pero cuando la asignación está vinculada a un compromiso u objetivo específico, la medición del impacto adquiere gran importancia.
Consideramos la cuantificación del impacto climático de las inversiones de dos maneras. Por un lado,tenemos en cuenta la medición del impacto en general, pero, por otro lado, también adoptamos métricas específicas relacionadas con el clima, como las emisiones evitadas, el carbono capturado o la biodiversidad. Aún queda mucho trabajo por hacer en todos estos aspectos, pero es alentador que cada vez haya más directrices y normativas sobre la divulgación de información. Ello no hará sino contribuir a que el Reporting y la medición relacionada con el clima que las instituciones financieras quieren presentar en el futuro.