La base de inversores en activos privados se está ampliando. Un proceso que cambiará el panorama en el mercado. Los mercados privados siguen evolucionando, y a medida que lo hacen, la base de inversores continúa ampliándose. El interés de dos nuevos tipos de inversores está aumentando rápidamente: los inversores con altos patrimonios (HNI, siglas en inglés de high net-worth investors) y los inversores con poder adquisitivo. En el caso de los primeros, esperamos que cada inversión o «participación» sea de aproximadamente 100.000 a 200.000 euros, mientras que los segundos invertirán probablemente unos 10.000 euros. Además, los fondos de pensiones de aportación definida (DC, por sus siglas en inglés) son cada vez más activos.
Este cambio se viene produciendo desde hace varios años. Cada año vemos más capital procedente de estas nuevas fuentes, mientras que los flujos de los inversores institucionales tradicionales se mantienen más o menos estables. ¿Está cambiando esta «democratización» la naturaleza de los activos privados?
La complejidad de los activos privados y lo que ha cambiado para los inversores privados
Los reguladores han reflexionado mucho sobre la complejidad de los activos privados para los clientes minoristas. La Directiva sobre gestores de fondos de inversión alternativos se puso en marcha hace varios años para erradicar, entre otras cosas, el llamado mercado de «capital gris», es decir, el extremo no regulado del mercado de capital de clientes privados, a menudo relacionado con activos privados.
Ahora el sector está mucho más regulado. Los gestores están sometidos a regulación y se han creado nuevas estructuras de fondos sujetas a un control mucho más riguroso. Esto incluye criterios como la diversificación mínima o la exposición máxima a divisas. También abarca la forma en que los productos se venden y se explican a los clientes, así como la forma en que los propios clientes califican, o demuestran, su comprensión sobre aquello en lo que están invirtiendo. Todo ello es bienvenido.
Al mismo tiempo, los mercados públicos se están reduciendo mientras los privados siguen creciendo. Los reguladores están muy interesados en permitir el acceso de los clientes privados a una parte cada vez mayor de los mercados de capitales, para no excluir fuentes de rentabilidad atractivas. Sigue siendo vital, por supuesto, que este progreso se equilibre con la seguridad para los inversores. El equilibrio ha dado lugar a nuevos formatos, como los fondos de activos a largo plazo (LTAF) en el Reino Unido, y los fondos europeos de inversión a largo plazo (ELTIF). Formatos similares están surgiendo en otros países para hacer posible que los clientes privados inviertan en clases de activos como el capital privado.
Mejorar los conocimientos
Creemos que hay que seguir avanzando en la formación de los inversores. Como gestores de activos, es una gran tarea para nosotros, y aún mayor para los distribuidores mayoristas -como la banca privada- asegurarnos de que los inversores reciben las explicaciones que necesitan. Es importante que los clientes entiendan perfectamente lo que están haciendo y tengan claro hasta qué punto pueden soportar la iliquidez de invertir en mercados privados.
Esto resulta más fácil con ciertas partes de la asignación de activos de un cliente privado: en los ahorros personales para pensiones, por ejemplo. La gente tiene que entender que el uso de los mercados privados en busca de mayores rentabilidades tiene como coste sacrificar algo de liquidez. De otro modo, simplemente no es posible lograr esas rentabilidades.
El universo invertible se amplía
Una vez que las nuevas estructuras de fondos proliferen, más inversores invertirán en los mercados privados, probablemente impulsados por las infra asignaciones «sistemáticas», es decir, las asignaciones que podrían haber tenido si no fuera por la dificultad histórica de acceder a este mercado. Al mismo tiempo, sin embargo, el universo invertible seguirá creciendo. Durante gran parte de su historia, los mercados privados se han limitado al capital privado (private equity) y al sector inmobiliario. En los últimos 15 años, también se ha recurrido más a la deuda privada y a las infraestructuras.
Los próximos mercados en crecer y madurar pueden ser el capital natural y diversos activos digitales. A medida que los activos digitalizados o tokenizados crezcan en importancia, se crearán muchos más activos “on chain” o «en cadena». Como consecuencia, el sector superaría cada vez más el problema del «tamaño de la participación», lo que facilitaría la inversión en tramos más pequeños. Los costes de transferir activos de A a B también disminuirían.
Ahora mismo, las operaciones se realizan en volúmenes muy elevados y resulta muy caro comprar y vender un activo privado. Si imaginamos que las inversiones se hacen sin problemas y más fraccionadas, la combinación de ambas tendencias – democratización y digitalización – es muy interesante. En un horizonte de cinco a diez años, podríamos asistir a una duplicación, o más, de los mercados privados.
Diferencias entre los enfoques de los clientes privados e institucionales
Los clientes privados suelen realizar una asignación al mercado privado al año. En consecuencia, el planteamiento para construir una cartera debe ser diferente. En este sentido, debe facilitarse desde el punto de vista administrativo. En el caso de los clientes privados, observamos una demanda de carteras más diversificadas: por ejemplo, capital privado (private equity) , deuda privada e infraestructuras combinadas en una cartera. También podría diversificarse dentro de una clase de activos, por ejemplo, un fondo asiático, o un fondo temático. No es tanto el caso de los inversores institucionales, que suelen necesitar activos de inversión que se ajusten a sus categorías de asignación, que a menudo están reguladas.
El capital privado, o private equity, sólo representará, como máximo, entre el 10% y el 15% del capital total que se destina anualmente a los mercados privados. Pero crece cada año. Esperamos que aumente el capital destinado a megatendencias como la sostenibilidad o la innovación. Históricamente, los clientes privados siempre han mostrado un gran interés por la tecnología y el capital riesgo (venture capital), por ejemplo, en torno a los avances sanitarios o la transición energética. Invertir a través de una pensión de aportación definida (DC) de forma que se obtenga la misma rentabilidad financiera y los mismos resultados en materia de sostenibilidad es algo que se ve con más frecuencia entre los clientes privados.
Las soluciones de inversión utilizadas por los clientes privados también difieren del típico fondo institucional de mercado privado. Los inversores privados tienen requisitos específicos, por lo que podrían utilizar un ELTIF o un fondo semilíquido, en vez de una estructura LP (Limited partners, los inversores externos o coinversores que aportan el capital para las inversiones privadas). En estos casos, el enfoque es más temático, más diversificado y a menudo integrado en un producto multiactivo privado.
Obstáculos relacionados con las comisiones para los fondos de pensiones de aportación definida (DC)
El tope de las comisiones se aplica a toda la cartera, no a una sola clase de activos. Los fondos de pensiones de aportación definida, por ejemplo, pueden pagar las comisiones típicas del mercado privado, pero esto puede limitar su exposición, porque tienen que compensarlo de alguna manera. Quizás sea necesario algún movimiento en ambos extremos del espectro. En primer lugar, el regulador debe flexibilizar el límite de las comisiones para las estrategias de inversión que, por definición, son más caras de gestionar.
En el capital privado (private equity), por ejemplo, la búsqueda de empresas privadas es más compleja: las acciones no cotizan en bolsa y no se pueden comprar sin más. Hay que encontrar y negociar la operación, gestionar la empresa, llevar a cabo un programa de creación de valor y, en algún momento, encontrar un buen comprador para salir de ella.
Esto no es barato. Los reguladores deben ser conscientes del trabajo necesario para determinadas estrategias. Por otro lado, los gestores de activos tienen algunas formas de mitigar las comisiones. Hasta cierto punto, es una cuestión de tamaño. En otros casos, podría ser cuestión de, por ejemplo, el uso de coinversiones, que tienen menores comisiones.
¿Qué esperan los clientes privados?
Anecdóticamente, los clientes privados buscan rentabilidades en torno al 8%-15%. Unas rentabilidades alrededor del 4%-5% -lo que necesitan los inversores institucionales- no es realmente lo que busca un cliente privado. A veces se buscan estrategias de muy alto riesgo, pero no es lo que creemos que debería ofrecerse a un público más general.
En nuestra propia oferta de productos, la proporción de inversiones secundarias y coinversiones -en lugar de inversiones en fondos de capital privado o private equity- es mayor. La razón de ello es un desembolso más rápido y una duración más corta. Esto significa que la liquidez se emplea más rápidamente en las inversiones, y se recupera más rápidamente si es necesario.
Algunas inversiones se realizan en fondos semilíquidos, que tienen incorporado cierto grado de liquidez. Usted quiere que el cliente vea cómo su capital se invierte con bastante rapidez. Los inversores institucionales pueden soportar curvas J largas (la curva J representa la tendencia de los fondos de capital privado a registrar rendimientos negativos en los primeros años mientras se invierte el capital recaudado, y crecientes en los últimos, cuando las inversiones maduran). Esto describe el perfil de rentabilidad del capital institucional que se invierte a lo largo del tiempo, para luego crear una cartera que genere rentabilidad más adelante.
Tribuna elaborada por Georg Wunderlin, responsable global de activos privados de Schroders.