Al igual que con cualquier inversión, el capital está en riesgo.
A finales de los noventa, mis padres se mudaron de China al Reino Unido, para que mi madre continuara con sus estudios, pero al final se quedaron por trabajo. Mientras tanto, yo pasé 18 meses en Nankín con mis abuelos, y mis padres nos apoyaban económicamente enviando parte del sueldo que ganaban.
En aquel entonces, para hacer transferencias al extranjero desde el Reino Unido había que acudir a una sucursal de Western Union o MoneyGram y depositar el dinero en efectivo. Después, te entregaban un recibo en papel y tocaba esperar, con nervios e incertidumbre, a que se tramitara el envío. Mis padres, por ejemplo, llamaban cada día a mis abuelos para comprobar si por fin había llegado el dinero. Las facturas no se pagaban solas, y el proceso era estresante y lento, además de muy caro: de cada 100 libras que enviaban, 6 desaparecían en comisiones.
Cuando en Positive Change comenzamos a interesarnos por Remitly en 2021, me acordé inmediatamente de la experiencia de mis padres. Esta empresa con sede en Seattle permite a los trabajadores migrantes enviar parte de lo que ganan a sus lugares de origen, que suelen ser países con ingresos bajos.
El flujo de dinero desde el mundo desarrollado hacia países en desarrollo representa más de 600.000 millones de USD al año. En 2023, Remitly tramitó más de 30.000 millones de USD en transferencias; es decir, casi el 5 % de todo el volumen del sector.
Este dinero tiene un impacto tremendo en la vida de las personas más pobres del planeta, que llegan a destinar hasta el 75 % del importe de cada envío a cubrir bienes y servicios esenciales, como comida, alojamiento y salud. Además, impulsa el desarrollo económico, ya que suele ser la mayor fuente de ingresos extranjeros de los países en desarrollo, por encima del total de la inversión extranjera directa.
La aplicación móvil de Remitly es muy fácil de usar: basta con introducir los datos de la tarjeta, la información del destinatario, y el importe de la transferencia. Luego haces clic en enviar. El dinero llega al instante, o dentro de dos horas por una comisión inferior. Las transferencias pueden hacerse a cuentas bancarias en el extranjero o a aplicaciones de monedero digital que son muy populares en los países en desarrollo, en los que muchas personas carecen de servicios bancarios. Remitly cobra una comisión fija reducida, aunque la cifra exacta depende del país, y los tipos de cambio suelen ser más favorables que los que ofrecen los establecimientos a pie de calle.
La primera vez que consideramos invertir en Remitly fue cuando salió a bolsa en el Nasdaq en septiembre de 2021. Nos sorprendió la personalidad de su cofundador, Matt Oppenheimer, que después de haber trabajado para un banco global en Kenia quiso aumentar la transparencia y la seguridad de los envíos de dinero, y reducir el estrés que sufren los remitentes. Pronto nos convencimos de los beneficios que tendría esta empresa para las personas que menos ingresos perciben; aquellas que en Positive Change consideramos «la base de la pirámide».
Además de tener un objetivo muy claro, Oppenheimer estaba al corriente de la realidad en este sector tan competitivo y, sobre todo, de la importancia de centrarse en los costes e invertir sobre todo en las rutas internacionales de pago más empleadas, que ofrecen el mayor retorno de la inversión gracias a su volumen potencial. Actualmente, parece estar tomando las decisiones adecuadas con respecto al curso de expansión de la empresa y al precio de sus servicios.
Como Remitly no es la única empresa en este sector, quisimos investigar detenidamente su evolución y comprobar su ventaja competitiva. Para comprender mejor la cultura de la empresa, visité su sede en Seattle y me reuní con el equipo directivo, los ingenieros de software y otros empleados. En esta ciudad, empresas como Microsoft o Amazon compiten constantemente por atraer a los mejores talentos; sin embargo, tuve la impresión de que los empleados de Remitly estaban contentos con su trabajo.
A finales de 2022, estábamos lo suficientemente convencidos para invertir en ella y, entre otras cosas, vimos con buenos ojos que invirtieran en software para optimizar el complejo proceso de enviar dinero a través de un sinfín de fronteras. Además, aunque los procesos de identificación de clientes y de cumplimiento de las normativas de lucha contra el blanqueo de capitales pueden ser costosos, Remitly se beneficia de sus economías de escala. Asimismo, su inversión en inteligencia artificial facilita la detección de fraudes y la fijación de precios, y cuantos más pagos tramite, menor es el coste de cada uno.
Por otra parte, el crecimiento de Remitly le permite aumentar su inversión en marketing y aprovechar el reconocimiento de su marca. De hecho, ya ha conseguido grandes resultados adaptando sus anuncios a las particularidades culturales de varias comunidades de inmigrantes (como la mexicana y la filipina en EE. UU.), en lugar de utilizar campañas genéricas globales.
También nos fijamos en su increíble capacidad para fidelizar clientes, una característica que brilla por su ausencia en los proveedores tradicionales de la época de mis padres; y es que Remitly tiene una tasa anual de retención de clientes del 90 %, una cifra superior a la de Netflix.
Aunque el envío de dinero desde EE. UU. constituye la principal actividad de Remitly, el ritmo al que crece su negocio internacional está acelerándose. Es una opción atractiva para los inmigrantes que quieren enviar parte del salario que ganan en Europa u Oriente Medio a sus países de origen, y ambos representan dos grandes mercados en los que puede expandirse rápidamente.
A largo plazo, la empresa ha puesto sus miras en Australia, Nueva Zelanda, Japón, Hong Kong, Singapur y otras muchas regiones, y confiamos en que tendrá un alcance global de aquí a cinco, diez años.
Jeff Bezos ha invertido en Remitly, y Oppenheimer me confesó que había basado el modelo de su propio negocio en el funcionamiento de Amazon. Al fin y al cabo, la empresa de Bezos tuvo que efectuar una descomunal inversión logística para poder entregar cientos de miles de paquetes por todo el mundo en las 24 horas siguientes a una compra, y los retos a los que se enfrenta Remitly no son menos arduos. Tan solo en EE. UU. se transfiere dinero a más de 100 países, lo que representa más de 4000 rutas de pago transfronterizas con tipos de cambio en constante fluctuación, por no hablar de que cada país impone sus licencias y regímenes de cumplimiento propios, y obstáculos a las nuevas entidades financieras.
Es increíble lo mucho que ha cambiado la situación desde aquellas llamadas impacientes de mis padres desde el otro lado del mundo. Ahora, quien manda es el cliente, y no le importa si una empresa tiene que hacer frente a muchos o pocos retos; lo importante es que las transacciones lleguen a su destino, y cuanto antes.
Cuesta encontrar empresas de alto crecimiento que mejoren la vida de las personas en la base de la pirámide. Los productos y servicios a su alcance suelen ser muy locales, y las empresas que los proporcionan, generalmente no suelen convertirse en compañías multimillonarias en las que se pueda invertir. Sin embargo, estamos seguros de que otras empresas seguirán el camino de Remitly, aprovechando las aplicaciones y otras tecnologías para aportar su grano de arena y mejorar la calidad de vida de las personas en las comunidades más vulnerables.
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