En el caso de las compañías de atención sanitaria, el santo grial del compounding con rentabilidades elevadas se sustenta sobre su capacidad para fijar precios, sus barreras de entrada y la demanda no discrecional del mercado final. Aunque la demanda no discrecional puede suponer un lastre de cara al compounding para los inversores, reviste claras repercusiones para otras partes interesadas: para el paciente, puede suponer la ausencia de otras opciones. El concepto de “no discrecional” a menudo significa unos sistemas sanitarios sobrecargados dado que los hospitales y los proveedores no pueden recortar los tratamientos cuando los presupuestos se restringen, los costes se disparan o las cifras de pacientes aumentan.
Esto lleva a la siguiente pregunta: ¿qué es una intervención médica de valor? Creemos que un uso amplio de pruebas diagnósticas y de detección temprana implica la ventaja de unos mejores resultados para los pacientes, así como la posibilidad de optimizar el gasto sanitario. Los diagnósticos informan el 70% de las decisiones clínicas, pero solo abarcan del 2% al 5% de la financiación sanitaria.
Se estima que el gasto anual en I+D relativo a oncología es de unos 50.000 millones de USD a escala global, si bien la mejora de las tasas de supervivencia ha sido obstinadamente baja. Las intervenciones en desarrollo por las grandes farmacéuticas por lo general se dirigen a etapas avanzadas de las enfermedades y los medicamentos mejoran la supervivencia media en meses, no años.
El potencial de que las pruebas diagnósticas y la detección en fase temprana mejoren las tasas de supervivencia parece enorme. En el caso del cáncer, cuanto antes se trate la enfermedad, mayor será la probabilidad de que las intervenciones farmacéuticas incrementen la supervivencia. Tomemos el ejemplo del cáncer de mama: la tasa de supervivencia a cinco años en mujeres de Estados Unidos con cáncer de mama que no se ha extendido más allá del pecho es del 99%. Sin embargo, en los casos en que el cáncer se ha extendido, la tasa de supervivencia cae drásticamente, a solo el 29%. La diferencia entre ambas tasas de supervivencia radica en cuándo se detecta y se diagnostica la enfermedad.
Conjuntamente, las pruebas diagnósticas y los análisis predictivos pueden permitir a los médicos tomar mejores decisiones de tratamiento e incluso evitar la hospitalización de los pacientes. Los algoritmos predictivos se han empleado en unidades de cuidados intensivos para identificar a aquellos pacientes más propensos a necesitar intervenciones quirúrgicas. Como consecuencia, los hospitales han indicado una reducción de la mortalidad. Además, el 39% de los ejecutivos sanitarios encuestados afirman que el uso de análisis predictivos y pruebas diagnósticas ha reducido los costes.
La reducción de costes para el sistema sanitario que puede traer consigo un uso más amplio de pruebas diagnósticas y de detección puede ser significativa. Por ejemplo, se estima que el coste de tratar un tipo específico de cáncer de pulmón es de 231.000 USD al año en Estados Unidos. Comparemos este dato con un coste de detección equivalente de 19.000 USD al año, menos del 10% de lo que cuesta el tratamiento. Además, si los médicos pueden identificar correctamente el tipo de enfermedad con pruebas diagnósticas, los sistemas sanitarios no desperdiciarán caros medicamentos en pacientes cuyo cáncer no habría respondido al medicamento de que se trate desde el inicio. Así pues, contar con pruebas diagnósticas específicas también podría permitir a los médicos ofrecer tratamientos más asequibles.
Naturalmente, se debe alcanzar un equilibrio entre mejorar los niveles actuales de pruebas de detección y no sobrecargar los sistemas sanitarios con el coste de someter a exámenes médicos a poblaciones enteras con demasiada frecuencia. Por ejemplo, llevó 40 años desplegar por completo un programa de detección en fase temprana del cáncer de cuello del útero. Desde la utilización de la citología vaginal de manera generalizada, en la década de 1960, las tasas de incidencia y de mortalidad por cáncer de cuello de útero han caído más de un 50%. Esto demuestra que hallar un equilibrio entre coste, precisión y adaptación de conductas no es tarea fácil.
También nos enfrentamos a la cuestión de aquellas enfermedades para las que se dispone de medios para su detección, pero cuya intervención terapéutica es actualmente limitada. Un caso pertinente en este sentido es la prueba que existe para detectar el riesgo genético de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Chris Hemsworth, actor australiano, recientemente hizo público que tiene un riesgo más alto de desarrollar esta enfermedad, tras someterse a una prueba genética. La prueba puede decirle a un paciente si tiene un mayor riesgo genético de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, pero no ofrece tratamiento alguno. Aunque esta situación ofrece ventajas, también puede plantear más preguntas que respuestas desde el punto de vista ético. Así pues, claramente existe un equilibrio que se debe alcanzar entre diagnóstico / pruebas de detección e intervenciones terapéuticas.
Las compañías de diagnóstico están expuestas a tendencias con enorme importancia en la mejora de los resultados médicos y la necesidad de que los proveedores gestionen los costes. Gozan de niveles elevados de ingresos recurrentes y barreras de entrada: una vez que se instala una máquina de diagnóstico, el fabricante venderá consumibles que permitan a la máquina llevar a cabo diferentes pruebas diagnósticas, lo cual a menudo asegura clientes cautivos, con márgenes altos y flujos de ingresos previsibles. Creemos que estas características hacen de las compañías dedicadas al diagnóstico negocios de alta calidad en los que invertir.
Invertimos en diversas compañías de diagnóstico en nuestras carteras globales. Nuestras posiciones en ciencias de la vida obtienen entre una cuarta parte y una tercera parte de sus ingresos de las pruebas diagnósticas. Cuentan con altas cuotas de mercado en un mercado final concentrado y creciente. La innovación de estas compañías ha permitido mejorar la calidad, la amplitud y la eficiencia de las pruebas diagnósticas.
El sector farmacéutico y el de biotecnología también son clientes de las pruebas diagnósticas. En muchos casos, los proveedores de estas pruebas también desempeñan un papel importante en el proceso de desarrollo de medicamentos, gracias a la fabricación de «diagnósticos complementarios». Las pruebas diagnósticas a menudo se desarrollarán junto con un medicamento para identificar de un modo más preciso a aquellos pacientes que deberían responder mejor a él.
En conclusión, conociendo el potencial de las pruebas diagnósticas y de detección temprana para reducir el coste de la enfermedad, parece acertado afirmar que debería considerarse un elemento no discrecional, si no infrautilizado, del ecosistema de la atención sanitaria. Pensamos que la demanda de pruebas diagnósticas cuenta con un soporte robusto dado que existen razones sólidas para su uso de forma más generalizada y en fases tempranas.
Para el inversor, estas compañías pueden ofrecer altos retornos sobre el capital operativo empleado, respaldados por barreras de entrada e ingresos recurrentes. Están expuestas a tendencias de enorme importancia en las que pueden hacer posibles resultados mejores y ahorrar costes. Rara vez vemos a estas compañías copar los titulares por el logro de avances de calado en terapias curativas, pero, si las valoramos más en profundidad, vemos que ofrecen el enorme potencial de mejorar significativamente las tasas de mortalidad por enfermedades que acortan la vida.
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