Como “complicado, en general” y “un año en dos mitades” es como Gustavo Medeiros, Head of Research de Ashmore, describe a 2023. Y en ese contexto, el ejecutivo destaca que los mercados accionarios emergentes tienen viento a favor, pero no exento de riesgos ni ajeno a una dinámica que no se ve tan favorable para Wall Street.
Entre pros y contras, el ejecutivo asegura que “quieres tener mucha más exposición a las acciones emergentes que a Estados Unidos”, desde el punto de vista de asset allocation. Esto, en un contexto en que describe el posicionamiento general en la clase de activos como “mega subponderada”, con sólo un 12% de ponderación en el MSCI World Index.
“Si eres un inversionista de largo plazo, incluso en términos absolutos, incluso a estos niveles, no quieres estar subponderando o corto en acciones emergentes. Es demasiado atractivo, está demasiado barato”, comenta.
¿Qué factores deberían considerar los inversionistas? Por un lado, las bolsas emergentes enfrentan un entorno “muy diferente” en términos macroeconómicos, apoyados por una economía china que se está reabriendo “mucho más rápido” de lo previsto, según el ejecutivo, que también se desempeña como Head de Emerging Markets Equities en la firma.
“Eso es muy poderoso para el crecimiento económico en Asia emergente”, explica Medeiros en entrevista con Funds Society, lo que tiende a beneficiar a otros segmentos emergentes, como América Latina.
Sin embargo, en la otra cara de la moneda, también estamos en un proceso de recesión en el mundo desarrollado, con una política monetaria más restrictiva de lo que se había presenciado en décadas. “Ya estamos viendo un impacto en la dinámica inmobiliaria y la manufactura a nivel global, que se están desacelerando significativamente”, señala.
Además, el ejecutivo tiene en su escenario base que se dé un súper ciclo de commodities, que considera como positivo para los exportadores de materias primas, como América Latina.
Considerando estas variables, indica, se ve un entorno “fantástico” para los emergentes, en términos de su valor relativo respecto al mundo desarrollado.
Sin embargo, Medeiros advierte de “una pequeña trampa” que presione a la clase de activos, en la medida que el proceso de recesión –y su impacto en los precios de mercado– afecte a Wall Street, que sigue transando con múltiplos relativamente altos. “Si las acciones en EE.UU. tienen que corregir más desde este punto, es difícil obtener retornos en las acciones en cualquier parte”, advierte.
En ese sentido, en Ashmore tienen buenas perspectivas para la renta variable emergente, pero miran con resquemor su retorno absoluto para el corto plazo, entre tres y seis meses.
Arista geopolítica
Según Medeiros, el interés en la región ya se está instalando, según dan cuenta “fuertes” flujos a las acciones emergentes en lo que va del año. El ejecutivo señala que esto se explica por el hecho de que estamos migrando a un entorno más inflacionario.
Si bien la mayor inflación ya está instalada, dado el alza de precios que se ha registrado recientemente, el ejecutivo de Ashmore prevé que esta seguirá siendo el telón de fondo de momento, dada la transición energética, los cambios en la cadena de suministros y los riesgos geopolíticos.
Este punto en particular es “uno de los factores de riesgo más importantes que la gente tiene que considerar en este año”, señala. Y en ese sentido, podría beneficiar a América Latina como destino de inversión.
El Head of Research razona que nadie sabe quién va a “ganar” en el conflicto entre EE.UU. y China, pero que sí están delineados los países que se mantendrían neutrales, que tienden a beneficiarse de “los arbitrajes de ambos lados del pasillo”.
Uno de ellos es la región. “América Latina se mantuvo neutral durante la primera y la segunda guerra mundial y no tiene ningún incentivo para elegir un lado en el conflicto entre EE.UU. y China”, explica, considerando que el grueso de América del Sur –excluyendo a Colombia y Ecuador– tienen más comercio con el país asiático que con la potencia norteamericana.
Análisis por mercado
En el desagregado, Medeiros ve distintos factores a favor para las principales economías del vecindario.
En el caso de México, en Ashmore están “entusiasmados” con el potencial del país, en términos de la dinámica conocida como friendly-shoring. “EE.UU. está ansioso por diversificar su masiva exposición a China en la manufactura”, explica. A esto agrega que el país no tiene desequilibrios fiscales, que el banco central local actuó oportunamente con sus herramientas de política monetaria y que la bolsa está transando con descuento, aunque en menor medida que otros mercados de la región.
Colombia y Brasil, explica el ejecutivo, también se van a beneficiar de esta tendencia de cambios en la cadena de suministro, aunque menos a raíz de EE.UU., sino desde el frente del consumo local.
En ese sentido, la mayor economía del vecindario se ve como un destino apetecido. “Si las compañías están pensando en producir más cerca de sus países, entonces Brasil típicamente se beneficia de eso”, comenta.
Por el frente doméstico, Medeiros comenta que, si bien el presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva tiene una “agenda muy obvia” de redistribuir “agresivamente” los ingresos en el país –en un entorno de golpeadas cuentas fiscales–, un súper ciclo de commodities los ayudaría a conciliarla más fácilmente.
Eso sí, bien el mercado accionario está “barato”, el ejecutivo advierte que falta un catalizador. En ese sentido, uno bueno sería que “el gobierno encontrara un programa fiscal creíble”, ya que todavía arroja contradicciones entre las distintas facciones del oficialismo.
En el caso de Colombia, el ejecutivo comenta que el presidente Gustavo Petro no le da mucha confianza al mercado y que “la forma en que está tratando el sector de hidrocarburos complica las cosas”. Esto, explica, se debe a las cuentas externas de Colombia, que han dependido tradicionalmente de la exportación en ese sector.
Completando la región andina, la visión de Ashmore sobre Chile y Perú es que tienen fundamentales “golpeados” y turbulencia política –principalmente en la economía inca–, pero que la arista macroeconómica se ha mantenido fuerte pese al “ruido” político, con acciones fuertemente descontadas.
En particular, el ejecutivo destaca que las acciones chilenas están transando con un «descuento muy grande» respecto a los últimos 15 años, lo que ofrece una “oportunidad buena bastante”. Esto, señala, porque el país tiene una macroeconomía resiliente, incluso logrando un superávit fiscal, gracias a una baja de gastos. Este país también tiene viento a favor si es que se materializa un súper ciclo de commodities.