El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha decidido subir los tres tipos de interés oficiales del BCE en 75 puntos básicos. Según explica la institución monetaria, “este importante paso anticipa la transición desde el nivel muy acomodaticio de los tipos de interés oficiales vigente hacia niveles que asegurarán el retorno oportuno de la inflación al objetivo del 2% a medio plazo del BCE”.
Según los expertos, hace al menos dos décadas que la región no experimentaba una subida tan elevada. “Esta aceleración refleja la urgencia de combatir una inflación que pronto alcanzará los dos dígitos, el retraso del BCE frente a casi todos los demás bancos centrales y la necesidad de crear un colchón para futuros recortes de tipos mientras la economía siga fuera de la recesión. El BCE se encuentra entre la espada y la pared, con una inflación elevada impulsada por la energía y una recesión que probablemente se producirá a finales de año”, comenta Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro.
En opinión de Hernán Cortés, socio fundador de Olea Gestión y cogestor del fondo Olea Neutral, parece razonable realizar este fuerte ajuste ya que los niveles de inflación en Europa (9,1%) así lo justifican. “No olvidemos que llevábamos 10 años con tipos de interés cero o negativos. La normalización de la curva de interés es algo lógico y necesario en las actuales circunstancias. Probablemente, no habría que haber alargado tanto una medida tan extraordinaria como los tipos de interés negativos. Para que nadie se asuste por esta subida de tipos, que ha comenzado en julio pasado y que posiblemente dure hasta el primer semestre de 2023, hemos analizado cuál era el tipo de intervención medio del BCE en los primeros nueve años de historia del euro, entre enero 1999 y final de 2007, y observamos que fue un 2,15%”, señala Cortés.
«Aunque la subida de los tipos va a ser dolorosa a corto plazo y se sumará a la presión infligida por la subida de los precios de la energía, el anclaje de las expectativas de inflación a largo plazo es fundamental para evitar una nueva espiral alcista. La decisión de hoy debería reafirmar el compromiso del banco central de volver a situar la inflación en el objetivo en los próximos años», dice Jan Felix Gloeckner, Senior Investment Specialist en Insight, parte de BNY Mellon IM.
«Desde Jackson Hole, el tono de la política monetaria se ha endurecido y el BCE ahora parece más partidario de no quedarse tan detrás de las curvas, aunque podría ser tarde ya que es evidente que cuando la economía entre en recesión será más difícil retirar estímulos al ritmo actual», asegura Carlos del Campo, miembro del departamento de Inversiones de Diaphanum.
«El paso a los tipos positivos representa para el BCE algo más que un cambio en los tipos de interés, sino un cambio en su forma de aplicar la política monetaria. Durante la mayor parte de los últimos 10 años se han preocupado por mantener los tipos lo suficientemente bajos; ahora el reto será asegurar que los tipos de interés se mantengan en niveles que sean consistentes con el nivel de política deseado por el BCE dado el actual entorno de exceso de liquidez. Para ello, el BCE ha abandonado su proceso de escalonamiento (destinado a proteger a los bancos de los efectos negativos de los tipos negativos y que ahora es redundante) y ha modificado la remuneración de los depósitos del Estado (anteriormente remunerados a cero) para garantizar que los tipos a corto plazo se mantengan bajo control. Es un signo de la rapidez con la que el BCE ha tenido que pivotar en su enfoque que gran parte de esto no estaba claro hasta el día de la subida de tipos. El BCE se está moviendo rápido y aún no ha terminado», comenta Andrew Mulliner, director de estrategias agregadas globales de Janus Henderson.
Como bien comentan los expertos, este movimiento no será algo aislado. Según ha indicado el BCE, sobre la base de su evaluación actual, el Consejo de Gobierno espera incrementar los tipos de interés en las próximas reuniones para moderar la demanda y proteger frente al riesgo de un aumento persistente de las perspectivas de inflación. En este sentido, ha manifestado que reevaluará periódicamente la senda de su política a la luz de la nueva información y de la evolución de las perspectivas de inflación. “Las decisiones futuras del Consejo de Gobierno relativas a los tipos de interés continuarán dependiendo de los datos y seguirán un enfoque en el que las decisiones se adoptarán en cada reunión”, ha matizado.
Sobre esa continuidad de subidas, en PIMCO esperan nuevas subidas de los tipos de interés oficiales de 50 puntos básicos en octubre y diciembre. Y «una transición hacia incrementos de 25 puntos básicos el próximo año, a medida que el ciclo de subidas pase de la normalización a la restricción de la política monetaria», defiende Konstantin Veit, gestor de carteras.
Desde Fidelity esperan subidas algo menores: «Por ahora, los halcones del BCE son los que mandan, ya que abordar la alta inflación es la prioridad clave, pero creemos que la ventana para nuevas subidas se está cerrando rápidamente a medida que la realidad de las interrupciones del gas pasa factura. Seguimos esperando que el BCE abandone su ciclo de subidas a finales de año. No obstante, observamos que la evolución macroeconómica en Europa sigue siendo incierta y dependerá fundamentalmente de la magnitud y la composición de las respuestas fiscales, que a su vez determinarán la trayectoria del BCE a partir de ahora», comenta Anna Stupnytska, economista macro global en Fidelity International.
«Creemos que, dado el estancamiento y los trimestres potencialmente negativos de crecimiento que se avecinan, los tipos no acabarán subiendo tanto como el mercado espera actualmente. Vemos que alcanzarán un máximo en torno al 1,5%, por debajo de la tasa terminal cercana al 2,5% implícita en los futuros del eurodólar. Subir por encima del 2% llevaría a los tipos a un territorio que limita activamente el crecimiento, lo que sería mucho más problemático para las perspectivas económicas, y algo que creemos que los responsables políticos querrán evitar», comenta en la misma línea Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier.
¿Medida eficaz?
Sin embargo, algunos dudan de su eficacia. «Con su credibilidad como guardián de la estabilidad de precios en Europa en juego, el BCE optó hoy por realizar la mayor subida de tipos de interés de su historia. Sin embargo, es dudoso que adelantar el proceso de normalización con el aumento de 75 puntos básicos de hoy tenga un efecto tangible en la inflación en los próximos meses», advierte Wolfgang Bauer, gestor del equipo de renta fija en M&G Investments. «El encarecimiento de los precios de la energía y de otras materias primas se está trasladando a la inflación subyacente a medida que el incremento de los precios de los insumos obliga a las empresas a repercutir los costes, al menos parcialmente, a sus clientes. Esta inflación impulsada por los costes, en gran medida causada por perturbaciones de la oferta, es muy difícil de combatir con herramientas de política monetaria. Para decirlo sin rodeos, ni siquiera la subida de tipos de interés más ambiciosa del BCE reabrirá el Nord Stream 1. Podría decirse que un tope en el precio de la energía, como se debate actualmente en el Reino Unido, sería la herramienta política más eficaz en estas circunstancias tan particulares», sugiere el experto.
«Desde nuestro punto de vista, el ritmo y magnitud de subida de tipos adoptado por parte del Banco Central Europeo está resultando de momento inefectiva para controlar una inflación que ronda el doble dígito, y a pesar de que las expectativas de inflación a largo plazo se han estabilizado, sigue muy por encima de su nivel objetivo», añade Miguel Uceda, director de Inversiones en Welzia.
«A corto plazo, especialmente en el último trimestre de 2022 y primer trimestre de 2023, la clave del éxito será que las medidas monetarias tengan efecto real de contención de la inflación. Si es así -y éste debería ser el objetivo económico del mundo financiero y, como tal, el escenario base del mercado- tal vez podamos ver una recuperación económica más enérgica a medio plazo y unos mercados más optimistas (en renta fija y variable), descontando con anticipación este extremo. Caso de que no suceda, el marco general podría devenir en una estanflación (crecimiento bajo o decrecimiento con inflación) más o menos prolongada, algo muy nocivo para los mercados y, naturalmente, para la economía real”, advierte Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad de la Abogacía.
«Lo interesante es que el BCE está empezando a centrarse en el euro como fuente de inflación importada, cuando antes se centraba implícitamente en una devaluación competitiva. El reto que afronta ahora el BCE es apoyar al euro y, si no cede con el tiempo, centrarse en hacerlo subir, ya que esto ayudará a reducir el precio del petróleo y gas natural. Sin embargo, esto es algo muy difícil de hacer, ya que los diferenciales de tipos son demasiado estrechos como para convencer a un mercado al que le gustan grandes operaciones en dólares. El BCE tiene que convencer al mercado de que quiere un euro fuerte sin que se produzcan demasiadas subidas de tipos. Dado que el nivel del euro es intrínsecamente inestable debido a las grandes posiciones largas en dólares, podríamos ver durante un período de meses un fuerte aumento de la volatilidad, aunque es más probable que veamos range trading (trading de oscilación) en las próximas semanas», comenta Sebastien Galy, responsable de estrategia macroeconómica de Nordea AM.
El problema de la inflación
La realidad es que el Consejo de Gobierno considera que la inflación sigue siendo excesivamente elevada y es probable que se mantenga por encima del objetivo durante un período prolongado. De hecho, según la estimación de avance de Eurostat, la inflación alcanzó el 9,1% en agosto. El motivo, según explican, la fuerte subida de los precios de la energía y de los alimentos, las presiones de demanda en algunos sectores debido a la reapertura de la economía, y los cuellos de botella en la oferta continúan impulsando la inflación.
“Las presiones sobre los precios han seguido intensificándose y extendiéndose al conjunto de la economía, y la inflación podría continuar aumentando en el corto plazo. A medida que los actuales determinantes de la inflación vayan desapareciendo con el tiempo y que la normalización de la política monetaria se transmita a la economía y a la fijación de precios, la inflación descenderá”, indica en el comunicado que ha emitido tras su reunión.
Actualización de las perspectivas
De cara al futuro, los expertos del BCE han revisado significativamente al alza sus proyecciones de inflación y ahora esperan que se sitúe, en promedio, en el 8,1% en 2022, el 5,5% en 2023 y el 2,3% en 2024. En este sentido, el BCE ha explicado que tras experimentar un rebote en el primer semestre de 2022, los últimos datos apuntan a una desaceleración sustancial del crecimiento de la zona del euro, y se espera un estancamiento de la economía durante los últimos meses del año y en el primer trimestre de 2023.
“Los precios muy elevados de la energía están reduciendo el poder adquisitivo de la renta de los ciudadanos y, aunque los cuellos de botella están relajándose, siguen limitando la actividad económica. Por otra parte, la adversa situación geopolítica, especialmente la agresión injustificada de Rusia a Ucrania, está afectando a la confianza de las empresas y de los consumidores. Estas perspectivas se reflejan en las últimas proyecciones de los expertos sobre el crecimiento de la economía, que se han revisado notablemente a la baja para el resto de este año y para 2023. Los expertos esperan ahora que el crecimiento sea del 3,1% en 2022, el 0,9% 2023 y el 1,9% en 2024”, ha explicado.
El BCE ha reconocido que las vulnerabilidades persistentes causadas por la pandemia siguen representando un riesgo para la transmisión fluida de la política monetaria. Por tanto, ha asegurado que el Consejo de Gobierno seguirá reinvirtiendo con flexibilidad el principal de los valores de la cartera de compras de emergencia frente a la pandemia que vayan venciendo, con el objetivo de contrarrestar los riesgos para el mecanismo de transmisión relacionados con la pandemia.
Tipos de interés oficiales del BCE
El Consejo de Gobierno ha decidido subir los tres tipos de interés oficiales del BCE en 75 puntos básicos. En consecuencia, el tipo de interés de las operaciones principales de financiación y los tipos de interés de la facilidad marginal de crédito y de la facilidad de depósito aumentarán hasta el 1,25%, 1,50% y 0,75%, respectivamente, con efectos a partir del 14 de septiembre de 2022.
Tras la subida del tipo de la facilidad de depósito por encima de cero, el sistema de dos tramos para la remuneración del exceso de reservas ya no es necesario. En consecuencia, el Consejo de Gobierno ha decidido hoy suspender el sistema de dos tramos fijando el multiplicador en cero.
Programas de compras y operaciones de financiación
Además, el Consejo de Gobierno prevé seguir reinvirtiendo íntegramente el principal de los valores adquiridos en el marco del APP que vayan venciendo durante un período prolongado tras la fecha en la que comenzó a subir los tipos de interés oficiales del BCE y, en todo caso, durante el tiempo que sea necesario para mantener unas condiciones de amplia liquidez y una orientación adecuada de la política monetaria.
En lo que se refiere al PEPP, prevé reinvertir el principal de los valores adquiridos en el marco del programa que vayan venciendo al menos hasta el final de 2024. “En todo caso, la futura extinción de la cartera del PEPP se gestionará de forma que se eviten interferencias con la orientación adecuada de la política monetaria. El principal de los valores de la cartera del PEPP que van venciendo se está reinvirtiendo con flexibilidad con el objetivo de contrarrestar los riesgos para el mecanismo de transmisión de la política monetaria relacionados con la pandemia”, ha explicado.
Por último, el Consejo de Gobierno seguirá vigilando las condiciones de financiación de las entidades de crédito y asegurando que el vencimiento de las operaciones de la tercera serie de operaciones de financiación a plazo más largo con objetivo específico (TLTRO III) no obstaculice la transmisión fluida de su política monetaria. Además, evaluará periódicamente la forma en que las operaciones de financiación con objetivo específico están contribuyendo a la orientación de su política monetaria.