Es esperable que los mercados de renta variable toquen fondo en algún momento del primer semestre del próximo año y que se mantengan los mínimos de octubre de 2022, pero hay que evitar ponerse bajista y prepararse para aprovechar las ventas cuando se produzcan, recomienda un informe de J.P. Morgan.
En la historia de las recesiones de EE.UU. (con la excepción del colapso de las puntocom en 2001), los mercados de renta variable tocaron fondo mucho antes de que el PIB, las nóminas, los beneficios del S&P 500 y la construcción de viviendas tocaran fondo, así como del pico de morosidad de hogares y empresas.
La perspectiva de J.P. Morgan comienza con un análisis de los indicadores adelantados y de lo que los mercados de renta variable ya están anticipando.
Los principales asuntos que los expertos esperan para este año van desde un enfriamiento de la inflación, lo suficiente como para que la Fed haga una pausa en el 5% en primavera boreal. Por otro lado, “el declive de la globalización y sus implicaciones para los inversores” cómo el fin de los tipos reales negativos puede marcar el comienzo de un periodo de mejora en la selección de valores por parte de los gestores orientados al valor.
Además, como está llegando una oleada reguladora al mundo fintech/cripto; que logrará valor en la renta fija mundial ahora que la represión financiera de los bancos centrales está llegando a su fin.
Un rápido vistazo a los indicadores adelantados en declive y a la resistencia del sistema bancario estadounidense. Los indicadores adelantados sugieren que se avecina una importante ralentización del crecimiento tanto en EE.UU. como Europa.
Para los inversores en renta variable, la ralentización que se avecina probablemente arrastrará consigo a los beneficios empresariales. Las encuestas manufactureras son buenos indicadores coincidentes de un mínimo en los mercados de renta variable cuando se producen recesiones.
J.P. Morgan espera que estas encuestas toquen fondo en el primer y segundo trimestre de 2023, y a niveles superiores a los de 2008 y 2020.
“En otras palabras, si se produce una recesión, esperamos que sea más leve que las dos últimas. El tercer gráfico proyecta el descenso de los beneficios del S&P 500; nuestra mejor estimación es un descenso del 10%-15% interanual de los beneficios del S&P en 2023”, explican.
Siempre que el crecimiento se ralentiza materialmente, se debe mirar con atención a los efectos en el sistema bancario, ya que es ahí donde se magnifican las pérdidas debido al apalancamiento y a los riesgos de los depositantes.
“Para nosotros, la situación parece mucho mejor que en 2008”, comentan.
Los coeficientes de capital de nivel de los bancos estadounidenses han aumentado sustancialmente; muchos préstamos de riesgo han pasado de los bancos a los mercados de capitales y a los prestamistas de crédito privados; la financiación mayorista de los bancos estadounidenses es ahora el 7,5% de los pasivos bancarios, frente al 17,5% en 2000; y los coeficientes de préstamos sobre depósitos cayeron de 1,00x en 2008 a ~0,65x, “la mayor liquidez de los bancos estadounidenses desde la década de 1970”.
Pero siempre hay un “pero”
Debido a la subida de los tipos, muchos depósitos financian bonos de alta calidad que cotizan por debajo de la par, designados como «Disponibles para la venta» o «Mantenidos hasta el vencimiento». Según la FDIC, las pérdidas no realizadas de estos valores en los bancos estadounidenses se han disparado hasta los 700.000 millones de dólares.
Para acceder al informe completo puede ingresar al siguiente enlace.