Cada año, miles de jóvenes se enfrentan al momento de encontrar su primer trabajo. Probablemente, muchos de ellos se encuentran ahora en plenas vacaciones de verano, merecidas tras haber terminado el último curso de sus estudios de grado o posgrado, pero con la mirada puesta en septiembre y en lo que está por venir en la nueva etapa. El reto no es sólo conseguir ese primer empleo, sino también empezar a tomar decisiones respecto a su futuro económico. En el momento en que un joven comienza a ganar su propio sueldo, debe pensar cómo va a gestionar ese dinero.
Con frecuencia, la primera nómina se emplea en un capricho, en algo que uno desea y no había podido permitirse antes, o en un regalo especial para alguien especial… Es casi un acto simbólico de victoria, una forma de decir “lo he conseguido”. También es habitual que los jóvenes destinen esos primeros ingresos a actividades de ocio. Pero es fundamental que desde el primer momento tengan en cuenta la importancia de ahorrar y de sacar rentabilidad a su dinero para tener una buena salud financiera el día de mañana.
Con motivo del Día Internacional de la Juventud, que se celebra cada 12 de agosto, Adrián Amorín, country manager para España de la plataforma europea de inversión Scalable Capital, ha elaborado estas recomendaciones para guiar a los jóvenes en su camino de iniciación a la inversión:
- Cuanto antes, mejor. Si desde el primer momento en que empiezas a ganar tu propio dinero estableces una rutina de ahorro, programando una orden en tu cuenta para que automáticamente se derive el importe que decidas a otra cuenta, no tendrás la tentación de gastarlo y tus ahorros crecerán casi sin notarlo.
- Planifica tu presupuesto. Lo primero que tienes que hacer es analizar qué gastos tienes y cuánto dinero necesitas para cubrirlos. Así podrás calcular la cantidad que te sobra y qué parte de ella vas a destinar al ahorro. Es importante llevar un seguimiento de tus finanzas personales (hoy día existen apps que facilitan mucho esta tarea) e identificar posibles gastos innecesarios (como esa suscripción a una plataforma de streaming o música que ya no utilizas).
- Prepara un colchón para imprevistos. Es aconsejable tener siempre un dinero reservado “por lo que pueda pasar”: una avería, una necesidad que supone un gasto extra, o incluso el fin del contrato laboral. La cantidad que guardes para imprevistos debería cubrir al menos todos tus gastos durante tres meses.
- Da el salto a la inversión. Una vez te has hecho con ese colchón, es el momento de empezar a invertir para construir tu patrimonio. Lo recomendable suele ser reservar entre un 5% y un 15% de los ingresos. Puede ser razonable comenzar con un 5% e ir aumentándolo progresivamente en función de tu capacidad.
- No importa cuánto, importa empezar. La clave está en comenzar cuanto antes para aprovechar al máximo los beneficios que ofrece el interés compuesto: si los intereses que van generando tus inversiones los reinviertes, esto tiene un efecto multiplicador. Si empiezas pronto, no hace falta destinar cantidades tan grandes como si lo haces más tarde. Por ejemplo, si inviertes 25€ con un interés del 5% durante 20 años, acabarás con un capital de 12.988€, de los cuales 7.000€ corresponderán al ahorro y 5.988€ a los rendimientos de la inversión.
- Mira siempre a largo plazo. Invertir no es sólo cuestión de cuánto se invierte, sino de cuánto tiempo se deja el dinero invertido: a mayor tiempo, más probabilidades de obtener un rendimiento positivo. Las fluctuaciones en los mercados de capitales son normales, pero a largo plazo éstas se igualan. Y esta es la prueba: si miras los datos históricos, la rentabilidad media anual de un índice como el MSCI World en los últimos 15 años se ha situado alrededor del 10%.
- Comienza con un plan de inversión en ETF. Los planes de inversión son una forma sencilla de comenzar cuando no se tiene experiencia en los mercados. Los fondos cotizados, o ETF (del inglés Exchange Traded Funds), son un instrumento que permite invertir de una sola vez pero de forma diversificada, y además tienen muy pocas comisiones (sus costes son hasta 10 veces más bajos que los de los fondos de inversión tradicionales). Por tanto, puedes elegir un ETF diversificado globalmente (plataformas como JustETF.com pueden ayudarte) y utilizar una plataforma de inversión para poner en marcha tu plan, fijando la cantidad mensual que quieres invertir y la fecha del mes en la que quieres hacerlo.
“Uno de cada dos clientes de nuestra plataforma tiene hasta tres planes de inversión basados en ETFs, en los que sigue invirtiendo incluso en los periodos más turbulentos del mercado. Cuanto más jóvenes son los inversores, mayor es la proporción de dinero invertido en ETFs, y los más populares entre ellos son los ETFs ampliamente diversificados, como el MSCI World o el FTSE All-World. Este producto de inversión ofrece una amplia exposición al mercado y es menos volátil que las acciones individuales, y al diversificar las inversiones, minimiza el impacto del rendimiento de una sola inversión”, explica Amorín.
Invertir es una de las formas más eficaces de hacer crecer tu patrimonio a largo plazo, y el mejor momento para empezar es ahora.