La guerra, la situación en China, o las políticas monetarias más restrictivas, que aumentan las posibilidades de recesión, conforman un entorno económico complejo. Sin embargo, desde Amchor Investment Strategies mantienen una visión optimista, viendo “la luz al final del túnel”, según ha señalado Álvaro Sanmartín, socio y economista jefe de la firma, en un encuentro con la prensa. “Dentro de aceptar el riesgo de recesión a corto plazo, creemos que no será profunda y habrá un aterrizaje suave”. “El mejor escenario es uno de bajo crecimiento”, apunta.
Las razones que les invitan a pensar que una recesión grave podría evitarse son: la caída de los precios de las materias primas en los últimos meses, unas expectativas de inflación a medio plazo razonablemente ancladas, y la situación más «robusta» del balance de las familias, empresas no financieras y bancos.
Analizando esos ingredientes clave para el desarrollo de la economía, respecto al conflicto en Ucrania, el experto explica que, aunque la situación es extremadamente volátil y es difícil hacer previsiones, parece que lo peor en cuanto a las implicaciones económicas ha pasado. Una señal de ello es la bajada del precio de las materias primas.
En cuanto al segundo elemento que contribuye a configurar este complicado escenario, la política monetaria, Sanmartín nos recuerda cómo durante la pandemia los bancos centrales se pasaron con los estímulos, lo que ha provocado la inflación. “La esperanza era que fuese un tema de oferta, pero no ha sido el caso y ha habido que subir tipos hasta niveles restrictivos”, explica. Lo que, según advierte, aumenta el riesgo de recesión. Sin embargo, a pesar de que el experto considera que no van a ir a menos, se muestra optimista por dos razones: la situación tan diferente a la que estamos respecto a 2008 y la crisis de los 70.
“Ahora, las expectativas de inflación están ancladas en los objetivos de los bancos centrales”, relata, a diferencia de lo que pasó en los 70. “Lo normal es que baste con corregir el exceso de demanda para que la inflación se corrija”. Respecto a 2008, Sanmartín señala que la actual situación de la economía real es muy diferente a la que había en la crisis financiera. “Las familias y las empresas estaban muy endeudadas, unido a un sistema bancario con poco capital. Ahora, la expansión económica ha sido lenta, por lo que no se han generado esos desequilibrios en la economía real, y se podrá corregir la inflación sin romper muchas cosas”, argumenta.
Respecto al tercer elemento, China, afectada por el sector inmobiliario y la política de cero COVID, el experto señala que, finalmente, 2022 será peor que 2023, gracias a que se ha avanzado en los ajustes del sector inmobiliario y se está intentando ir a un escenario con menos restricciones por la pandemia.
La entidad también ha reflejado su positivismo en el viejo continente, según Sanmartín, hay datos que invitan a ello: “Como los precios en las materias primas han bajado, la situación en Europa es mejor de lo que se esperaba en verano. El escenario central es que no habrá cortes de suministro”. En este sentido, el experto considera que en el conjunto de la eurozona los datos macro van a sorprender al alza. “Hay signos de desaceleración de la actividad, pero a corto plazo Europa y España sorprenderán al alza. En el cuarto trimestre podría no haber crecimiento negativo”.
Los datos respaldan el aterrizaje suave
Según el experto, los datos reflejan que este aterrizaje suave sí se puede dar. “Se ve en las zonas que subieron antes los tipos”, advierte. En la economía estadounidense se puede observar una moderación de la demanda, sin que se esté hundiendo, además de una moderación de los salarios y precios. “Probablemente, la Fed suba tipos menos de lo que descuenta el mercado. Si se confirman las señales, podrían acabar antes de llegar al 5% (ahora están en el 3,75%). Esta menor agresividad sería otra causa que aumente la probabilidad de un aterrizaje suave”, argumenta Sanmartín.
En cuanto al BCE, que subió tipos más tarde que su homólogo americano, el experto señala que no hay una moderación de la inflación subyacente, por lo que le queda más trabajo por hacer. “En diciembre subirá tipos y adoptará el discurso de la Fed de subir más lentamente. Podría parar en el 2,5/2,75%, sin llegar al 3%. Unos tipos a ese nivel no serán suficientes para llevar a Europa a una recesión”, explica.
Optimistas, pero conscientes de los riesgos: ¿qué puede ir mal?
Todo este optimismo no es sinónimo de imprudencia, los expertos de la gestora insisten en que son conscientes de los riesgos y de los eventos que se tienen que dar para que en Europa llegue la moderación de los precios.
En primer lugar, consideran que subir los salarios tanto como la inflación sería un error. “Lo más sostenible es que suban entre un 4/4,5%. Si nos pasamos puede que demos persistencia a la inflación. Debemos evitar subidas de salarios fuertes que obliguen al BCE a ser más restrictivo”, advierte.
El otro tema es la política fiscal y el riesgo de que sea demasiado expansiva. “Si hay un BCE intentando corregir el exceso de demanda y la política fiscal la alimenta, tendrá que ser más agresivo y los riesgos de recesión aumentarán. Deberíamos adoptar una política fiscal neutral o ligeramente restrictiva”, aconseja. Esto además afecta a los países más periféricos, con niveles de deuda y déficit fiscal más elevados, entre los que se encuentra España. “Nos conviene adoptar una política responsable para evitar más subidas de tipos y sustos en los mercados financieros”, alerta.
La renta fija vuelve a interpretar su papel histórico
En este contexto, la gestora considera que los bonos de gobierno aún pueden dar disgustos, por lo que en renta fija prefieren el crédito. “Los bonos corporativos ofrecen rentabilidad atractiva”, apunta Sanmartín. “Carteras 60/40 o 50/50, mientras la renta fija sea con crédito y sin apenas duración, tienen sentido”. “Estamos en un momento más normal, donde la renta fija puede volver a hacer su papel histórico. Estructuralmente los tipos se mantendrán más altos, es el momento de hacer una asignación más estable en renta fija”, recomienda. “Hay que buscar la gestión activa para gestionar la duración, la asignación, la geografía…”, añade Julián Coca, responsable de renta variable y especialista de producto.
En cuanto a la renta variable, Sanmartín señala que no les “espanta”, sobre todo si es en Europa y si conseguimos evitar que el BCE se pase de rosca. En este sentido, encuentran oportunidades en el sector financiero, sectores cíclicos y value. Además, si se confirman sus predicciones sobre China, admiten que el equity emergente con peso en China les parece atractivo. En cuanto a divisas, la entidad no descarta que en 2023 el euro se aprecie contra el dólar, algo que no será difícil con la reducción de asimetrías en la política monetaria.