Hace ya cinco años desde que la normativa MiFID II entró en vigor para mejorar la situación de la industria financiera, principalmente a nivel regulatorio. Su objetivo primordial fue desarrollar una mayor protección para el inversor, a través de un asesoramiento de calidad. Además, este reglamento puso un mayor equilibrio entre la casuística de nuestro país y la del resto de Europa, mejorando la profesión de los asesores financieros, a pesar de aumentar la burocracia y el coste en todas las gestiones.
El impacto fue muy importante en el sector, que tuvo que hacer un gran esfuerzo para adaptarse al nuevo escenario. En este sentido, el Departamento de Educación Financiera de EFPA España ha querido destacar cuáles han sido los cambios más importantes que se han llevado a cabo durante estos cinco años de MiFID II. En concreto han indicado cinco principales novedades.
1. España deja de ser una excepción gracias a la obligatoriedad de certificarse y cumplir con la formación continua para ejercer labores de asesoramiento a los clientes.
Resulta que hasta la llegada de MiFID II, España era el país de la excepción, no era necesario ningún tipo de título para ejercer como asesor financiero. Además de contar con una certificación, otro de los grandes cambios que ha experimentado el sector del asesoramiento en los últimos cinco años es la concienciación sobre la importancia de la formación continua en la profesión. Se trata de un elemento fundamental en un sector donde aparecen continuamente nuevos productos y entidades, y que depende de unos mercados expuestos a una gran volatilidad.
Desde hace varios años ya se percibe que el asesoramiento financiero está mucho más regulado y supervisado en España, dejando de ser una excepción en Europa. Tras la entrada en vigor de la normativa comunitaria MiFID II, los asesores financieros deben contar con una serie de requisitos de cualificación profesional y experiencia mínima.
Antes de tener una conversación con un cliente para ofrecerle información sobre productos financieros o un servicio de asesoramiento más completo, los profesionales deben acreditar una formación de calidad y contar con rigurosidad en su servicio con el fin de proteger a los ahorradores.
2. Mejora de la visibilidad y opinión de los clientes sobre la profesión del asesor financiero.
La profesión está mejor valorada en España. En concreto, según la última radiografía de asesoramiento financiero elaborada por EFPA España, el 86% de los profesionales considera que, en los dos últimos años, ha aumentado el interés de los españoles por recibir asesoramiento. Para los asesores, el grado de interés de los ahorradores españoles por el asesoramiento financiero se sitúa en un 3,11 sobre 5, con un 80% de profesionales que otorga una nota de 3 o superior sobre 5.
Progresivamente se ha podido ver cómo los asesores están más preparados, cuentan con mayores conocimientos y poseen una información más actualizada. Además, en el escenario actual también están formándose en temas transversales como puede ser la psicología del inversor, el behavioral finance… con el objetivo de estar más preparados para gestionar las emociones del cliente y entender sus necesidades, más allá de la propia información sobre mercados o sobre productos. Resulta muy importante que los asesores financieros conozcan qué sesgos afectan a sus clientes en cada fase de la toma de decisiones de inversión, a fin de mitigarlos cuando realicen una recomendación personalizada de inversión.
3. Mejora de la cultura financiera de los ciudadanos en los dos últimos años.
La crisis económica provocada por la pandemia, la situación actual de incertidumbre provocada por las tensiones geopolíticas, el conflicto entre Rusia y Ucrania y la subida de los precios provoca que el cliente se interese más por conocer las consecuencias económicas y sociales, y cómo puede afectar a sus inversiones. A partir de estos hitos, se ha demostrado que los ciudadanos han adoptado un comportamiento más racional ante momentos y circunstancias complicadas, gracias al acompañamiento de los asesores.
Tras la crisis financiera que se desató en el año 2008 y algunos episodios puntuales de mala praxis, pero que hicieron mucho daño reputacional al sector, el cliente se ha vuelto más exigente y más desconfiado, pero también muestra un mayor interés por conocer el funcionamiento de los productos que contrata y las alternativas de inversión con las que cuenta en cada momento del mercado.
4. Aumento del número de asesores financieros certificados.
Desde la implantación de MiFID II hace cinco años, EFPA España ha incrementado un 45% el número de miembros asociados, hasta superar los 35.000 miembros certificados, más de 32.000 en el conjunto de certificaciones adaptadas a MiFID II (EIA, EIP, EFA y EFP) que ofrece la asociación, lo que le ha permitido convertirse y consolidarse como la asociación certificadora más grande de toda Europa. Esto refleja el incremento exponencial en el número de profesionales que cuentan con unos elevados conocimientos, habilidades y aptitudes, cumplen unos requisitos de formación continua y respetan un estricto código ético.
5. Nuevos players y otros modelos de asesoramiento al abrigo de la nueva regulación.
En cierto modo, la regulación de MiFID II ha ayudado a que se desarrollen nuevos modelos de asesoramiento para cubrir todas las necesidades e intereses de los inversores. Es fundamental que exista un amplio abanico de opciones para el ahorrador, desde el asesoramiento independiente hasta el no independiente, sin que la normativa priorice en ninguno de ellos y, sobre todo, sin plantear una prohibición de alguno de los modelos.