Este año 2022 está siendo especialmente duro para la inversión: la guerra de Ucrania, la inflación, las subidas aceleradas de tipos de interés, el pinchazo en las acciones y los estragos con la renta fija afectan directamente al mercado e influyen al inversor a la hora de tomar decisiones. Puede llegar a darse el caso de que los inversores en renta fija obtengan mayores ventajas y beneficios que los de renta variable.
Para descifrar las incógnitas que presenta este escenario económico en relación con la inversión, Renta 4 organizó la mesa de expertos bajo el título ‘¿Qué hacer ante un entorno económico tan revuelto?’ En ella debatieron tres directores de inversiones de Renta 4 moderados por Fernando Latienda, periodista económico y de mercados.
Entre las conclusiones, a pesar de la posible recuperación, es simplista pensar que todo volverá a ser como antes. Los mercados están sufriendo una transformación y es necesario pensar cuáles son las rentabilidades esperadas y el mundo hacia el que nos dirigimos para poder saber si debemos modificar nuestra forma de invertir, explican los expertos.
Javier Galán, director de inversiones de renta variable, explicó que este año “ha sido curioso”. “Los beneficios empresariales van a crecer en torno al 20% mientras que las bolsas han caído el 10% en EE.UU. y Europa. La renta variable es un 30% más barata, lo que no es mal punto de partida para el 2023. Sobre todo ante el «derating».
“Está claro que ha habido un error de previsiones por parte del Banco Central Europeo y otros bancos centrales. La inflación persiste. Esto ha hecho cambiar las previsiones de tipos de interés, provocando una subida rápida. La deuda pública puede verse como un refugio en ese sentido. Por su parte, la renta fija privada, con la situación de las primas de riesgo y la incertidumbre provocada por la crisis energética, va a producir un crecimiento negativo el año que viene”, sostuvo Ignacio Victoriano, director de inversiones de renta fija, y añadió que “a finales del año pasado los bonos estaban al 0 y ahora al 4%”.
Los inversores más tradicionales no están acostumbrados a tanta volatilidad. Este fenómeno que vemos actualmente es fruto de las dudas y la falta de claridad sobre a qué tipos de interés llegaremos. Aunque el panorama económico no sea bueno, poco a poco vemos el horizonte y la realidad de los bancos con mayor claridad. El nivel de incertidumbre del mercado no permitía previsiones claras. Ahora tenemos visión de cómo pueden estar los mercados y nos permite saber cómo invertir. Hasta ahora, la situación hacía que el inversor conservador estuviese preso al no ver seguridad ni en renta variable ni en fija.
Entorno económico diferente para el 2023
Miguel Jiménez, director de inversiones de fondos mixtos, señaló: “Yo diferenciaría la volatilidad por riesgos. Hay que explicar qué es lo que hay detrás de las caídas de la renta fija, lo que significa un cambio de expectativa de tipos de interés. Los inversores conservadores están invirtiendo en préstamos, tanto Ignacio como yo invertimos en un préstamo con vencimiento y, mientras tanto, nos paga un cupón. Este año es extraño porque hay plena visibilidad, el préstamo cotiza a un 90 u 85 y, además, tiene un descuento muy grande”.
Si nos centramos en deuda pública española, vemos que un bono a 7 años está cayendo un 13%, pero Jiménez aseguró que “va a recuperar”. La renta variable tiene sus ventajas, pero la visibilidad y seguridad de recuperar lo invertido y sacar ventaja con el tiempo que te ofrece la renta fija es indiscutible, defienden.
“La inversión en mercados de capitales, ya sea renta fija o variable, necesita horizonte temporal; invertir al menos para tres o cinco años en adelante. Se necesita paciencia. Llevamos un mes y medio de subidas fuertes en renta variable. Los mercados son impredecibles en el corto plazo”, apuntó Galán: “Si Nestlé está cotizando a un 3% y ofrece un bono al 3%, el inversor global prefiere no asumir el riesgo de la renta variable y comprar el bono; esto es derating, ya que abarata las acciones de renta variable”.
Desde Renta 4 buscan invertir en compañías que crezcan, aunque no sea un 50 o 100%. Buscan la competitividad, las expectativas de beneficios y evitar los ‘value tracks’ (compañías baratas sin crecimiento). Al tener compañías que van a seguir creciendo en los próximos 5 o 10 años tratan de eliminar riesgos. El problema, como expuso Jiménez, se da cuando al caer los precios, los inversores se asustan y se paralizan: “Cuando compras una casa eres consciente de que se abarata y no te alarmas porque la has comprado cuando estaba barata. Pues en mercados financieros es similar”.
Mejores y peores escenarios posibles para los inversores
Se ha invertido mucho en EE.UU. y en Europa. Un crecimiento negativo este año y la incapacidad de seguir las subidas de tipos de interés se traducirá en un recorte de tipos para 2024, por lo menos.
El mejor escenario para Victoriano sería que “los tipos de interés y la inflación estuviesen controlados, aunque se sigan dando niveles más elevados que los que había antes de la pandemia, así como un nivel de crecimiento leve pero continuado”. “Y, por el contrario, el peor escenario sería la estanflación, y con los bancos centrales incapacitados para llevar una política monetaria acomodaticia para apoyar el crecimiento”.
Este próximo año 2023 probablemente será complicado por los costes financieros y la situación del mercado energético; habrá crecimiento negativo y recesión. No va a ser una desaceleración profunda. ya que hay suficientes palancas para paliar los efectos, sobre todo en EE.UU., defienden los expertos. En Europa tenemos mayores problemas energéticos. En cuanto a los datos de inflación, empiezan a ver enfriamiento tanto en Europa como en EE.UU.
¿Ha tocado fondo la bolsa?
En el peor momento de septiembre y octubre las bolsas europeas estaban cotizando a 9 meses beneficios y en EE.UU. a 15. La cotización era igual que en 2008, 2009, 2011 y 2012 e igual que en marzo de 2020, en el peor momento de la pandemia.
En EE.UU. la situación no ha sido tan dura, pese a haber estado por debajo de 15 meses beneficios en más de una ocasión. Todo este 2022 ha sido un año de inflación, tipos de interés y valoraciones, y ese ha sido el motivo de los vaivenes de los mercados. En 2023 se habla de recesión abiertamente. Se ha visto lo peor en términos de valoración, pero falta ver la profundidad y duración de esa desaceleración económica.
Si se alarga a tres años la posibilidad de obtener beneficios, basándose en datos históricos, habrá una probabilidad de beneficio del 70%. Los mercados de capitales reflejan la valoración que se hace de los beneficios que generan las compañías. Por eso se insiste en invertir de cara al largo plazo; a cinco años o más, así como estar en compañías rentables.
Jiménez remarcó: “Para los clientes en renta fija, es importante saber dónde están invertidos. Las perspectivas para el inversor en renta fija serán positivas; el Euribor está subiendo y los inversores se pueden aprovechar de ello. Llevamos años con tipos prácticamente cero y ahora tenemos rentabilidades del 3, 4, 5, 7%. Para la parte conservadora es atractivo porque la parte de bolsa ya es a largo plazo”.
El inversor en renta fija lleva muchos años endeudado y penalizado. Y el ahorrador está penalizado al no obtener rendimiento. Sin saber exactamente cuál es el mejor punto de entrada, lo más probable de aquí a un año será que un inversor de renta fija tenga rendimiento negativo. Para acertar al invertir hay que fijarse en el grado de inversión y solvencia de las compañías en las que se invierte.
Estrategia 60/40
Desde la entidad dejaron claro que apuestan por la estrategia 60/40. Hay niveles tan excepcionales de renta fija que el Ibex 35 tiene las mismas posibilidades de ir hacia arriba como de descender. Jiménez aseguró que “este es el mejor momento que hemos tenido para invertir en los últimos siete años” y detalló que “en ocasiones prefiere sobre ponderar unas empresas o unos bonos sobre otros para así no tener siempre la misma exposición; para eso están los fondos mixtos”.
En Renta 4 llevan años insistiendo en su filosofía de inversión; buscar las compañías de mejor calidad posible según sus criterios, ventajas competitivas, elevados retornos sobre el capital, bajos niveles de endeudamiento… Así construyen su cartera. Hay muchos sectores que, por cómo son, como es el caso del financiero, se lo saltan.
Además, hay sectores donde tienen mucha ponderación, aunque estén diversificados a nivel de compañías; hay compañías farmacéuticas, como otras del sector de tecnología médica en las que buscan una ponderación elevada.
La transición energética es imparable y se debe buscar aquellas compañías que se van a ver más beneficiadas de ello. Aun así, siempre hay que seleccionar con prudencia, y evitar fenómenos como el de la ‘burbuja puntocom’ del año 2000.
Victoriano concluyó: “El dinero que pierdes hoy en un bono es dinero que vas a cobrar mañana, los flujos siguen ahí. En estas circunstancias le diría a cualquier inversor que tenga tranquilidad. La gente suele animarse invertir cuando el flujo está en la cresta de la ola y ahora que verdaderamente es el momento deben aprovecharlo y empezar a invertir y tomar decisiones. Ahora hay activos en renta fija y variable a unos precios que no reflejan su rentabilidad ni los beneficios que pueden brindarte en el futuro”.