Siempre se ha creído que la industria financiera es excluyente. En especial cuando se trata de los servicios de ahorro e inversión, y en los que se cree que el acceso es sólo para personas con cierto poder adquisitivo.
Por otro lado, las personas que ya cuentan con el capital para ser clientes, a su vez tienen una percepción negativa hacia los agentes (ya sean instituciones o asesores) ante los cobros que restan su patrimonio, y sobre todo porque muchas veces no hay tanta claridad o transparencia en los servicios.
Fácil para mí sería decir que este sentimiento está sustentado, y que la industria financiera es “el malo del cuento”, pero no es así, la realidad es que su negocio no es viable bajo otros parámetros a los que conocemos actualmente.
Analicemos un poco esto: una institución financiera tiene altos costos para operar. Empezando por los activos fijos, licencias, la gente que da servicio de back office, tu asesor financiero y muchas cosas más que no vemos.
Para cubrir estos costos, y adicionalmente regresarle un retorno a sus inversionistas, como cualquier otro negocio, tienen que cobrar por sus servicios, y esto se refleja en cuotas por manejo de cuenta y/o cobros anuales por casi todos los servicios.
Por otro lado, el sentimiento de exclusión también tiene un sentido. Un asesor financiero promedio genera dinero a la institución dando servicio a los clientes que mantiene. El sueldo de un asesor va ligado a cuánto vale la cartera, porque de eso depende cuanto le va a generar a la institución. Considerando que solo tenemos 24 horas cada día y 7 días de la semana, los asesores para ser rentables están forzados a buscar clientes con mayor patrimonio a invertir. Si se aceptan clientes de bajo monto, el asesor tendría que buscar un mayor número de clientes y no tendría el tiempo de dar el mejor servicio.
Este es el meollo del asunto, como se dice coloquialmente. Es aquí donde surge la necesidad de soluciones que permitan democratizar las inversiones, sin exclusión y accesibles a cualquier bolsillo.
Wealthtech, una industria que pisa fuerte
Democratizar la inversión significa bajar costos, y esto es posible con tecnología.
No nos sirve de nada buscar una solución donde nos acepten a todos sin importar que no tengas los millones, si con costos fijos anuales y comisiones altas se van a evaporar nuestros rendimientos, y por ende afectar nuestro patrimonio.
Asimismo, el tipo de solución que necesita el mercado, tiene que ser independiente al factor humano y acá les explico por qué.
- Los costos que conlleva el tener asesores son muy altos. Normalmente se llevan una comisión de lo que gana la institución financiera que varía entre 20 y 35 por ciento.
- Hay una limitación importante en el tiempo y manos que tiene disponible un asesor para atender adecuadamente a un cliente.
Esos dos factores se resuelven aplicando tecnología en el enrolamiento de los clientes, por ejemplo, y usando un robo advisor para la asignación de los portafolios. También ahora es posible ofrecer una asesoría basada en inteligencia artificial y big data.
Por otro lado, imagina que esta solución no tenga sucursales, lo que hace que sus costos sean todavía más bajos, y por ende, pueden cobrar menos.
Con todo esto se puede eliminar la gran barrera de tener mínimos para abrir cuentas, y por ende, democratizar las soluciones de inversión. Eliminando las cuotas anuales también permitiría ofrecer un mayor retorno a los inversionistas.
Las wealthtech prometen todo eso: un manejo del patrimonio usando la tecnología. Y mientras que el concepto cubre cualquier solución digital que esté diseñada para facilitar los procesos de gestionar un capital, para términos prácticos nos referiremos a esta exclusivamente para el manejo de inversiones.
Y de acuerdo con Insight Markets es un mercado que continuará creciendo a un ritmo acelerado: se estima que podrían crecer a una tasa compuesta anual del 13.8 % hasta alcanzar los 9,180 millones de dólares en 2028.
Estoy convencida que wealthtech ha entrado a México y América Latina como las soluciones que cambiarán a la industria financiera y ayudarán realmente a democratizar las inversiones, dando la oportunidad a todo aquel que busca hacer un cambio de su realidad y futuro, llevando un manejo adecuado de su patrimonio, tal y como lo han hecho durante muchos años un número selectivo de personas que era el grupo “élite” que tenía acceso al mercado financiero.
Columna de Fintual por Ana Sepúlveda, Client Portfolio Manager en Fintual México