La pandemia, la incertidumbre económica, las crisis políticas y la guerra han aumentado los problemas de salud mental. De acuerdo con la teoría del control atencional, la ansiedad deteriora la capacidad de inhibir los pensamientos negativos y la preocupación. En el caso de los inversores, la ansiedad afecta el comportamiento y puede llevar a tomar decisiones de inversión equivocadas.
Mantener el rumbo bajo presión
Los mercados financieros suben y bajan continuamente. Estas oscilaciones se amplían en determinadas circunstancias y pueden provocar rachas alcistas o largos periodos de caídas en los principales índices. Y si las subidas hacen que todos los inversores estén encantados, las bajadas son más complicadas, pues muchos no pueden resistir el impulso angustioso de vender por miedo a las pérdidas. Estas situaciones en que la mayoría de los inversores venden de forma indiscriminada producen pérdidas cuantiosas y situaciones delicadas para el mercado en general. La salida de capital se hace evidente y el pensamiento cortoplacista se impone.
Aceptemos que la volatilidad es consustancial a los mercados financieros. Los mercados tienden a subir con el tiempo, pero no lo hacen en línea recta. El inversor consciente debe mantener el rumbo sin distraerse.
Cómo evitar angustiarse ante las caídas del mercado
Los psicólogos que estudian cómo tomamos decisiones respecto al dinero señalan que la angustia que nos invade en momentos complicados se debe a sesgos conductuales que nuestra especie ha desarrollado a lo largo de milenios, como la aversión a la pérdida o el efecto de anclaje.
El estudio «Psicología económica para inversores», publicado por la Comisión Nacional del Mercados de Valores (CNMV), resalta que el ser humano tiene tendencia al optimismo. Por tanto, antes de adoptar una decisión de inversión repasa a conciencia las razones por las que pudiera salir mal.
Invertir a largo plazo con una estrategia concreta y de forma sistemática. Sobre esto último, la CNMV aconseja «recurrir a listas de comprobación que recogen tareas o preguntas que conviene realizarse antes de ejecutar una determinada operación y ayudan así a actuar de una manera más reflexiva mitigando los eventuales sesgos que puedan producirse».
Según un estudio realizado por la aplicación de formación en psicología financiera Brainvestor, a mayor conocimiento financiero del inversor mayor asunción de riesgos y, además, menor aversión a las pérdidas. Por tanto, el informe afirma que cuanto más inviertes en tu educación financiera, mayor es la preparación para invertir mejor. El conocimiento es el mejor antídoto del miedo.
Y aunque podamos consultar el estado de nuestras inversiones en todo momento y casi desde cualquier lugar, practiquemos la «desconexión digital financiera» y dejemos de mirar constantemente los movimientos de la cartera.
¡Tranquilidad, largo plazo y buenas inversiones!
Tribuna de Raúl Cameo, director de Value School