En los últimos años hemos asistido a un crecimiento vertiginoso de estructuras de fondos evergreen o abiertos en mercados privados. De acuerdo con un análisis publicado por Bfinance, en 2022 se lanzaron más fondos abiertos que en el acumulado de los cinco años anteriores.
Fondos evergreen: una herramienta de inversión flexible
Los fondos evergreen (abiertos) están ganando adeptos entre los inversores, al tratarse de instrumentos que ofrecen un grado de flexibilidad mayor que las estructuras cerradas. Dado que los fondos abiertos no paran de captar capital, los partícipes pueden optar por ir aumentando sus posiciones a lo largo del tiempo. De igual modo, pueden ajustar posiciones, si es necesario, como parte de una asignación de activos más dinámica, en mercados privados.
Las estructuras abiertas permiten a los partícipes mantener activos con buen rendimiento durante mucho más tiempo del que suelen permitir los fondos cerrados, que tienen una vida finita. Por otro lado, como los fondos evergreen no tienen una fecha de caducidad, el riesgo de que se vean obligados a vender en el futuro todas sus posiciones a un precio de descuento es mínimo. Sin embargo, los fondos abiertos también pueden estar expuestos a tener que vender determinados activos de la cartera para obtener liquidez durante su vida útil.
¿Qué ha suscitado el debate frente a los fondos cerrados?
Históricamente, la materialización de ganancias, la disponibilidad de liquidez y los costes de transacción han suscitado un debate entre las estructuras abiertas y cerradas. Sin embargo, todas estas cuestiones, en mi opinión, pueden mitigarse e incluso verse compensadas por ventajas sustanciales.
Materialización de ganancias
Mientras los fondos cerrados deben liquidar sus inversiones al final de su vida útil, sus homólogos abiertos pueden mantener sus activos de manera perpetua, por lo que a los inversores les resulta más difícil predecir cuándo materializarán las ganancias de sus inversiones. No obstante, los fondos cerrados pueden ofrecer a los partícipes un mayor equilibrio entre el capital reinvertido y la remuneración al inversor (es decir, un reparto entre dividendos ordinarios y extraordinarios).
Liquidez equilibrada
Históricamente, la naturaleza de los activos subyacentes determinaba qué estructura de fondos debía elegirse, siendo las estructuras abiertas las elegidas para activos líquidos, mientras que las cerradas solían preferirse para carteras ilíquidas. Sin embargo, se pueden incorporar mecanismos a estructuras abiertas para proporcionar un perfil de liquidez que compense la falta de liquidez de la cartera subyacente, por ejemplo, establecer un bloqueo inicial durante la fase inicial de construcción de la cartera, fijar periodos adecuados de preaviso de reembolsos, mecanismos de control (restricciones a reembolsos del fondo), compensación de salidas y entradas de capital en el fondo, así como el aplazamiento de los reembolsos.
Eficiencia en costes de transacción
Este aspecto está asociado con los costes de transacción que soportan los partícipes a largo plazo cuando entra nuevo capital al fondo. Un estudio llevado a cabo por Willis Tower Watson (WTW) reveló que «los costes de adquisición imputados a los inversores a largo plazo en fondos inmobiliarios no cotizados abiertos que emplean el método de amortización podrían ser más del doble que el soportado con vehículos que usan el método “offer-spread”.
La diferencia entre estos dos métodos es que el método del “offer-spread” asigna los costes de invertir nuevo capital únicamente al inversor cuyo capital se invierte, mientras que el método de amortización reparte los gastos de invertir nuevo capital proporcionalmente entre todos los partícipes. Dejando a un lado los aspectos técnicos, las diferencias de costes pueden mitigarse con mecanismos de igualación o recuperación. Por otro lado, la técnica de amortización reparte los costes de invertir nuevo capital proporcionalmente entre todos los partícipes.
Como la mayoría de las aparentes desventajas pueden mitigarse, los inversores deberían centrarse en las ventajas más evidentes
Puesto que la mayoría de las aparentes desventajas señaladas anteriormente pueden mitigarse con condiciones específicas del fondo, la estructura de fondo abierto ofrece a los inversores ventajas claras, entre ellas, mejores condiciones de liquidez, una mayor visibilidad de la cartera subyacente y una mejor armonización de costes.
Alta liquidez
Los inversores que invierten en fondos cerrados por lo general no pueden retirar su dinero hasta el vencimiento del plazo del fondo con ciertas excepciones, como por ejemplo traspasos u operaciones secundarias (previamente autorizadas). Sin embargo, con una estructura evergreen el gestor del fondo puede captar capital a perpetuidad y permitir a los partícipes inyectar o reembolsar capital, sujeto a los plazos de preaviso y a mecanismos de gestión de liquidez habituales (es decir, un periodo de bloqueo inicial, preaviso de reembolsos/reintegros y un mecanismo de cierre que impida las ventas forzosas). A pesar de algunas limitaciones, estas mejores condiciones de liquidez facilitan que inversores puedan alcanzar las asignaciones de cartera deseadas mediante aumentos o reducciones de sus compromisos contraídos en el fondo.
Clara visibilidad
Los fondos cerrados tradicionales pueden tener un plazo de 10 años (con posibilidad de extensiones) y durante los primeros 12-18 meses el gestor captará nuevo capital para el fondo. Si se estructuran con una cartera de activos ciega (blind-pool) (sin una cartera inicial garantizada), los compromisos de los inversores empezarán a rentabilizar solo cuando surge una nueva oportunidad de inversión, lo cual podría tardar varios años. Por el contrario, los inversores que adquieren participaciones en fondos evergreen ya en funcionamiento tienen inmediata exposición a una cartera de activos diversificada, supuestamente con un despliegue de capital más rápido, evitando así el riesgo asociado a una cartera ciega.
Alineación de costes…
Los fondos cerrados normalmente cobran comisiones de gestión sobre el capital comprometido al principio y luego sobre el capital invertido; por contra, los fondos abiertos suelen cargar comisiones de gestión sobre el Valor Neto de los Activos, es decir, solo cuando el partícipe desembolsa el dinero.
…al tiempo que eluden la curva J
Además, al invertir en una cartera que genera rendimientos, los inversores pueden eludir la llamada curva J, bastante frecuente en las estructuras cerradas. Este fenómeno se produce porque los fondos cerrados a menudo generan rentabilidades negativas en las fases iniciales de sus periodos de inversión, en parte debido a las comisiones de gestión que aplican sobre compromisos no desembolsados y en parte porque todavía no tienen activos operacionales que generen rentabilidad. La ventaja de las estructuras abiertas permite reducir la volatilidad en los perfiles de rentabilidad de los inversores.
Los inversores a largo plazo pueden conservar activos con plusvalías latentes
Gracias a la vida útil indefinida de un fondo evergreen, los inversores a largo plazo pueden conservar activos con plusvalías latentes, lo cual resulta crucial cuando se invierte en activos que generan rentas a largo plazo, como los bienes inmuebles y las infraestructuras.
Se puede argumentar que las estrategias orientadas a distribuir dividendos son un complemento natural de las estructuras abiertas, ya que permiten a los inversores ajustarse mejor al calendario de inversiones (adquisiciones y ventas) en función de las circunstancias del mercado o de sus propias necesidades de inversión. Más importante aún es que con estructuras abiertas se evitarán ventas forzosas de activos al vencimiento final del fondo, lo cual, en condiciones de mercado adversas, podría afectar negativamente a las rentabilidades finales.
Al ser un instrumento versátil para los inversores, debería seguir ganando adeptos
En definitiva, una estructura de fondo abierto ofrece a los inversores un instrumento de inversión versátil y complementario, al ofrecer ventajas claras, por ejemplo, alcanzar y mantener una asignación concreta gracias a las mejores condiciones de liquidez, reduciendo el riesgo de exposición a carteras ciegas e incrementando la alienación de costes con la reducción de la curva J, entre otras cosas.
Los fondos abiertos, en concreto para estrategias de inversión orientadas a distribuir dividendos como infraestructuras e inmuebles, permiten retener los activos más valiosos al tiempo que aprovechan las oportunidades del mercado. Así pues, cabría esperar que la estructura de fondos evergreen continúe ganando adeptos entre los inversores y termine por establecer un nuevo paradigma para la inversión en mercados privados.
Tribuna de Casilda Perez- Medina, Sales Director Real Assets de Aquila Capital