Uno de los objetivos de cualquier gobierno debe ser lograr un crecimiento estable de la economía del país porque ello implica generar empleos y elevar el nivel de vida de las personas. Para dicho propósito debe realizar diversas acciones, entre las cuales se encuentra ampliar la capacidad productiva de la economía a través de la inversión, tanto pública como privada. La inversión pública depende de la asignación de los recursos que haga el gobierno en función de sus objetivos políticos, económicos y sociales, la inversión privada depende de decisiones de los agentes privados, donde el gobierno debe establecer las condiciones necesarias para fomentar que dediquen recursos a la ampliación de la planta productiva.
Sin embargo, con excepción del gobierno de Calderón, en todas las demás administraciones del presente siglo en el primer año de gobierno la inversión pública y la privada han disminuido tanto en términos reales, es decir descontada la inflación, como porcentaje del PIB. La baja en la inversión pública puede explicarse por el proceso de aprendizaje de los nuevos funcionarios o la falta de proyectos de inversión que sean consistentes con los objetivos de la administración entrante. En el caso de la inversión privada se debe a la incertidumbre que genera el cambio de gobierno en cuanto al rumbo de la política económica que llevará a cabo.
El sexenio de Fox ha sido el único que a partir del segundo año le dedicó de manera creciente recursos a la inversión pública y su participación en el PIB aumentó durante toda su administración, el promedio en el sexenio fue 4.2%. Desde el inicio de su administración Calderón le dedicó más recursos a la inversión pública hasta 2009, cuando llegó a representar hasta el 6% del PIB a pesar de que en ese año la economía se contrajo 5.3% como resultado de la crisis financiera que se presentó a nivel mundial. En promedio durante su sexenio la inversión pública representó el 5.3% del PIB.
Desafortunadamente, desde 2010 los recursos que los gobiernos de Calderón, Peña Nieto y López Obrador asignaron a la inversión pública han ido a la baja consistentemente, tanto en términos reales como porcentaje del PIB. Cada sexenio ha dedicado menos recursos a la inversión del gobierno. No obstante que en la actual administración existen proyectos emblemáticos a los cuales les han dedicado más recurso de lo que se había presupuestado al iniciarlos, en 2022 en términos reales se le dedicaron a la inversión pública casi la mitad de lo que se dedicó en 2009, año de la crisis financiera, y como porcentaje del PIB también disminuyó a la mitad, pasó de 6% a 3%.
Por lo tanto, es falso que durante la administración de López Obrador los recortes en diversos renglones del presupuesto se han dedicado a la inversión del gobierno, pues en términos reales disminuyó durante los primeros tres años de la administración y solamente en el cuarto año se incrementó. A pesar de ello, los recursos que le dedicó la actual administración a la inversión pública en 2022 es el nivel más bajo del siglo, o sea todos los gobiernos anteriores dedicaron más recursos, tanto en dinero como en porcentaje del PIB, a dicha actividad.
Llevamos 12 años seguidos en que el gobierno gasta menos en inversión, que asigna menos recursos a ampliar la capacidad productiva del país. Menos inversión del gobierno y en proyectos cuya rentabilidad económica y social es muy cuestionada no aportan elementos para generar un crecimiento sostenido de la economía. Es necesario que se revierta la tendencia, pero no nada más un año, sino de manera consistente y permanente, dedicando recursos a proyectos que realmente aumenten el potencial productivo del país. Este un reto que deberá enfrentar y resolver el próximo gobierno.
Columna de Francisco Padilla Catalán