Chile ha estado avanzando a paso firme en su proceso de normalización monetaria, pero el efecto secundario ha sido revivir el fantasma del “dólar a luca” (es decir, dólar a mil pesos chilenos). Esto, según explican desde el mercado, se ha visto impulsado por el arbitraje de capitales extranjeros, generando una marcada depreciación de la moneda local durante el primer trimestre del año.
El dólar observado, según cifras del Banco Central de Chile, alcanzó un máximo de 986 pesos el 27 de febrero. Y si bien ha disminuido un 4% desde ese punto, ubicándose en los 946,7 pesos registrados este martes, de todos modos acumula una subida de 62 pesos (o 7%) en lo que va de 2024. Con todo, el tipo de cambio escaló un 11% entre el cierre de diciembre y el de marzo, hasta los 982 pesos por dólar, dejando al peso chileno como una de las monedas con peor desempeño del mundo durante el primer trimestre.
Si bien la dinámica cambiaria está determinada por diversos factores, los actores de la industria local apuntan a que el carry trade por parte de inversionistas extranjeros ha tenido un rol protagónico en el fenómeno.
“En Chile hemos tenido una depreciación de nuestra moneda que ha sido mayor que en otros países”, dijo el ministro de Hacienda del país, Mario Marcel, en su presentación durante el seminario Latam Focus de BTG Pactual. ¿La explicación? “Hemos avanzado más rápido en la normalización de nuestra política monetaria”, comentó, así que la brecha con tasas de EE.UU. se ha acortado.
A nivel internacional, según Daniel Velandia, economista jefe y Head of Research de Credicorp Capital, los mercados han “atacado muchísimo” a las monedas de países cuyos bancos centrales han “ido muy rápido”. “El peso chileno lo han destrozado, porque el Banco Central ha ido muy rápido, entonces el spread con la Fed ha ido recortándose”, comentó recientemente en la cumbre de Black Bull Investors Club en Colombia.
Carry trade
Mientras que la Reserva Federal de EE.UU. se ha mostrado bastante cauta respecto al momento de empezar a recortar tasas de interés, en el Banco Central de Chile iniciaron ese proceso en julio de 2023. Ese fue el momento en que rebajaron la Tasa de Política Monetaria (TPM) –que se ubicaba entonces en 11,25%– en 100 puntos base, iniciando una seguidilla de recortes que la tienen en 6,5%.
“Parte importante de la fortaleza del dólar a nivel global se asocia al dinamismo de EE.UU. versus el resto del mundo. Y eso repercute en una dinámica de tasas de interés por parte de la Fed más cauta al momento de evaluar el primer recorte que se estima para mediados de este año”, explica Felipe Jaque, economista jefe de Grupo Security.
Este contexto, agrega, ha provocado una reversión de las posiciones que los inversionistas externos mantenían a favor del peso, ante las elevadas tasas de interés que mantenían a nivel local.
Este escenario ha ido opacando los fundamentales tradicionales del peso chileno –como los términos de intercambio y la cuenta corriente nacional, entre otros–, dejando su cotización más sensible a otros factores. “Más allá de que esté afectando más de lo que históricamente lo ha hecho, cuando tenemos noticias por datos económicos macro o derechamente por algún comentario de algún personero, ya sea de la Fed o de nuestro Banco Central, esto tiene efectos directos en la cotización de nuestra moneda”, acota Nathan Pincheira, economista jefe de Fynsa.
Flujos y volúmenes
Otro ingrediente del asunto tiene que ver con la propia dinámica del mercado cambiario en Chile, con una menor presencia de actores locales contrarrestando los movimientos de los capitales internacionales.
El rol de estos inversionistas, explica Pincheira, se ha vuelto más prominente que antes. “Tanto porque han aumentado en términos absolutos, los montos de inversionistas extranjeros, como también en términos relativos, en comparación con inversionistas locales, especialmente los institucionales”, dice.
Actores como las AFP y aseguradoras tienen “menos capacidad” actualmente, agrega, así que la volatilidad en la cotización “está más sujeta a lo que finalmente terminen haciendo los no residentes”.
Además, las decisiones de las autoridades económicas del país andino también son una variable, según destaca Marco Correa, economista Jefe de BICE Inversiones. “El Ministerio de Hacienda ha realizado ventas con montos que no son lo suficientemente significativos para producir un cambio”, indica, mientras que el Banco Central “no ha implementado intervenciones en este mercado”.
Con todo, las expectativas de diferencial de tasas entre Chile y EE.UU. también son lo que está detrás de la recuperación del peso chileno desde el punto álgido que marcó en febrero. “El tipo de cambio se ha apreciado parcialmente, tanto por una mejoría en los factores externos como por la moderación en el ritmo de rebajas de tasas por parte del Banco Central, tras la actualización del escenario en su último Informe de Política Monetaria (IPoM)”, señala Carmen Gloria Silva, economista de Banco Santander.
Hacia delante
Aunque se espera que la dinámica siga siendo un factor relevante, el consenso parece apuntar a que las variables convergerían a favor del peso chileno a medida que la Fed inicie su ciclo de normalización.
“Estimamos que las presiones por el lado de las dinámicas de tasas debieran ceder y términos de intercambio más sólidos ayudarían a cerrar la brecha que observamos en el tipo de cambio”, dice Jaque, de Security.
Para Santander, el escenario base es que el precio del cobre corrija a la baja, pero que se mantenga en niveles elevados, y que el dólar global se debilite con el eventual ciclo de recortes de la Fed. “La evolución de los elementos globales continuará beneficiando a la cotización del peso”, comenta Silva, llevándolo a cerrar 2024 entre 880 y 900 pesos por dólar.
En BICE, por su parte, anticipan que el tipo de cambio se ubicará en 880 pesos a esas alturas.
Ahora, sobre cuándo va a suceder eso, la incertidumbre persiste. “Si uno hace la comparación, en términos de la proyección a diciembre de 2024, esa brecha va a seguir siendo significativa durante el resto de este año y probablemente tengamos que esperar a que se empiece a normalizar la política monetaria de EE.UU. para que veamos un tipo de cambio más parecido al histórico”, estima Hacienda, según indicó Marcel.