El bajo precio del petróleo ¿es bueno o malo?, se plantean los expertos de MFS, Robert Spector, portfolio manager Institucional, Sanjay Natarajan, portfolio manager de Renta Variable, y Robert M. Hall, portfolio manager institucional de Renta Fija.
Y es que en un año lleno de sorpresas macro, la pronunciada caída en los precios del petróleo está dando titulares. Hace aproximadamente un año, la previsión de consenso para el final de 2014 era que el barril de West Texas Intermediate se situaría entorno a los 100 dólares mientras que el Brent estaría en los 110 dólares. Una previsión aproximadamente el 30% superior que los precios actuales. El barril se sitúa estos días alrededor de 60 dólares. “Como si fuera una señal, muchos han estado a punto de decir lo absolutamente maravilloso que puede ser el desplome del precio del petróleo para las perspectivas de crecimiento mundial”, dicen, pero en los mercados financieros todo tiene sus pros y sus contras.
Ganadores y perdedores
Está claro que algunas áreas de la economía mundial van a beneficiarse de unos precios de la energía más bajos. Cuando todos los aspectos positivos y negativos se compensen, probablemente veremos un impulso neto en el crecimiento global relacionado con lo que habríamos visto con un barril a 100 dólares. Pero es el débil crecimiento mundial -junto con un exceso en el lado de la oferta- uno de los factores claves en la caída de los precios del crudo, por lo que el argumento se convierte en una especie de círculo, explican desde la firma.
“Preferimos pensar en la caída del precio del petróleo como un estimulante general, similar a una rebaja de impuestos. Las caídas en el precio del petróleo o cualquier otro tipo de materia prima ayudan a distribuir el crecimiento desde las regiones que son productoras hacia aquellas que son consumidoras. A fin de cuentas, los beneficios netos para China, Europa, Japón y los Estados Unidos podrían ser mayores que los picos de actividad en Canadá, Noruega, Rusia y, sobre todo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), donde la erosión en términos de comercio podría perjudicar los ingresos nacionales, las divisas, los ingresos gubernamentales y las previsiones de gasto de capital”, apuntan.
La caída en los precios del petróleo pondrá más presión a la baja sobre la ya reducida inflación mundial, obligando a algunos países como Estados Unidos o Reino Unido a alejarse de sus objetivos de inflación y situando a otros, entre los que se incluyen los miembros de la eurozona, más cerca de una moderada deflación.
El análisis de la firma recuerda que, de nuevo, esto actúa de la misma manera que una rebaja de impuestos para aumentar el poder adquisitivo de los consumidores. “Pero cuando el crecimiento es débil y los niveles de deuda son altos, cualquier perturbación negativa al crecimiento nominal, junto con unas expectativas de inflación persistentemente bajas, podrían ser malas para las tendencias fiscales y reavivar las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda, un posible riesgo para Europa”.
Implicaciones para los bancos centrales
El efecto de la caída de los precios del petróleo en la inflación proporciona a los banqueros centrales aún más justificaciones para mantener las líneas de liquidez ampliamente abiertas, cree MFS. En lo que se refiere a la Reserva Federal de Estados Unidos, que se espera que aumente los tipos de interés en algún momento del próximo año, las bajas presiones inflacionistas -vía menores precios del petróleo- tienden a compensar los efectos de la rigidez de los mercados laborales. En caso de que la Fed esté pensando en posponer el esperado aumento de tipos, ésta podría ser su excusa.
En su firme compromiso de luchar contra la deflación, es probable que el Banco Central Europeo inicie la compra de deuda soberana el próximo año, mientras que el Banco de Japón mantiene su relajación monetaria conforme la inflación se aleja de su objetivo. La combinación de baja inflación y la desaceleración del crecimiento ya ha provocado que el PBOC chino adopte medidas como su primer recorte de tipos desde 2012, que podría repetirse si el crecimiento y la inflación siguen siendo débiles.
“En resumen, evitamos ser excesivamente optimistas sobre el impacto de la caída de los precios del petróleo en el entorno macroeconómico global, ya que algunas economías productoras son propensas a verse afectadas duramente y la última decisión de la OPEP de no recortar las cuotas de producción podría inclinar a Europa hacia una leve deflación. Sin embargo, cuando las cosas positivas y negativas se compensen, y aparezcan otras fuentes de estímulo en su lugar, podría haber suficiente crecimiento global en 2015 como para respaldar las valoraciones de los activos de riesgo”, concluyen.