México, Lima, Bogotá, Monterrey… los primeros encuentros de Black Bull han recorrido parte de Latinoamérica, siempre poniendo el foco en los intercambios personales y en ofrecer un menú de propuestas de inversión innovadoras. Los activos alternativos tienen el protagonismo, ya que constituyen una gama de productos (nada homogénea) idónea para los familiy offices, que puede ser tanto muy conservadora (como demuestra el apetito por el Real Estate) como innovadora.
Black Bull Investors es ante todo el proyecto de un hombre, Raúl Martínez, con más de diez años de experiencia en el arte de poner en contacto a distintos inversores. Su estilo se refleja en la búsqueda de intercambios, algo que se observa en el formato de los eventos, puntuados de encuentros personales, pausas de café y presentaciones de proyectos especialmente ágiles. El tono es distendido, es fácil sentirse cómodo en las reuniones.
¿Qué buscan los familiy offices latinoamericanos?
Antes de lanzarse como independiente y crear Black Bull Investors, Raúl Martínez detectó que el sector no tenía un espacio propio en Latinoamérica, y que la creación de redes era un negocio con futuro.
“Estos inversores quieren conocer nuevos productos, aprender y, sobre todo, intercambiar. Hay una necesidad real de este segmento del mercado por este tipo de propuesta, porque muchas veces no se conocen entre ellos, o se conocen, pero el evento sirve para retomar contacto”, explica Martínez.
Los family offices de la región no son un conjunto homogéneo, los hay con altos niveles de estructuración de gobernanza y enormes assets, pero también hay estructuras más sencillas.
“Hacemos surgir oportunidades donde, por ejemplo, un solo family office no alcanza a entrar a menos que entre de la mano de otro inversionista. Así buscan entre ellos generar oportunidades de coinversión para tener acceso a mejores oportunidades”, añade Martínez.
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