Proteger a los inversores a largo plazo de la dilución material es un objetivo legítimo, sin embargo, Efama duda de que los proyectos de propuestas del Financial Stability Board (FSB) sobre las vulnerabilidades estructurales en el sector de los fondos abiertos (FCA) y los de IOSCO sobre las herramientas de gestión de la liquidez contra la dilución (LMT) aumenten la resistencia del sector.
«Este marco añadiría una complejidad innecesaria a la gestión del riesgo de liquidez y, en última instancia, se traduciría en mayores costes para los inversores finales con escasos beneficios», aseguran desde Efama en un comunicado.
Marin Capelle, asesor de Política Reguladora de EFAMA, afirmó que la reciente publicación de EFAMA sobre fondos de capital variable y mercados de capitales resistentes «demuestra que la atención que la normativa ha prestado a los FIA durante la última década se basa en una serie de supuestos cuestionables y no probados. Se trata de que habría un ‘desajuste estructural de liquidez’ y una ‘ventaja del pionero’ en los FIA que invierten en activos menos líquidos. Según los dos organismos internacionales de normalización, ambos provocarían un ‘exceso de ventas’ en periodos de tensión. A la luz de sus deficiencias analíticas, es esencial que el FSB e IOSCO se tomen el tiempo suficiente para consultar a las partes interesadas a fin de redefinir un problema para el que podrían justificarse requisitos reglamentarios adicionales.»
Aunque ambos organismos normativos tienen razón al identificar la gestión adecuada de la liquidez como un elemento crucial para la viabilidad del sector de los FCA, en las respuestas de Efama a estas consultas se demostró que el enfoque adoptado tanto por el FSB como por IOSCO sería contraproducente en varios aspectos, según recoge el comunicado del organismo:
1.- El FSB propone un requisito de agrupación de la liquidez que resulta gravoso e impreciso a la hora de determinar las LMT que deben utilizar los distintos FEF.
2.- IOSCO propone que cada FCA disponga de al menos una herramienta antidilución (ADT). Esto supondría un requisito excesivo para los FCA que experimentan bajos niveles de dilución, así como para aquéllos que utilizan determinados LMT basados en cantidades.
3.- Tanto el FSB como IOSCO proponen que los gestores de activos tengan en cuenta los costes de transacción implícitos que se aplican a sus FCA, incluido el «impacto de mercado» que estos productos pueden tener en los precios de mercado cuando venden sus activos. Aunque creemos que los gestores deberían tener en cuenta estos costes al evaluar el nivel de dilución, por el momento suele ser difícil, si no imposible, estimarlos. Además, estos costes no son relevantes para todos los FCA.
De cara al futuro, Efama cree que el FSB debería seguir promoviendo la disponibilidad de un amplio conjunto de TPM antidilución, basadas en la cantidad para su uso por parte de los gestores de activos, tanto en condiciones de mercado normales como de tensión. Del mismo modo, IOSCO también desempeñará un papel fundamental en la elaboración de orientaciones sobre las FCA basadas en principios que, cabe esperar, contribuirán a la convergencia entre jurisdicciones a medio y largo plazo.
En Europa, Esma debe seguir elaborando reglamentos y directrices para definir las LMT disponibles, proporcionar orientación sobre el uso de estas herramientas y especificar cómo los gestores de activos deben divulgar información sobre estas herramientas a los inversores finales. Las orientaciones de IOSCO serán sin duda una referencia para la autoridad supervisora europea cuando empiece a trabajar en estas normas.