En opinión de David Bailin, CIO y responsable global de Inversiones en Citi Global Wealth, este es un buen momento para ser un inversor global. “En 2023, hemos visto momentos en los que los inversores estaban absolutamente seguros de que la renta variable se dirigía a la baja (septiembre) y en los que los inversores estaban absolutamente seguros de que los tipos sólo podían subir. En ambos casos, el sentimiento de los inversores resultó equivocado”, apunta Bailin.
El responsable de Citi Global Wealth reconoce que con la guerra en Ucrania e Israel, las tensiones en curso entre EE. UU. y China, las inminentes y polémicas elecciones presidenciales en EE. UU. y otros seis países, el estancamiento en el Congreso de EE.UU. y la abundancia de escenarios catastrofistas sobre el impacto de la inteligencia artificial, no es fácil tener una visión clara sobre la dirección de los mercados. “Mientras tanto, los tipos a corto plazo anualizados al 5% distraen a los inversores, animándoles a convertirse discretamente en market timers”, apunta.
Pese a este contexto, se muestra optimista. “En este momento, nuestro profundo análisis sugiere que la economía mundial se está recuperando y está preparada para una mayor recuperación, llena de oportunidades potenciales para construir carteras rentables y resistentes. Por eso creemos que es un buen momento para ser inversor global”, afirma Bailin en la presentación de su outlook para 2024.
Aunque es probable que la economía estadounidense se ralentice a principios de 2024, Citi Global Wealth cree que los mercados se centrarán en un crecimiento más rápido en la segunda mitad de 2024 y en 2025. Este crecimiento se reflejará en los beneficios empresariales en 2024 (4% de crecimiento) y 2025 (un 8% más) y beneficiará al mercado bursátil en general. Citi Global Wealth también prevé una baja probabilidad de recesión en 2024 y predice que las “recesiones rodantes” en ciertas industrias y sectores se desvanecerán en 2024 a medida que los mercados de bienes y servicios se normalicen.
“Los mercados lideran las economías. El gran reseteo refleja nuestra opinión de que creemos que se dispondrá de mayores rentabilidades estratégicas a lo largo de la década y, para muchos inversores, puede resultar un momento en el que las carteras básicas diversificadas y totalmente invertidas puedan captar los resultados del mercado en renta variable y renta fija”, señala Bailin.
Ese “gran reseteo” al que hace referencia se producirá de forma sincronizada tanto en los mercados de renta variable como en los de renta fija. Por lo tanto, considera que los inversores deben evitar quedarse al margen esperando una señal para reinvertir, lo que es poco probable que ocurra.
Dado que la Reserva Federal de EE.UU. podría haber dejado de subir los tipos de interés, Citi Global Wealth también sugiere asegurarse ahora unos rendimientos de los bonos potencialmente más elevados. Según explican, con los rendimientos de los bonos materialmente más altos que hace sólo dos años, los bonos intermedios pueden añadir más valor a las carteras que el efectivo en los próximos años. Su escenario probable es que la Fed reduzca los tipos de interés a corto plazo a medida que disminuya la inflación para evitar una mayor tasa de desempleo.
En opinión de Steven Wieting, estratega jefe de Inversiones y Economista Jefe de Citi Global Wealth, es el momento de tener carteras equilibradas y básicas. “También hemos esbozado algunas estrategias oportunistas que incluyen activos infravalorados y áreas en las que existe un catalizador para el crecimiento o un cambio en las condiciones del mercado. Entre ellas se incluyen inversiones relacionadas con nuestras tendencias imparables a largo plazo, como la longevidad y el impacto de la inteligencia artificial”.
En este sentido, la entidad plantea 10 ideas de inversión oportunistas: fabricantes de equipos semiconductores; acciones de ciberseguridad; productores, equipos y distribuidores de energía occidentales; acciones de mineras de cobre/infraestructuras de energía limpia; empresas de tecnología y herramientas médicas; contratistas de defensa; empresas de gestión de activos de capital privado; yen japonés y valores tecnológicos y financieros denominados en yenes; crédito privado y títulos de deuda estructurada; y normalización de la curva de rendimientos estadounidense.