El sector de la salud presenta este año condiciones favorables para destacar, tanto en rendimiento como en cuanto a las valoraciones, asegura Jon Stephenson, gestor del BNP Paribas Health Care Innovators, un fondo centrado en la innovación y sobre todo en las áreas de la biotecnología y los dispositivos médicos.
“Soy muy optimista sobre las perspectivas para el sector. Si nos fijamos en el largo plazo, el cuidado de la salud tiende a superar en crecimiento al mercado en general, como resultado de que los gastos en salud conforman una parte cada vez mayor del PIB. En el contexto de valoraciones razonablemente estables, eso significa un rendimiento superior”, destaca el gestor en conversación con Funds Society.
Otro factor a tener en cuenta es en su opinión que 2023 fue un año muy difícil para el índice. “Si nos fijamos en los datos históricos, por lo general vale la pena invertir en el sector después de esos períodos, porque al rendimiento secular se le suma la recuperación tras lo sucedido en los últimos 12 meses”, añade.
La demanda de asistencia sanitaria ha crecido mucho en los últimos años. ¿Qué fuerzas sociales están impulsando esta tendencia?
El crecimiento de los gastos de salud como una porción del PIB es un fenómeno que ha estado ocurriendo durante mucho tiempo. Todos los gráficos que he visto sugieren que es básicamente una tendencia de varias décadas, y está impulsada por muchas tendencias demográficas y seculares: la persistencia de estilos de vida poco saludables en todo el mundo, que están provocando obesidad y costes derivados, el envejecimiento de la población, que se prevé que siga aumentando en los próximos 10 años como mínimo. Es global y va a ser un gran impulsor de la demanda de asistencia sanitaria, porque con cada año que pasa existe mayor riesgo de cáncer, de enfermedades cardiovasculares, demencia, etc. Y el cuidado al final de la vida es tan caro en relación con lo que gastas al principio.
Además de eso, si estamos pensando globalmente, hay un vínculo casi lineal entre el PIB per cápita y el gasto sanitario per cápita. Así que, a medida que más y más economías mundiales se hacen más ricas, aumenta la demanda de atención sanitaria.
El último componente, que creo que realmente no recibe mucha atención, es el impacto que la innovación tiene en la propia demanda del mercado. Aunque sigue habiendo muchos problemas sin resolver, los avances en los campos de la salud han alargado la vida de muchas personas con enfermedades que hace 20 o 30 años le habrían causado la muerte.
¿Qué tecnologías o innovaciones cree que van a ser más disruptivas en los próximos años?
Diría que obviamente hay una abundancia de innovación en todo el sector, pero creo que, tras el fuerte impacto de la secuenciación genética realizada en los últimos años, algunas de las innovaciones más impactantes vendrán de cómo tomar esos aprendizajes y traducirlos en medicamentos. Tenemos numerosas técnicas distintas con capacidad de combinar anticuerpos con cargas quimioterapéuticas, así como la capacidad de mejorar el sistema inmunitario, mediante células T rediseñadas que se extraen del cuerpo, se rediseñan para atacar el cáncer y se vuelven a introducir en el organismo. Contamos con la creación de la terapia génica y las técnicas de edición de genes y la capacidad de interferir a nivel del ARN entre el código genético y las proteínas que se expresan en los pacientes. Así que queda el desafío de tomar todos estos aprendizajes científicos de la secuencia de próxima generación y traducirlos a medicamentos. Creo que eso va a ser increíble en la próxima década.
¿Prefiere algunos sectores sobre otros?
En cuanto a los niveles de la industria sanitaria, nuestro fondo está muy centrado en la biotecnología y los dispositivos médicos, porque creo que es ahí donde realmente se produce la mayor innovación en el sector sanitario. Nos centramos en una cartera relativamente concentrada y tratamos de encontrar un buen equilibrio entre ser un fondo concentrado con un active share razonablemente alto, asignación significativa a una pequeña capitalización, pero sin que sea tan elevada que otorgue rendimientos muy volátiles de un año a otro.
La mayoría de las empresas son además estadounidenses…
Esto se debe a varios factores. Por una parte, el reflejo del índice de referencia, que está conformado en un 65% o 70% por compañías estadounidenses. El ecosistema de la biotecnología y la tecnología médica de innovación ha sido históricamente diferente en los EE.UU. Desconozco las causas, pero ha habido más empresas innovadoras en estos sectores específicos en este país. Y eso es lo que está impulsando al índice de referencia y la composición del fondo. Pero tenemos muchas inversiones en otras áreas también: algunas empresas europeas de biotecnología y farmacéutica y por ejemplo una firma japonesa que produce una combinación de anticuerpo-fármaco.
¿Cómo crean diversificación en el fondo?
Solemos tener entre 45 y 50 nombres, lo que es suficiente para crear diversificación sin diluir la generación de alfa. Pero luego, en términos de gestión de esa cartera diversificada y el control del riesgo, lo que tratamos de hacer es mirar el riesgo de cada acción a nivel individual también, y gestionar la cantidad de pérdida potencial de puntos básicos en cualquier inversión que estaríamos dispuestos a tolerar. Así que, además de la cantidad de nombres, elaboramos una asignación de inversión diferencial para cada valor dependiendo de su perfil de riesgo.
¿Hay algunas empresas que están impulsando el índice más que otras, con mucha diferencia de rentabilidad, como ocurre con la concentración en el sector tecnológico?
Hay dos empresas específicamente que han tenido un impacto muy amplio, Lilly y Novo Nordisk. Debido a los avances en el desarrollo de los agonistas del péptido-1 similar al glucagón (GLP-1), una clase de medicamentos utilizados para tratar la diabetes de tipo 2 y, en algunos casos, la obesidad, el precio de sus acciones se disparó. Pero al mismo tiempo causaron mucha ansiedad en torno a las acciones de tecnología médica, porque los inversores llegaron a la conclusión -creo que erróneamente- de que como estos medicamentos se utilizarían más ampliamente se produciría un deterioro notable de muchos mercados posteriores de dispositivos médicos. Aunque creemos que los medicamentos contra la obesidad tendrán un impacto en determinados mercados, confiamos plenamente en que será limitado por la adopción gradual de estos medicamentos y la naturaleza multifactorial de estas enfermedades. Así que, en contraste con lo que puede haber ocurrido en el sector tecnológico, en el que unas pocas acciones impulsan a las demás, en este caso estas dos firmas se dispararon, pero tuvieron un impacto negativo sobre el resto.
El año pasado fue un año difícil para el índice de referencia en el sector. ¿Por qué? ¿Se han superado estas dificultades?
El sector sanitario tiende a tener una correlación negativa con la subida de los tipos de interés. Así pues, a medida que los rendimientos a 10 años subían en todo el mundo y alcanzaban máximos por encima del 5% en los Estados Unidos, los sectores innovadores, pero en general el sector sanitario, tuvo un rendimiento inferior al mercado en general.
Además, durante la pandemia de COVID aumentaron mucho los niveles de inventario para muchas de las herramientas de las ciencias de la vida y se necesitó tiempo para resolver ese exceso de inventario. Al mismo tiempo, los elevados tipos de interés redujeron las fuentes de financiación para el sector de la biotecnología.
A ello se sumó que las acciones de tecnología médica se vieron afectadas negativamente por los medicamentos contra la obesidad, como mencioné antes. Y en 2023 el sector farmacéutico se vio afectado negativamente porque fue el primer año en que el Centro de Servicios de Medicare y Medicaid (en EE.UU.) publicó la lista de 10 medicamentos cuyos precios negociaría de manera directa con las compañías productoras. Así que los inversores se mostraron muy cautelosos a la hora de poseer nombres farmacéuticos, y al mismo tiempo prestaron más atención al hecho de que en la próxima década habrá una enorme cantidad de patentes que vencen. Todos esos factores se juntaron en un año, en el mismo momento en que los valores del sector tecnológico no podían hacer nada mal.
¿De qué modo se situó el fondo frente a estos desafíos, ya que consiguió terminar el año por encima del índice?
Nosotros sobreponderamos en posicionamiento las acciones de biotecnología y dispositivos médicos e infraponderamos las farmacéuticas, así que esta cuestión no nos afectó, pero sí los tipos de interés y su impacto sobre las valoraciones de biotecnología y tecnología médica, ya que el coste del capital es un componente muy importante de la valoración de estos activos.
¿Cómo se sitúan las valoraciones?
Han bajado significativamente, lo cual es bueno. Los fundamentos siguen siendo sólidos. En biotecnología, la innovación es muy fuerte y, lo que es más importante, la financiación ha mejorado. Así que los balances son un poco más fuertes. Algunas de las empresas más débiles en realidad han ido a la quiebra o se han fusionado.
Las acciones de tecnología médica están en el extremo inferior de su rango de valoración, al menos en la pequeña y mediana capitalización, así que el contexto es bueno. Y desde el punto de vista regulatorio, las cosas están mejorando. Puede haber cierto ruido político a causa de las elecciones este año en Estados Unidos, pero aunque ganara Trump y barajara la posibilidad de derogar el programa Obamacare, eso nunca ocurrirá, porque hay demasiadas personas en demasiados estados que se benefician del plan.