Los activos alternativos permiten invertir en estrategias no tradicionales, más allá de instrumentos de deuda o acciones, consiguiendo una mayor diversificación dentro de los portafolios de inversión y con un potencial de retorno atractivo. Existen una variedad de opciones dentro de los activos alternativos como infraestructura, real estate, capital privado, deuda privada, recursos naturales y hedge funds, por nombrar sólo algunas.
Esta apuesta por la diversificación se puso a prueba durante el 2022, con resultados positivos: los activos alternativos se descorrelacionaron de los activos tradicionales, mostrando mayor resiliencia ante la volatilidad y mejores retornos que los mercados públicos de deuda y acciones.
Los activos alternativos a nivel global podrían llegar a valer 23 billones de dólares para el 2026 de acuerdo con las estimaciones del “2022 Global Alternatives Reports” de Preqin. Esto implica una tasa de crecimiento para el periodo 2022-26 de aproximadamente el 15% (vs. 13 billones de dólares en 2021), liderada por inversiones en capital privado, superior al promedio de crecimiento visto en años anteriores.
Activos alternativos en México
El mercado de activos alternativos en México tiene ya cerca de 15 años de existencia. En una primera instancia, a través de los CKD (certificados de capital de desarrollo), donde el 100% de las inversiones estaban enfocadas a México, y posteriormente desde el 2016, a través de los CERPIs, que permitieron invertir hasta un 90% del capital fuera de México.
A la fecha se han emitido más de 130 instrumentos y aunque en número de emisiones los CKDs superan con creces a los CERPIs (3 a 1 aproximadamente), en términos de capital comprometido son relativamente similares.
Columna de Cecilia Jiménez, CEO de SAM Asset Management México
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