Dentro de unos meses se cumplirán dos años del lanzamiento y aprobación en Luxemburgo de Alinea Global, la sicav en la que se materializa el proyecto de gestión de Álvaro Sanmartín y Carlos Fernández, y que cuenta con el apoyo comercial de la agencia de valores MCH Investment Strategies. Una propuesta que, en un año y medio de vida, ya ha logrado doblar su patrimonio, hasta los 30 millones de euros, y cuya meta es superar los límites, tanto patrimoniales como de historia, que establecen las entidades financieras para adquirir el producto de forma más generalizada.
De ahí que Sanmartín vea factible llegar primero a los 50 millones para luego poder seguir creciendo, de forma más acelerada cuando la estrategia cumpla el track record de tres años demandado y la comercialización pueda ampliarse a las bancas privadas. “El objetivo es operar con las instituciones líquidas, UCITS IV, aunque el fondo sea una estrategia similar a un global macro”, afirma. De momento, los inversores se concentran en tres grupos: el institucional (la estrategia está presente en fondos de fondos de talento español como el Gesconsult Talento o el Smart-ISH de Abante, en las carteras de varias aseguradoras, EPSV vascas y multifamily office, en algunos casos a través de acuerdos de inversión y puesta en común de ideas con las instituciones); inversores que antes estaban en la sociedad de inversión libre Equilibria, gestionada por Sanmartín, y que han seguido al gestor en su andadura profesional; y los propios gestores, asesores y familiares.
Porque incluso el nombre de la sicav, Alinea, es un guiño al total alineamiento de intereses que busca el equipo, de forma que los gestores tienen la mayor parte de su patrimonio en el producto y además tienen políticas de remuneración, en forma de bonus, ligadas a los resultados a lo largo de los años. “Hemos de reinvertir los bonus durante un periodo mínimo de tres años, de forma que si logramos buenos resultados un año pero malos al siguiente nos vemos penalizados”, afirma Sanmartín en una entrevista a Funds Society.
De forma similar a la SIL que antes gestionaba, Alinea cuenta con un consejo asesor formado por profesionales de perfiles variados, que también comprometen parte de su patrimonio, y entre los que figuran perfiles políticos (Josep Piqué), del mundo del análisis (Federico Steinberg, del Real Instituo Elcano) o de la banca de inversión (Miguel Otamendi). Elena Pisonero, Ernesto Mata, Jesús Lladó, José Antonio Corchado y Carlos Carnicero completan ese consejo.
Aunque actualmente el inversor es fundamentalmente español, y el foráneo es residual, tienen previsto ese desarrollo para una segunda fase, con el apoyo de la agencia de valores MCH, de Alejandro Sarrate y Tasio del Castaño, encargada del desarrollo del negocio –así como de realizar dobles controles en temas de back office- y con negocio, por ejemplo, en países como Portugal o Italia.
De hecho, el equipo de Alinea se centra exclusivamente en la gestión, dejando otras actividades a terceros: su formato es el de un fondo luxemburgués, y cuenta con proveedores de servicios en temas de back office y control de riesgos como Deloitte, KBL o la gestora de Andbank en Luxemburgo, que les otorga el mandato de delegación de gestión a través de MCH. Además, el fondo está registrado para su comercialización en España: con ese formato llegan tanto al inversor español como al futuro internacional, y están presentes en las principales plataformas, como Inversis y Allfunds.
“Macrocentrismo”
Algo que ayudará a su expansión internacional será su enfoque global y centrado en la macro, además de su objetivo de preservación de capital en un entorno más volátil: a diferencia de otros productos de gestión española de talento, centrados en los fundamentales, la ventaja comparativa de este producto y sus gestores es el expertise en el análisis de la macroeconomía y la política económica que aportan, el punto de partida para su gestión. Una perspectiva no muy frecuente en el mercado y enriquecida por la experiencia de Sanmartín en el ámbito público (trabajó en el Ministerio de Economía y Hacienda) y sus relaciones con instituciones internacionales como el FMI, el BCE o la Comisión Europea.
Su perfil se complementa muy bien con el de Carlos Fernández, ex director de Análisis de Fondos de Inversis Banco y también sub director de Asset Allocation en la entidad, de forma que mientras el primero se centra en el análisis macro, Fernández se ocupa de la construcción de la cartera y el control de riesgos. “Yo selecciono los factores de riesgo que nos llevan a tener más o menos exposición a los activos y Carlos transforma esos factores en la construcción de una cartera que cumpla los parámetros de volatilidad y rentabilidad deseada, además de ofrecer ideas temáticas de inversión a largo plazo”, explica Sanmartín. Desde hace aproximadamente un año, el equipo gestor se completa con Julián Coca, especialista en renta variable europea y estadounidense y también procedente de Inversis, con el objetivo de ir más allá de la inversión en índices en algunos mercados o temas donde ven interés.
Retorno absoluto con convicciones
La filosofía de Alinea es de retorno absoluto, pues la idea es obtener rentabilidades positivas en periodos de 12 meses, rentabilidades de entorno al 8%-10% con volatilidades objetivo de entre el 7% y el 8%. Con dos matices muy claros, según explica Sanmartín: el primero de ellos es huir de las promesas de altas rentabilidades con bajas volatilidades. “Otros utilizan la volatilidad de forma táctica, aprovechando las fluctuaciones de los mercados, pero nosotros gastamos volatilidad en tener una cartera estructural porque hacer market timing es muy difícil”, asegura. Así, aceptan la volatilidad aunque siempre con la perspectiva de preservar capital a medio plazo.
El segundo matiz es que el objetivo de ganar dinero en periodos de doce meses es secundario respecto a un elemento clave de su filosofía: construyen su cartera sin la posibilidad de arrepentirse haber hecho timing, de forma que solo incluyen activos o apuestas si creen que tienen sentido, aunque puedan parecer contrarian. Como ejemplo, llevan tiempo largos en dólares aunque esa apuesta no ha empezado a funcionar hasta hace poco. Tampoco se han mojado en apostar por la deuda pública española, a costa de perder el rally de los últimos meses porque, “en función del escenario que se presente, puede dispararse el riesgo de crédito”.
Los gestores materializan su visión macro en una asignación de activos (distribuida entre renta variable, renta fija pública, renta fija privada y divisas, vía inversión directa, ETF o futuros) que esté dentro del perfil de inversión consensuado con el consejo asesor cada año, a través de la definición de un benchmark interno que sirve de guía, aunque con posibles bandas de fluctuación.
Búsqueda de diversificación
En opinión de Sanmartín, es un momento propicio para las estrategias de retorno absoluto. Y considera que ahora ese retorno descorrelacionado de los mercados ha de buscarse más allá de la renta fija y la variable. “Es un momento especial en la relación entre ambos activos: normalmente conviene tener los dos para diversificar pero actualmente el escenario de normalización monetaria que empezará cuando la Fed suba tipos podría perjudicar a una cartera que combine acciones y deuda”, explica. En su opinión, la renta fija sufrirá ante esa subida de tipos y las bolsas, cuyas valoraciones están ajustadas, también lo harán. Por eso, en un entorno de tipos muy bajos en Europa, apuesta por buscar la descorrelación en otras apuestas, como la de duración negativa en EE.UU., para diversificar, o por la exposición a divisas distintas del euro (sobre todo dólar y selección de divisas emergentes).
Actualmente posicionan su cartera (que tiene una exposición límite del 200%) estando cortos en el bono de EE.UU. a 10 y 20 años, pero largos en el dólar, ante la convicción de que el entorno económico es positivo en el país pero la renta variable está justamente valorada y además la subida de tipos comenzará en marzo-junio de 2015. “El dólar aún tiene potencial y es un elemento de refugio en momentos de risk off”, señala. Tienen algunas posiciones largas, aunque infraponderadas, en renta variable, parte de las cuales corresponde a Europa, continente en el que son optimistas pero creen que bajo la condición necesaria de que el euro no revierta su tendencia y se siga depreciando. En su opinión, si Europa entra en deflación, algo que no cree, Alemania tendría que dejar al BCE hacer un QE de deuda pública pero cree que con el actual LTRO, de deuda privada, podría ser suficiente. “Es difícil que el BCE compra deuda pública fuera de un escenario de deflación”. La cartera se completa con posiciones cortas en el bono nipón a 10 años y largas en algunos mercados emergentes.