Con una inflación en la zona euro del 10%, le toca de nuevo al Banco Central Europeo (BCE) mover ficha en su reunión de este jueves. Desde su última reunión en septiembre, poco ha cambiado en el contexto: la inflación sigue aumentando, la crisis energética persiste y las tensiones geopolíticas también. Por ahora, los expertos y el mercado dan por segura una subida de tipos de interés del 0,75% BCE en su reunión de este jueves.
Por ejemplo, los analistas de Nomura prevén que en la próxima reunión del mes de octubre el BCE eleve los tres tipos de interés clave en 75 puntos básicos (pb), llevando el tipo de interés de la facilidad de depósito al 1,50%. Y pronostican que a eso le seguirá una nueva subida de 75 pb en diciembre. De cara a 2023, cambian su previsión y estiman que el BCE subirá los tipos en 50 pb puntos básicos en febrero, frente a los 25 pb que habían pronosticado inicialmente.
“Esperamos que el BCE vaya más lejos en sus subidas en febrero de 2023 con el objetivo de reducir la inflación subyacente y consideramos probable que suba los tipos 25 puntos básicos en cada una de las reuniones de marzo, mayo y junio de 2023, llevando el tipo de interés de la facilidad de depósito al 3,50%”, matizan.
Sin embargo, según Frederick Ducrozet, director de análisis macroeconómico de Pictet WM, los más agresivos han argumentado que 1% sería ir demasiado lejos, pero que menos de 0,75% destruiría su credibilidad. “Parece haber fuerte consenso respecto a otra subida de 0,5% en diciembre, para llegar al 2% a fin de año, nivel que el economista jefe Philip Lane describe como rango superior de estimaciones del tipo de interés neutral (nivel no estimulante ni restrictivo para la actividad económica), aunque algunos super halcones respaldan el 3% que descuenta el mercado”, explica Ducrozet.
Mabrouk Chetouane, jefe de Estrategia Global de Mercados de Natixis Investment Managers, es de lo que piensa que en esta reunión se subirán 75 puntos básicos, pero cree que el BCE va a tener que aumentar su tasa de refinanciamiento a 3% a finales de año ya que un nivel más bajo es creíble ante la dinámica inflacionaria actual. “Las presiones inflacionarias se están ampliando en todas las economías de Europa y las expectativas de precios más elevados han ganado más injerencia en los procesos de toma de decisiones de los agentes económicos. Si bien el escenario macroeconómico altamente volátil justifica el enfoque de reunión por reunión del banco central, el BCE deberá aclarar esta hoja de ruta. Hacia el año 2023, el BCE deberá elegir entre preservar la estabilidad financiera y combatir a la inflación en un contexto de riesgo elevado, particularmente en términos de crecimiento económico. El ejercicio promete ser algo delicado”, argumenta.
Según resume Konstantin Veit, gestor de carteras en PIMCO, el mercado prevé una subida de tipos de 140 puntos básicos a finales de este año y otros 100 puntos básicos durante el primer semestre del año que viene. “Sigue existiendo una gran incertidumbre en cuanto al tipo de interés neutral para la zona euro, pero todo lo que esté entre el 1,25% y el 2% en términos nominales parece plausible. Por lo tanto, los precios actuales del mercado sugieren un territorio algo restrictivo para el BCE, con un tipo de interés máximo del 3,15% a mediados del próximo año”, aclara Veit.
En su opinión, el tipo de interés final fijado por el mercado parece razonable teniendo en cuenta la información actual, “la gran incertidumbre en torno a la dinámica de la inflación y en relación con otras jurisdicciones de mercados desarrollados importantes, como el Reino Unido o los Estados Unidos”, advierte. Veit considera que se dejará claro que una configuración neutral de la política podría no ser apropiada en todas las condiciones, “especialmente si se enfrenta a una alta inflación puntual que amenace con desanclar las expectativas de inflación a medio plazo o si el impacto de la guerra y la pandemia sobre la capacidad productiva de la economía resulta ser mayor y más duradero de lo esperado”.
¿En un aprieto?
En opinión de Franck Dixmier, director de inversiones global de Renta Fija de Allianz Global Investors, la situación del BCE es cada vez más incómoda, con vientos en contra que dificultan su tarea. “El cumplimiento de su mandato le obliga a subir los tipos tanto como sea necesario para llevar la inflación a una senda compatible con su objetivo de estabilidad de precios. Pero la combinación de políticas en la zona del euro apenas ayuda: los planes gubernamentales de apoyo al poder adquisitivo y a la demanda están fomentando el aumento de los precios”, argumenta.
Sin duda, la institución monetaria es consciente de la alta probabilidad de tiene la economía comunitaria de entrar en recesión, sobre todo ante el actual shock energético, lo que pone al BCE en una situación complicada con respecto a su ciclo de subida de tipos, según Lale Akoner, estratega de mercado sénior en BNY Mellon Investment Management. “Con la subida de esta semana y otra prevista en diciembre, el BCE se está dando margen para hacer una pausa a principios de 2023, cuando los efectos a largo plazo de la crisis del gas y el petróleo rusos serán más evidentes, sobre todo si el Viejo Continente sufre un invierno particularmente frío y se resiente por una aplicación deficiente de los topes al precio de la energía minorista que fomente la demanda de energía e intervenciones fiscales poco acertadas que no logren afianzar la confianza de los inversores en los países periféricos de la eurozona”.
En opinión de Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers, el BCE se ha puesto en una posición un poco delicada al argumentar que está tomando decisiones «reunión por reunión», mientras que en la práctica da fuertes indicaciones sobre los próximos pasos. Considera que hay dos fuerzas que están alimentando la actitud agresiva del BCE: la política fiscal y la estila de la Fed.
“La decisión de Berlín de desencadenar otro estímulo significativo para proteger su economía contra el coste persistentemente alto de la energía, si bien puede frenar la inflación en los próximos meses, también puede convencer al BCE de que debe hacer más de su parte para reducir la demanda. En segundo lugar, creemos que la “atracción gravitacional” de la Fed sigue ejerciendo una influencia significativa sobre el BCE, ante el riesgo de permitir otra depreciación del euro, ahora que ha quedado claro que Estados Unidos no está dispuesto a tratar de frenar el dólar”, argumenta.
Los otros mensajes de la reunión
Además, según Martin Wolburg, economista senior en Generali Investments, la presidenta Lagarde aprovechará la reunión para dejar claro que se avecinan nuevas subidas de tipos y dar más pistas sobre su hoja de ruta. “Con el tipo de depósito en el 1,5%, se alcanzará el llamado rango de política neutral, entre el 1% y el 2%. Esperamos que haya indicios de que la reducción de los balances y el desmantelamiento de las compras realizadas en el marco del Programa de Adquisición de Activos también entren en juego. Además, dado que la inflación probablemente haya alcanzado su punto máximo (septiembre/octubre) y que la zona del euro ya se encuentra en recesión, la justificación de nuevas subidas a gran escala pierde algo de sustento. En definitiva, el BCE volverá a hacer hincapié en la dependencia de los datos, al tiempo que mantendrá el modo de endurecimiento. En diciembre, cuando actualice sus proyecciones macroeconómicas, hará una evaluación más exhaustiva de la política económica”, afirma Wolburg.
Más allá de la subida que se anuncie, Dixmier considera que en la reunión de mañana será interesante escuchar a la presidenta del BCE, Christine Lagarde, sobre la reducción del balance del banco central. “De hecho, la reunión de los gobernadores debería darles la oportunidad de empezar a discutir el endurecimiento cuantitativo (Quantitative Tightening – QT). Se espera que Christine Lagarde reafirme que el QT no comenzará hasta el final del ciclo de subidas de tipos, sin dar detalles sobre el calendario. Este enfoque no es consensuado, ya que el presidente del Bundersbank, Joachim Nagel, ya ha expresado su deseo de reducir el balance cuanto antes. Esto es algo que los mercados lo observarán con interés”, añade.
En este sentido, Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac, coincide y no ve tan claro cómo el BCE abordará los 8.700.000 millones de euros que componen su balance ni qué dirá al respecto en su reunión de mañana. “Teniendo en cuenta que otros grandes bancos centrales han empezado a vender bonos, y que las directrices del BCE estipulan que el tamaño del balance se abordará mucho después de la primera subida de tipos, la lógica dictaría que el BCE debería afrontar el primer ajuste cuantitativo de su historia. Sin embargo, dada la violencia de los recientes movimientos en los mercados de tipos de interés y su desconexión con los fundamentos económicos, el uso de este instrumento de política monetaria podría ser más problemático que beneficioso. Por lo tanto, habrá que preparar cuidadosamente su uso”, comenta.
Para Ulrike Kastens, Economist Europe para DWS, para entender la gestión que el BCE puede hacer de su balance es necesario distinguir entre dos cuestiones. Según explica, por un lado, está la cartera de bonos del BCE, cuyo tamaño se mantiene sin cambios gracias a las continuas reinversiones y que “es poco probable que se tome una decisión al respecto en la reunión de octubre, sobre todo teniendo en cuenta la volatilidad del mercado de bonos”. En cambio, argumenta Kastens, es probable que la reunión de octubre se centre en los depósitos de los bancos en el BCE.
“Mientras tanto, alrededor de 4.700 mil millones de euros se encuentran en la facilidad de depósito y generar intereses, lo que proporciona a los bancos unos ingresos por intereses de entre 30.000 y 40.000 millones de euros. Esperamos que el BCE pueda limitar esto ofreciendo condiciones menos generosas en las subastas a largo plazo, lo que podría llevar a un reembolso más rápido en estas subastas a medio plazo. Con todo, el enfoque de la política monetaria sigue siendo el aumento de los tipos de interés como instrumento de dirección más importante para la orientación de la política monetaria. El fin de la reinversión, por otra parte, es probable que se produzca con bastante cautela en 2023”, concluye.
Por último, Peter Goves, analista de renta fija de MFS Investment Management, también ve posible que Lagarde insista en que el BCE responde a los datos con decisiones tomadas reunión por reunión, en lugar de una orientación estricta en cuanto a tiempo o estado. «Además, es muy probable que el BCE ajuste los precios de los TLTRO y que se confirmen las orientaciones relativas al PEPP (programa de compras de emergencia frente a la pandemia) y las reinversiones del APP (programa de compras de activos). Es probable que en la conferencia de prensa se planteen preguntas sobre el endurecimiento cuantitativo (QT) en el futuro», afirma Goves.