El cofundador de PIMCO y experto en renta fija ha sido muy directo en sus perspectivas de mercado para mayo, y ha lanzado un mensaje muy claro. En su opinión, las estrategias de retorno absoluto (total return) han muerto. Una afirmación llamativa si tenemos en cuenta que fue gestor de PIMCO Total Return Fund, que se convirtió en uno de los mayores fondos de renta fija del mundo bajo su dirección.
Según explica el afamado gestor, funcionaron bien hasta el verano de 2020, “cuando los sedimentos a 10 años tocaron fondo en 53 puntos básicos”. En ese momento, señala, “estas inversiones llegaron a parecerse a Sísifo: dos pasos cuesta abajo y un paso hacia arriba en el precio”. Según su argumento, como los rendimiento estaban cerca del 0%, no del 15%, y las duraciones estaban ahora en la categoría de más de 20 años, las estrategia de retorno absoluto dejaron de tener sentido.
La reflexión de Gross radica en que la idea de las estrategias de total return se originó a principios de los 80, en un contexto de mercado muy diferente al actual. “Esta brillantez de sentido común emanaba de un rendimiento del Tesoro a 30 años del 15% y la observación de que, basándose en duraciones de 6-7 años, podrían llegar al 17,5% antes de que un inversor se encontrara en números rojos. En aquel momento no era un tiro por la culata, pero casi. Así los gestores fueron capaces de invertir la realidad pasada de los certificados de confiscación, nombre por los que se les conocía entonces, y producir una rentabilidad absoluta que era positiva”, explica en su misiva de este mes.
Ahora bien, sobre si esta tendencia continuará, Gross no tiene una visión clara. “Bueno, no en la misma magnitud y mucho depende de la inflación futura, del objetivo de tipo de interés real a corto plazo de la Fed y de la oferta futura”, afirma.
En este sentido, el gestor pone el foco en este último concepto: la oferta futura de bonos del Tesoro. Teniendo en cuenta que el saldo pendiente de los bonos del Tesoro ha estado aumentando a un ritmo anual de más del 10% durante los últimos 18 meses, debido a los déficits fiscales tras el COVID-19, Bross considera que el rendimiento del crédito total pendiente (bonos del Tesoro, empresas hipotecas, préstamos bancarios, etc) se estima en un 5,5%, y se espera que siga subiendo. Además, cree que la economía estadounidense requerirá más déficits fiscales y aumentos netos de deuda del Tesoro de uno a dos billones o más al año para lograr que su economía crezca.
En su opinión, estos son muchos bonos. “Esa es una buena razón por la que los bonos del Tesoro a 10 años están al 4,6% en lugar del 0,5% de 2020. Y esa es una buena razón por la que la Fed mantiene la tasa de interés de los fondos federales en el 5,25% en lugar de en 0, teniendo que poner precio al dinero para satisfacer a los vigilantes ahora que el QE es historia y el QT está en marcha. Busquen rendimientos a 10 años al 5% en los próximos meses, no del 4%. Los que abogan por tipos más bajos tienen que contrarrestar la inexorable subida de la oferta del Tesoro y es probable que el precio de los bonos tenga ese comportamiento de Sísifo. La rentabilidad absoluta ha muerto. No deje que le vendan un fondo de bonos”, concluye Bross para cerrar su argumento.