En la primera parte de 2022, la cartera 50% acciones/50% bonos ha tenido su peor comportamiento en 95 años. Según destaca Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, pocos sectores están en positivos, excepto el energético. “La valoración de los sectores más cíclicos ha caído aproximadamente 25% en dólares. De todas formas, en las últimas semanas el precio del petróleo se ha reducido casi 30% y el del gas en EE.UU. un 20%”, señala.
El estratega considera que el rally en renta variable no parece sostenible: “Puede haber estado motivado porque la inflación en EE.UU. parece estar llegando a máximos, pues cuando la inflación baja tiende a mejorar la relación precio beneficios en el índice S&P 500. Pero el mercado parece haber especulado con que la inflación baje rápidamente. Al mismo tiempo, por diferentes encuestas, el nivel de confianza es muy bajo en EE.UU., con su sector de construcción mostrando la mayor debilidad en décadas. A pesar de todo ello, sorprende la resiliencia, que puede ser atribuible a que se esperaba mayor recesión”.
La realidad, recuerda, estamos en un entorno dominado por un aumento de una inflación que nadie esperaba, sin signos claros de que descienda. “En EE.UU. y en Europa puede acabar en 8% este año. A ello se añade una significativa desaceleración del crecimiento, con EE.UU. en recesión técnica y una importante crisis del sector inmobiliario en China. Una de las pocas áreas de crecimiento es Asia, sobre todo India. También hay crecimiento en Japón”, añade.
Riesgo de reducción de expectativas de beneficios
En comparación con estas perspectivas, Paolini recuerda que la estimación de consenso de aumento de los beneficios empresariales para los próximos doce meses sigue entre 10% y 12%. En concreto, en EE.UU. está encima de la tendencia histórica, con riesgo de reducción de las expectativas de beneficios, especialmente por la presión de márgenes debido al aumento del coste de las materias primas y mano de obra.
“Las acciones de EE.UU., que no son atractivas por valoración, todavía no descuentan todas las posibles noticias negativas. Si la rentabilidad real de la deuda del Tesoro de EE.UU. permanece en 1% y el consenso respecto a crecimiento es correcto, las acciones en EE.UU. pueden aún caer entre 5 y 10%. Además, el dólar se cambia cerca de máximos de todos los tiempos, mientras que el euro en su menor nivel mínimo histórico en paridad de poder adquisitivo. Incluso el yen cotiza a mínimos desde 1985 y el renminbi ha tenido el peor comienzo de año en una década”, añade.
En cualquier caso, la valoración de las acciones globales no es especialmente atractiva y, a pesar de ello, los inversores siguen en valores cíclicos. De ahí que se deduzca que estamos en principio de una recesión. “El caso es que incluso sectores defensivos como consumo básico y servicios públicos se están volviendo caros. Así que infra ponderamos acciones, que esperamos se comporten peor que los bonos globalmente” afirma Paolini.
Positivos en Reino Unido y Japón
Desde la gestora señalan que están más positivos en Reino Unido, por sus sectores de materias primas y valores defensivos, y en Japón, la única economía principal de la que esperan mayor crecimiento del PIB en 2023, junto con India. En cambio, se mantienen cautos en renta variable europea, aunque las valoraciones sean atractivas, dada la crisis energética. “Conviene el sector salud, ofrece crecimiento defensivo de calidad a valor razonable, y el energético, donde ha habido falta de inversión en los últimos tres años. Por su parte, los mercados emergentes están baratos, incluyendo China, donde se ha desplomado el múltiplo de valoración, pero aún es pronto para esta clase de activos”, comenta.
Por último, reconoce que para ser más positivos globalmente necesitaría ver una curva más pronunciada de rentabilidades a vencimiento de la deuda de EE.UU., que sugiera crecimiento económico futuro. A lo cual suma, “el fin de las previsiones a la baja de los beneficios empresariales e indicadores económicos y señales inequívocas de sobreventa, sobre todo en acciones cíclicas. Además, en cuanto a bonos, es preciso que el ciclo de ajuste sea suficiente para que la inflación vuelva a los objetivos de los bancos centrales”, concluye Paolini.