Aunque la labor de un asesor financiero no es estrictamente hacer balance de lo que ha ocurrido en un año, ya que nuestra misión está más cerca de las personas que del dinero, sí que me gustaría hacer balance de lo ocurrido en 2022 por lo peculiar de estos últimos meses.
Y es que éste ha sido un año especialmente exigente en la dedicación de los asesores financieros en las reuniones con sus clientes, ya que lo que ha ocurrido, en términos de riesgo, es paradójico ya que el castigo ha sido, proporcionalmente, mucho más grande en carteras conservadoras, cargadas de renta fija, respecto a la evolución que han tenido las carteras más centradas en la renta variable.
El ajuste en la renta fija tenía que llegar, tras tantos años inyectando dinero los bancos centrales en los mercados. La vuelta a la ortodoxia financiera en la que un bono paga a quien lo compra tenía que llegar. No es normal, financieramente hablando, que un inversor preste dinero al gobierno alemán y le tenga que pagar por guardárselo.
Y claro, la vuelta a las rentabilidades positivas ha causado un ajuste muy importante en los precios, suponiendo la mayor caída en dichos precios de la renta fija de la historia y haciendo sufrir especialmente a los clientes más conservadores que, frecuentemente, aunque no siempre, son los que tienen menos conocimientos financieros.
Un premio para los conservadores
Creo y espero que 2023 sea año un año mucho más positivo y la rentabilidad de las carteras tenga ya un sustento en la renta fija, generando rendimientos positivos, y los clientes conservadores recogan su premio por haber aguantado invertidos.
Respecto a los mercados de renta variable, el ajuste también ha sido severo, y hay todo tipo de opiniones sobre si las compañías han recogido ya en sus precios la bajada en sus beneficios futuros, que es muy probable que haya tanto en Estados Unidos como en Europa.
En mi opinión, y no tengo una bola de cristal, es solo una opinión personal, creo que sí han recogido ya ese ajuste en precios y deberían comenzar a remontar, otra cuestión es si a los bancos centrales les conviene un rebote de los mercados o no, provocando euforia y llevando al traste las medidas para controlar la inflación. La sensación que yo tengo es que de vez en cuando echan un jarro de agua fría para que eso no ocurra.
Asesoramiento financiero
Cambiando de tema y yéndonos al ámbito del asesoramiento financiero, 2022 no ha sido un buen año para las empresas de asesoramiento financiero ya que en la nueva ley del Mercado de Valores se da otra vuelta de tuerca en términos de cumplimiento normativo de estas entidades, lo que puede provocar la desaparición de muchas de ellas: cuanto más estricto es el cumplimiento normativo, más altos son los costes para hacerlo bien.
Desde Aseafi, hemos tenido una participación activa en el Congreso de los Diputados en las consultas para esta nueva ley. No sé si conseguiremos algo, pero seguimos intentando ayudar para proteger nuestro sector, que creemos fundamental para la salud financera de los españoles. Siempre he opinado que cuantas más y mejores empresas independientes de asesoramiento financiero haya en España, mejor para los inversores.
Sería una lástima que después de haber recorrido un tortuoso camino para abrirse paso en este mundo ahora tengan que irse a casa.
Ya veremos lo que pasa, el tiempo lo dirá, pero creo que a las empresas de asesoramiento financiero no les queda otra que fusionarse para poder sobrevivir, ya que el establishment político no les va a ayudar en nada.
En fin, les deseo a todos un 2023 lleno de cosas buenas y sobre todo de estabilidad y rentabilidad.
Tribuna de Carlos García Ciriza, socio de Abante y vicepresidente de Aseafi