El entorno de inversión ha cambiado marcadamente a lo largo del año pasado, pero la necesidad de los inversores de encontrar un equilibrio óptimo para sus carteras no lo ha hecho. Creemos que los dividendos son un ingrediente clave en la gestión de esta dinámica, con independencia del contexto macro. Sin embargo, dada la fuerte subida de los tipos de interés, y el hecho de que ahora los fondos monetarios están ofreciendo rendimientos en torno al 4%, los inversores necesitan mirar más allá de las empresas de baja calidad que remuneran con altos rendimientos, y fijarse en las empresas con balances sólidos que pueden hacer crecer sus dividendos de forma sostenible.
Para nosotros, los flujos de caja son lo más importante. Los dividendos son lo que queda una vez que se satisfacen todos los requisitos de capital, y no se pueden incrementar sin hacer crecer los flujos de caja libres. Por tanto, creemos que la capacidad para identificar empresas que pueden asignar y reinvertir sus flujos efectivamente son fundamentales para que los inversores activos puedan generar retornos totales atractivos.
Las compañías de alta calidad, como las definimos en Ninety One, tienen ventajas competitivas duraderas que están derivadas de activos intangibles, como las marcas, propiedad intelectual, contenido único, redes o cadenas de suministro fuertes. Estas fortalezas proporcionan a las compañías de calidad barreras de entrada y poder de fijación de precio, que a su vez les permiten generar crecimiento estructural en el largo plazo y resiliencia, así como generar flujos de caja a niveles de rentabilidad sostenidamente elevados.
A menudo, estas empresas tienen modelos de negocio innovadores. En nuestra opinión, las empresas de calidad que se preparan para el futuro invirtiendo en I+D están mejor equipadas para impulsar la innovación de sus productos y, de hecho, crear su propia demanda. Esto no sólo contribuye a un crecimiento futuro autofinanciado, sino que también sirve para reforzar la posición competitiva de una empresa.
Pongamos a Microsoft por ejemplo. No solo ha transformado su modelo de negocio en la última década e innovado a lo largo de todo el arco tecnológico, también es uno de los pagadores de dividendos más consistentes del mundo, con su línea de productos financiando remuneraciones sanas y con frecuencia crecientes desde 2003. Se pueden encontrar más ejemplos en todo el mundo. Siemens Healthineers, un pionero innovador en salud – con sede en Alemania- se ha convertido en imagen para el diagnóstico médico y en radioterapia guiada por imágenes (IGT por sus siglas en inglés), impulsando la mejora en la calidad de los cuidados para todos los pacientes al tiempo que reduce los costes médicos a través de la innovación. A pesar de la disrupción económica causada por el Covid-19, la compañía ha sido capaz de incrementar sus dividendos a una tasa anual compuesta del 9% en los últimos cuatro años.
En cambio, en periodos de estrés – como el que estamos viviendo actualmente-, las empresas con balances endeudados afrontan costes más elevados, que se comerán el capital que, de otra manera, sería invertido en el negocio o distribuido a los accionistas. De la misma manera, las empresas con muchos activos ahora afrontan unas infladas necesidades de capex que dificultarán el crecimiento futuro. Con frecuencia, los inversores tendrán que afrontar un recorte en el payout – combinada con un comportamiento mediocre de la acción- que genera un perfil de retorno total por debajo de lo óptimo.
Los inversores también tienen que ser conscientes de las valoraciones, y asegurarse de que no están pagando de más por el crecimiento futuro de la empresa, como sucede con muchas inversiones ‘growth’. En nuestra opinión, un acercamiento basado en dividendos crecientes de calidad ofrece la mejor combinación de valoraciones y crecimiento, a través de un enfoque riguroso sobre compañías innovadoras que pagan dividendos y que son capaces de hacer crecer sus flujos de caja. Estas empresas no tendrán necesariamente un rendimiento inicial elevado. La clave es que estén bien posicionadas para crecer con el paso del tiempo. Por ejemplo, el líder en salud Johnson & Johnson ha incrementado su dividendo anual durante 60 años consecutivos, navegado todo tipo de entornos de mercado.
Creemos que es prudente adoptar un acercamiento basado en el crecimiento de dividendos de calidad en este contexto de tipos de interés elevados mediante la inversión en empresas poco endeudadas, que tienen menos obstáculos de obtener ingresos debido al pago de intereses más altos, y que puedan seguir haciendo crecer su base de capital y sus dividendos. Con el tiempo, una cartera con ese tipo de compañías – como la de nuestro fondo Ninety One Global Quality Dividend Growth Fund– puede generar rendimientos compuestos y un perfil de rentabilidad ajustada al riesgo superior al ‘growth’ y al ‘value’, proporcionando alfa duradera a través de diferentes ciclos de mercado. Finalmente, ese tipo de estrategia puede ayudar a proporcionar mayor certidumbre en un mundo incierto.
Tribuna de Abrie Pretorius, gestor y analista de Ninety One Asset Management.