Es importante entender bien qué ha pasado en la última década con los ahorradores/inversores en España. Hemos estado diez años en un régimen que todo el mundo ha denominado como “represión financiera del ahorrador” o, dicho de otra forma, los ahorros conservadores, principalmente a través de renta fija y depósitos, no han dado rentabilidad alguna, más bien las rentabilidades nominales eran negativas, como en el caso del bono alemán.
Durante estos últimos diez años, el ahorrador/inversor conservador ha sufrido mucho, pero ha tenido la ayuda inestimable de un asesoramiento financiero muy profesional, sin parangón entre nuestros vecinos europeos. Empecemos por las cifras. en la última década, el ahorro no asesorado (depósitos) en manos de las familias se ha mantenido estable, alrededor de un billón de euros, sin embargo, el ahorro asesorado (principalmente a través de Fondos de Inversión) se ha multiplicado por cinco, llegando a los 750.000 millones de euros.
Hay que entender cuáles han sido las bases de este espectacular desarrollo. Claramente, las entidades financieras han desarrollado unos servicios de asesoramiento financiero que han calado entre los ahorradores e inversores, poniendo a su disposición soluciones de inversión a medida, utilizando una amplia gama de fondos de inversión para cualquier tipo de perfil inversor y, además, todo ello a través de una red de asesores muy cualificados, a la que han dotado de herramientas y plataformas para universalizar el acceso a cualquier ahorrador/inversor.
Hay que subrayar también que el régimen regulatorio europeo, sobre todo a través de la implementación y mejora de MiFID II, ha permitido establecer y definir un marco de actuación que ha provisto de mayor transparencia, flexibilidad y eficiencia al asesoramiento financiero en nuestro país, eso sí, con un tremendo esfuerzo en medios y dinero por parte de la industria financiera.
Hoy en día, cualquier ahorrador/inversor puede optar por tres formas de recibir asesoramiento financiero: servicios de gestión discrecional de carteras, asesoramiento independiente y asesoramiento no independiente. En cualquiera de ellas tendrá acceso a un universo de fondos de las mejores gestoras, tanto nacionales como internacionales y, además, a soluciones de inversión (carteras de fondos) con distintos niveles de riesgo y rentabilidad esperada. También existe la alternativa de acceder a estos fondos de forma directa, sin asesoramiento, en donde las plataformas y servicios de inversión en la red juegan un papel fundamental.
Lo cierto es que a lo largo de los últimos años, los mercados se han vuelto cada día más complejos. Ahora, entramos en un nuevo ciclo que puede durar varios años, en el que habrá que gestionar muchas variables, en un entorno donde la volatilidad, la inflación, el crecimiento económico, los tipos de interés, la geopolítica y muchos otros factores hacen más que nunca necesario contar con la ayuda de expertos. Además, es un ciclo de mercados nuevo, con inflación y tipos de interés más altos, donde la renta fija jugará un papel estructural en las carteras de inversión y, por tanto, estamos ante un entorno de mercados muy positivo para el ahorrador/inversor conservador, que sigue siendo mayoritario en España.
Con este panorama que dibujamos, parece que vamos por buen camino para que cualquier ahorrador/inversor tenga a su disposición un adecuado y eficiente servicio de asesoramiento, para poder planificar sus ahorros conforme a sus necesidades y perfil de riesgo, aunque quede todavía mucho camino por recorrer.
Pero no nos confundamos, estamos al comienzo de un ciclo donde el ahorro asesorado (fondos de inversión) debería de seguir creciendo y llegar a ser mucho mayor al no asesorado (depósitos). Solo hace falta que consigamos entre todos que el acceso al asesoramiento financiero se universalice y llegue a todos los ahorradores en los que todavía no ha penetrado y que, a buen seguro, necesitarán ayuda para aprovechar las oportunidades que vamos a tener en este nuevo ciclo de mercados.
Tribuna de Gonzalo Rengifo Abbad, experto del Observatorio Inverco.