El último mes de 2022 trajo una dinámica algo débil a nivel de flujos de portafolios para los mercados emergentes. Según estimaciones del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por su sigla en inglés), los activos de este segmento recibieron alrededor de 1.700 millones de dólares netos por parte de carteras no residentes en diciembre.
Estas cifras, indicó la entidad en un reporte reciente, “cierran el año en una nota débil, destacando los desafíos pendientes para el complejo de mercados emergentes”.
Eso sí, América Latina fue una excepción durante el mes. A nivel regional, los datos del IIF muestran que ingresaron 8.300 millones de dólares en capital neto. En contraste, todas las otras regiones emergentes sufrieron desinversiones.
“Las tasas de interés más altas en Estados Unidos han diezmado los retornos en dólares de la deuda emergente y, por lo tanto, los flujos de renta fija mostraron una salida de 7.700 millones de dólares, con un desempeño similar para las acciones EM ex China (desinversión de 2.000 millones de dólares)”, señaló el reporte, firmado por el economista Jonathan Fortun.
Hacia adelante, se ven riesgos en el horizonte, agregó el IIF. “Si bien las expectativas de un pivote en la Fed ayudaron a mejorar el panorama general, todavía hay bolsillos de riesgo a lo largo del complejo emergente”, advirtió la entidad.
“Creemos que los retornos de deuda emergente en dólares deberían rebotar en 2023. Sin embargo, si las condiciones financieras en EE.UU. se vuelven significativamente más restrictivas, las pérdidas de spread podrían superar las ganancias por duración”, escribió Fortun.
Eso sí, por el lado positivo, la proyección del Instituto es que la caída de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. en los próximos 12 meses le despejaría el camino para mejores prospectos para los mercados emergentes.