Una sensación de optimismo ha invadido los mercados financieros en los últimos meses, en medio de la confianza de los inversores en que la lucha contra la inflación está entrando en su “última milla” y que los bancos centrales flexibilizarán la política monetaria en los próximos meses.
Y, sin embargo, es probable que haya obstáculos en este último kilómetro, señala el Fondo Monetario Internacional (FMI). Asimismo, las tensiones geopolíticas podrían intensificarse y afectar la confianza de los inversores.
Tobias Adrian, Consejero Financiero y Director del Departamento de Mercados Monetarios y de Capital del FMI, publicó un análisis avalado por el organismo, en el que detalla la forma en la que deben actuar los bancos centrales en una fase decisiva del proceso de desinflación.
Por ejemplo, el especialista señala que las tensiones en el sector inmobiliario comercial se han agudizado, lo que podría aumentar la presión sobre algunos prestamistas, además de considerar que los mercados financieros de China continuaron afectados por los problemas actuales en el sector inmobiliario.
Más allá de estas preocupaciones inmediatas, las vulnerabilidades de la deuda siguen aumentando, y en muchos países tanto el sector público como el privado se endeudan en gran medida, a pesar de que las tasas de interés siguen siendo altas y el crecimiento económico probablemente no se acelerará, como se proyecta en el documento Perspectivas de la economía mundial, emitido por el propio FMI.
El FMI también advierte en el análisis de su experto que hay evidencia reciente de que la desinflación puede haberse estancado en algunos países y que la inflación subyacente puede ser persistente en algunos sectores.
En algunos casos, la inflación subyacente ha superado las previsiones de los analistas durante meses consecutivos. Unas lecturas superiores a las esperadas podrían desafiar la narrativa de la última milla y el optimismo relacionado de los inversores, lo que podría conducir a una revaloración de los mercados financieros y a una mayor volatilidad, señala el análisis.
Inflación pegajosa
Para el FMI, los datos en lo que va del año muestran que la inflación subyacente se aceleró en los tres meses más recientes en comparación con los tres meses anteriores en varias de las principales economías avanzadas y emergentes (República Checa, Francia, Alemania, Italia, Filipinas, Sudáfrica, Suecia, Reino Unido, Estados Unidos).
De cara al futuro, algunos inversores parecen anticipar que las presiones sobre los precios podrían no disminuir rápidamente. Las expectativas de inflación en las principales economías durante el próximo año o dos (implicadas por la diferencia entre los rendimientos de los bonos gubernamentales nominales y vinculados a la inflación) han vuelto a aumentar.
Es importante destacar que dichas expectativas se mantienen por encima de los niveles objetivo de los bancos centrales del 2 por ciento, como en Francia, el Reino Unido y Estados Unidos, o del 3 por ciento, como en Brasil y México. Otras medidas de expectativas de inflación, como las de las encuestas de hogares, parecen más estables.
Al mismo tiempo, una intensificación de las tensiones geopolíticas podría perturbar aún más el transporte marítimo y la producción de energía y hacer subir la inflación una vez más. Hasta ahora, los mercados financieros se han mantenido en general optimistas respecto del estancamiento de la desinflación y otros obstáculos y riesgos, y la volatilidad de las principales clases de activos se encuentra actualmente en niveles bajos a pesar de las elevadas medidas de incertidumbre en materia de política económica.
Compromiso con la desinflación
El análisis del FMI señala que el estancamiento de la desinflación puede sorprender a los inversores que están cada vez más convencidos de que la batalla contra la inflación ya está ganada y que las tasas bajas volverán a prevalecer.
En las economías que aún experimentan una inflación persistente y superior a la meta, los bancos centrales no deberían flexibilizar su política prematuramente para evitar tener que dar marcha atrás más adelante. También deberían contrarrestar las expectativas demasiado optimistas de los inversores sobre una flexibilización de la política monetaria, que ha provocado cierta exuberancia en los mercados financieros.
Preservar la estabilidad financiera a lo largo de la última milla requiere un enfoque múltiple. Las autoridades reguladoras financieras deberían tomar medidas para garantizar que los bancos y otras instituciones puedan resistir los incumplimientos y otros riesgos, utilizando pruebas de tensión, acciones correctivas tempranas y otras herramientas de supervisión.
Los reguladores deberían dar prioridad a la implementación plena y coherente de las normas prudenciales acordadas internacionalmente, en particular ultimando la introducción gradual de Basilea III.
También es de primer orden seguir avanzando en los marcos de recuperación y resolución, para limitar las consecuencias de la desaparición de instituciones más débiles. Los bancos centrales deben garantizar que los bancos tengan acceso a servicios de liquidez cuando sea necesario y estar preparados para intervenir tempranamente para abordar las tensiones de financiación en el sector financiero, expresan las conclusiones del análisis del FMI.