Este año el premio Nobel en Ciencias Económicas ha sido para Ben Bernanke, Douglas Diamond y Philip Dybvig, por «mejorar considerablemente nuestra comprensión del papel de los bancos en la economía, especialmente durante las crisis financieras», según informan desde la academia sueca. Una conclusión importante de sus investigaciones es por qué es vital evitar el colapso de los bancos.
Para que la economía funcione, el ahorro debe canalizarse hacia la inversión. Sin embargo, existe un conflicto: los ahorradores quieren tener acceso instantáneo a su dinero en caso de desembolsos inesperados, mientras que las empresas y los propietarios de viviendas necesitan saber que no se verán obligados a devolver sus préstamos antes de tiempo. En su teoría, Diamond y Dybvig muestran cómo los bancos ofrecen una solución óptima a este problema. Al actuar como intermediarios que aceptan depósitos de muchos ahorradores, los bancos pueden permitir a los depositantes acceder a su dinero cuando lo deseen, al tiempo que ofrecen préstamos a largo plazo a los prestatarios.
Sin embargo, su análisis también mostró cómo la combinación de estas dos actividades hace que los bancos sean vulnerables a los rumores sobre su inminente colapso. Si un gran número de ahorradores corre simultáneamente al banco para retirar su dinero, el rumor puede convertirse en una profecía autocumplida: se produce una corrida bancaria y el banco se hunde. Esta peligrosa dinámica puede evitarse si el gobierno proporciona un seguro de depósitos y actúa como prestamista de última instancia para los bancos.
Diamond demostró cómo los bancos desempeñan otra función socialmente importante. Como intermediarios entre muchos ahorradores y prestatarios, los bancos son más adecuados para evaluar la solvencia de los prestatarios y garantizar que los préstamos se destinen a buenas inversiones.
Por su parte, Ben Bernanke analizó la Gran Depresión de los años 30, la peor crisis económica de la historia moderna. Entre otras cosas, mostró cómo las quiebras bancarias fueron un factor decisivo en que la crisis fuera tan profunda y prolongada. Cuando los bancos se derrumbaron, se perdió una valiosa información sobre los prestatarios, que no se pudo recuperar rápidamente. La capacidad de la sociedad de canalizar el ahorro hacia inversiones productivas se vio gravemente mermada.
«Los conocimientos de los galardonados han mejorado nuestra capacidad para evitar tanto las crisis graves como los costosos rescates», ha señalado Tore Ellingsen, presidente del Comité del Premio de Ciencias Económicas.
Los laureados
Ben S. Bernanke, que nació en 1953 en Augusta, Estados Unidos, es investigador en el Brookings Institute y fue presidente de la Fed entre 2006 y 2014. Douglas W. Diamond nació en 1953 y es profesor en la Universidad de Chicago y Philip H. Dybvig nació en 1955 y trabaja en la Univseridad de Washington. Entre los tres se repartirán a partes iguales los 10 millones de coronas suecas que se entregan como premio.