La última encuesta a gestores que mensualmente elabora Bank of America (BofA) muestra un corto plazo lleno de nubes negras. El 73% de los encuestados en noviembre espera que la economía mundial se debilite en los próximos 12 meses. Un debilitamiento que vendrá acompañado, según reflejan sus respuestas, por una reducción ligera en los beneficios empresariales en comparación con octubre.
Además, dos opiniones toman cada vez más fuerza: recesión y estanflación. En primer lugar, la encuesta muestra que la recesión es la opinión de consenso, ya que el 77% dice que es probable que haya una recesión en los próximos 12 meses, la cifra más alta desde el máximo de COVID-19 en abril de 20. “El miedo a la recesión hace que los CIOs quieran que los CEOs mejoren los balances (55%) por encima de aumentar el gasto de capital (21%) y las recompras (17%)”, indica BofA en las conclusiones de la encuesta.
Además, la estanflación es la otra gran opinión consenso, con un 92%. En cambio, la encuesta refleja que pocos gestores ven un estancamiento (solo un 7%) y desde luego nadie tiene en mente un escenario goldilocks a corto plazo.
Estas estimaciones están muy en línea con los principales riesgos de cola que los gestores identifican: una inflación que permanezca alta; una agravamiento de los riesgos geopolíticos (en especial entre Rusia y Ucrania y entre China y Taiwan); unos bancos centrales que se mantengan duros; una recesión más profunda de lo esperado; un evento de crédito sistémico; y una deflación de la deuda.
Si nos detenemos en el primero de estos riesgos, la inflación, se observa que los gestores esperan que la inflación general estadounidense sea del 4,5% interanual en los próximos 12 meses. “El IPC general de octubre en EE.UU. se situó en el 7,7% interanual; suponiendo que los próximos seis meses sigan el dato mensual de octubre del 0,4% interanual, la inflación se situará en el 4% en el verano de 2023”, señalan las conclusiones de la encuesta.
Esto supondría algunos avances hacia los «niveles de capitulación» de las expectativas de los tipos de interés a corto plazo, pero en este noviembre los gestores consideran que aún no estamos en ese punto, ya que 1 de cada 3 prevé unos tipos de interés a corto plazo más bajos, frente a 2 de cada 3 en anteriores momentos de «gran bajada«. Eso sí, sostiene que la caída de la inflación por debajo del 4% sigue siendo la razón más probable para que la Fed haga una «pausa” o «pivote» su política monetaria.
Implicaciones para las carteras
La encuesta también refleja cómo esta interpretación del mercado y sus perspectivas está afectando a las carteras de los inversores. Por ejemplo, los niveles de efectivo de las carteras se sitúan en el 6,2%, el indicador BofA Bull & Bear en el 0 y la asignación a la tecnología es la más baja desde 2006.
Un dato destacable de la encuesta de noviembre es que, por primera vez, los encuestados esperan que 2023 sea un buen año para la renta fija: un 42% de los encuestados esperan menores rentabilidades a vencimiento en la renta fija dentro de un año, frente a los niveles actuales y un 40%, por su parte, espera que las ventas se prolonguen en los próximos meses.
Por último, respecto a cómo han evolucionado las carteras, la encuesta muestra que un 19% de infraponderación en tecnología y prefiriendo sectores defensivos. “En relación con los últimos 10 años, los inversores están largos en efectivo, defensivos (servicios públicos, productos básicos, atención sanitaria), bonos e infraponderados en renta variable, tecnología, la renta variable de la zona euro y los productos cíclicos”, concluye la encuesta.