La firma de banca privada española atl Capital alcanzó al cierre de 2023 un patrimonio de 2.100 millones de activos bajo gestión, procedentes de 3.000 clientes, en un año en el que logró una captación neta de 100 millones de euros. El crecimiento de saldos totales de la gestora atl Capital fue del 30%. El fondo de activos alternativos, una de las novedades del año pasado de la firma, captó 40 millones de euros.
Con este bagaje, que Jorge Sanz, presidente ejecutivo de atl Capital, calificó de «bueno, sobre todo para los clientes», la firma persiste en sus objetivos de otros años. El primordial es crecer un 10% con respecto al año pasado, pero también abrir nuevas oficinas. «Estamos viendo dónde», reconoce Guillermo Aranda, CEO de la firma. Las plazas objetivo siguen siendo Madrid, Barcelona y Andalucía, pero todo dependerá de que la firma encuentre el personal idóneo para llevar adelante el proyecto. Y pone como ejemplo lo sucedido en 2023, cuando se abrió una oficina en Galicia que, en principio, no estaba prevista.
De momento, Aranda reconoció que en la recién estrenada área de activos privados no habrá novedades. «No está encima de la mesa sacar un nuevo producto de private equity», enfatizó, para después recalcar que el fondo interno de mercados privados de atl Capital «es un fondo generalista» y que para perfiles algo más sofisticados en este campo «se buscará en productos de terceros».
Expectativas económicas
Mario Lafuente, socio director de atl Capital, es consciente de que todo el año los mercados estarán bajo el «run-rún» de las elecciones en Estados Unidos, aunque en la firma son conscientes de que otros comicios importantes también están en juego, como las elecciones al Parlamento Europeo.
El análisis macroeconómico de la firma destaca un entorno favorable para el crecimiento, respaldado por la resiliencia mostrada en los últimos años a las políticas monetarias restrictivas y a la elevada inflación. En su escenario base queda descartada una recesión y se contempla que se mantendrá la inercia de crecimiento del año pasado «apoyada en las políticas fiscales expansivas y las políticas monetarias más laxas, con posibilidad e bajada de los tipos de interés». En definitiva, el crecimiento mundial quedará en 2024 ligeramente por debajo del 3%, con desaceleración en todas las regiones, pero sin llegar a una recesión.
Eso sí, no descartan que la sorpresa llegue del lado positivo, ya que nadie espera una reaceleración de las economías. De producirse, «podría influir favorablemente para los mercados», apuntan.
Respecto a la inflación, Lafuente espera que continúe la tendencia a la baja, aunque también admite que la fase fácil de reducción de las presiones inflacionistas ya ha pasado. Pero existe el riesgo de que una relajación más temprana de lo deseado de la política monetaria genere una segunda ola inflacionista, que sería «más grave que la anterior». De suceder, se produciría un escenario similar al de los años 70, según Lafuente, «que nadie desea».
La firma prevé bajadas de tipos en la segunda mitad del año, pero menos severas de las que espera el consenso del mercado. Eso sí, las dudas quedan acotadas al «cuándo y cuánto», según Félix López, socio y director de atl Capital.
También hay optimismo con respecto a los beneficios empresariales. Para Ignacio Cantos-Figuerola, socio director de atl Capital, las ganancias empresariales en Estados Unidos alcanzarán el 10%-12% y en Europa, del orden del 6%. «Este diferencial responde al mayor crecimiento de las tecnológicas americanas», explica Cantos-Figuerola, que cree que este crecimiento será suficiente para impulsar las cotizaciones. También espera que los márgenes aguanten: «Son sostenibles».
Oportunidades de inversión
En el escenario central de crecimiento moderado, inflación bajo control y tipos de interés a la baja, la renta fija seguirá dando rentabilidades muy atractivas que aumentarán si se produce la bajada esperada de los tipos de interés. Félix López señala que los activos de renta fija que mejor se comportarán serán los bonos de deuda corporativa, tanto de alta calidad como high yield, además de la deuda subordinada -también la de los bancos- y emergente.
En renta variable, la firma aconseja una ponderación equilibrada entre la inversión en Europa y en Estados Unidos, en un contexto en el que habrá volatilidad. Cantos-Figuerola explica que los valores europeos presentan mejores valoraciones pero son compañías algo más conservadoras que las tecnológicas americanas. Estas, «aunque cotizan a precios más elevados, también tienen previsiones más altas», apunta Cantos-Figuerola.
El experto no descarta que se produzcan movimientos corporativos, ante la infravaloración que presentan algunas compañías de pequeña y mediana capitalización. La razón reside en que estos valores, que están fuera de los índices de referencia, no reciben la atención de la gestión indexada, por lo que se quedan atrás en las fases alcistas de los mercados.
También hay oportunidades en los mercados privados por las atractivas valoraciones de los activos, que descuentan con retardo el mal comportamiento de los mercados en 2022. Su peso en cartera debe suponer entre el 10% y el 30%, dicen.