Es habitual en estas fechas hacer balance y acotar la lista de deseos para el año que acaba de entrar o, incluso, redactar una carta a sus majestades los Reyes Magos de Oriente. Sólo una advertencia: ¡cuidado con el consenso!, dicen en Generali Insurance Asset Management.
Los inversores empezaron 2023 con demasiado pesimismo. Parece haber una mayor variedad de opiniones para 2024, pero en general prevalecen las de quienes auguran una inflación y unos rendimientos más bajos, recortes de los tipos de interés y una inclinación de la curva, un retroceso del dólar y un leve desplome de la renta variable (escenario Ricitos de oro). Antes de cerrar la carta o la lista de deseos, la gestora echa un vistazo al escenario económico que se abre ante nosotros, analizado por el equipo de Investigación Macroeconómica y de Mercado de Generali Insurance Asset Management.
«Tras una notable resistencia en 2023, la economía mundial se ralentizará a principios de 2024. La eurozona ya coquetea con una leve recesión; las persistentes cicatrices de la crisis energética y el inminente endurecimiento fiscal mantienen las perspectivas planas. EE.UU. (finalmente) sentirá vientos en contra más fuertes a medida que los altos tipos de interés se hagan palpables, mientras que el apoyo del exceso de ahorro y el despilfarro fiscal se desvanecen. Además, la tibia recuperación china no supondrá un alivio general», comentan.
Sin embargo, esperan que las perspectivas mundiales se estabilicen a mediados de año, gracias a un ciclo global de inventarios que está tocando fondo y a unos mercados laborales más bien resistentes, así como los ingresos reales. El debilitamiento de los vientos en contra de la política monetaria puede ayudar a que el crecimiento gane algo de tracción a finales de año.
En cuanto a bancos centrales, a medida que aumentan las evidencias de que las presiones sobre los precios se están relajando, los principales bancos centrales han alcanzado los tipos máximos. «Sin embargo, es probable que se trate de una meseta prolongada hasta bien entrado 2024. Es improbable que los tipos de inflación subyacente caigan por debajo del 3% antes de mediados de 2024. Los bancos centrales evitarán declarar una victoria prematura sobre la inflación», añaden.
En su opinión, «resulta alarmante que la relajación de las condiciones financieras no haga sino retrasar los recortes de los tipos de interés oficiales. Lo anterior crea un mecanismo de autocorrección que podría acabar reduciendo la volatilidad de los tipos en el primer semestre de 2024». Esperan que los primeros recortes de tipos en EE.UU. y la eurozona lleguen como muy pronto en junio. El Banco de Japón contrarrestará la tendencia mundial a la relajación con una primera subida de tipos, probablemente en el segundo semestre.
Geopolítica: principales hitos
Desde la invasión de Irak en 2003 hasta principios de 2022, el mundo disfrutó de alrededor de 20 años de notable estabilidad. Ya no. La guerra de Ucrania y el conflicto entre Israel y Palestina pueden haber marcado el comienzo de una era más volátil, a medida que el mundo transita hacia un nuevo orden multipolar, defienden. «Entre los riesgos de 2024, la OPEP+ podría reducir aún más la producción de petróleo para hacer subir los precios, erosionando aún más el apoyo a los partidos mayoritarios y a las políticas climáticas en las elecciones clave europeas (junio) y estadounidenses (noviembre). Las tensiones entre China y EE.UU. podrían aumentar durante la campaña electoral estadounidense y agravarse aún más en caso de victoria de Trump», agregan.
Visto desde un ángulo positivo, los titulares pueden virar hacia una estabilidad global y una desescalada. Cualquier avance diplomático en Ucrania sería una sorpresa positiva para los mercados europeos, explican.
Tendencias estructurales
Pese a que los cambios estructurales, como los demográficos, influyen lentamente en las tendencias financieras, hay varias fuerzas según el informe que están emergiendo a un primer plano. En primer lugar, el cambio climático se ha acelerado (anomalías récord de temperatura). Cabe esperar, entre otras cosas, una carga creciente para las finanzas públicas, un impacto adverso en la combinación crecimiento-inflación y nuevos retos para las aseguradoras. Las elecciones son una amenaza para los maltrechos valores de las energías renovables, pero unos tipos de interés más bajos deberían ayudar.
La desglobalización puede ser exagerada, pero estamos en presencia del friend-shoring y del de-risking. La erosionada competitividad europea sigue siendo motivo de preocupación, explican desde la gestora.
La inteligencia artificial está saliendo al rescate de las malas tendencias de productividad, pero su efecto será gradual en los próximos años.
El aumento de los rendimientos reales, junto con el débil crecimiento del PIB real, constituye un mal cóctel para la sostenibilidad de la deuda soberana. El clima y las necesidades de gasto militar añaden leña al fuego: un riesgo de cola más gordo para la Eurozona, dada la ausencia de unión fiscal.
«Con todo, estamos de acuerdo en que los rendimientos de los bonos terminarán 2024 por debajo de los futuros actuales, pero esperamos que la caída sea limitada (especialmente en el primer semestre de 2024) dadas las consideraciones de oferta, el posicionamiento de los inversores, la lenta desinflación y las tendencias seleccionadas de los bancos centrales (QT, giro del Banco de Japón). Vemos poco valor en adelantarse a los recortes de tipos y ponderar agresivamente los activos de riesgo (renta variable, high yield, cíclicos, etc.) antes de tiempo, dados los actuales precios de Ricitos de Oro, los riesgos económicos y la reticencia de los bancos centrales a que las condiciones financieras se relajen demasiado rápido», concluyen.
El lado positivo es que la volatilidad de los tipos se reducirá drásticamente desde niveles aún elevados, y esperan que el investment grade se beneficie tanto de las condiciones fundamentales como de las técnicas. Los sectores muy apalancados siguen expuestos a una reacción retardada a las subidas masivas de tipos de 2022 y 2023. La geopolítica es un comodín, pero los riesgos tienen dos caras.
«Seguramente, esos deseos de los inversores para los Reyes Magos tendrán muy en cuenta todas estas cuestiones. Sobre todo, con el deseo de que se resuelvan, especialmente la volatilidad y los riesgos geopolíticos, y que así 2024 nos devuelva la paz en los mercados y en el mundo».