Benjamin Louvet, gestor especialista en materias primas de la gestora francesa OFI AM, afirma que el mercado de metales ofrece muy poca visibilidad a corto plazo, pero conserva intacto su potencial alcista en el medio y largo plazo. Según explica, el motivo es claro: la elevada demanda de metales para la transición energética, que en el largo plazo provocará alteraciones en el equilibrio entre oferta y demanda, generará subidas de precios.
Para Louvet, la evolución de la industria metalúrgica es difícil de predecir, a causa de la incertidumbre sobre cuál será la evolución de la economía en el corto plazo. Incertidumbre que se sustenta en una serie de factores, como por ejemplo en la posible recesión mundial. «Los cambios en la política monetaria, y la determinación de la Fed de contener la inflación mediante una nueva subida de los tipos de interés, alimentan los temores de una recesión mundial. Europa parece que será la región más afectada, y algunas casas como JP Morgan estiman que las posibilidades de recesión en EEUU superan el 50%. Una caída en el crecimiento afectaría necesariamente al consumo de metales a corto plazo, lo que explica la reciente tendencia a la baja de los precios», afirma.
Otro de estos factores lo protagoniza China, y sus dudas sobre su futuro crecimiento, y su peso en el mercado. «China ha sido un importador neto de zinc durante más de 10 años, aunque este año se ha convertido en exportador neto. Si la actividad económica repunta, el impacto en el consumo y el precio de los metales será palpable, porque la economía china consume aproximadamente el 50% de todos los metales producidos en el mundo en las etapas de normalidad. Además, la política de COVID-Zero ha afectado al crecimiento económico del país, repercutiendo en un menor consumo de metales. Las medidas tomadas por las autoridades han logrado cierta recuperación, pero las restricciones al consumo de electricidad en algunas provincias debido a la sequía son un factor perjudicial para el precio de los metales», explica el gestor de OFI AM.
Por último, señala que las diferentes etapas del ciclo económico también pasará en el mercado de metales. En su opinión, Europa y EE.UU. se encuentran en fases diferentes del ciclo económico, a causa de la crisis energética que afecta a Europa. «Esta diferencia ha provocado un mayor endureciendo monetario en Estados Unidos, lo que repercute en el tipo de cambio euro/dólar situando al dólar en paridad con el euro. Ello tiene consecuencias en las materias primas, porque el comercio internacional de materias primas se realiza en dólares», menciona.
Expectativas mercado metales
La crisis energética europea, según el gestor de OFI AM, amenaza el crecimiento económico de la zona, lo que podría afectar al consumo de metales. Pero el aumento de los precios de la energía, especialmente el gas, también está restringiendo la producción de metales refinados. Por ejemplo, las compañías Glencore a finales del año pasado, y Nyrstar recientemente, han cerrado parte de su capacidad de refinado de zinc, por la subida excesiva de los costes. Y, por su parte, Alcoa y Norsk Hydro han hecho lo mismo en el sector del aluminio, y otras compañías podrían seguir sus pasos, porque los márgenes de los productores son muy bajos.
Sin embargo, considera que, por ahora, el mercado está más pendiente del crecimiento económico que de las consecuencias de la paralización de las fundiciones. Y ello a pesar de que las plantas seguirán cerradas varios meses, incluso algunas podrían no reabrir nunca. Por esos, el gestor sostiene que cuando la actividad económica vuelva a despegar o la transición energética se consolide, la falta de recursos que ya se detectó en 2021, que provocó que el precio de algunos metales se disparara, podría ser aún peor en 2022.
«En el caso de un próximo invierno crudo, o si las relaciones con el gobierno ruso empeoran, el precio del gas podría obligar a cerrar otras capacidades tanto en Europa como fuera del continente. El suministro de gas licuado es limitado, por lo que la parte que va a los países europeos obliga a otros países a prescindir del mismo», advierte.
Según el gestor, es probable que los precios del gas continúen elevados, al menos hasta que finalice la guerra en Ucrania, y estima que, si el conflicto se prolonga, Europa podría tener que limitar sus importaciones de metales desde Rusia, uno de los mayores productores de aluminio, níquel, platino y paladio. «En cualquier caso, las existencias de metales siguen siendo bajas y las previsiones de precios a futuro continúan sugiriendo presiones en la oferta en los próximos meses. Además, los precios de algunos metales se encuentran actualmente en niveles muy defensivos, por lo que el potencial a la baja en precios es poco probable». añade.
Su conclusión
Para Louvet, la visibilidad en el mercado de los metales a corto plazo es escasa, y no se pueden descartar nuevas caídas en los precios de los metales, sobre todo tras comprobar el tono agresivo de la última reunión Jackson Hole, entre el 25 y el 27 de agosto; a lo que se añade la reducción de la capacidad de producción de metales.
«Sin embargo, la creciente demanda de energías verdes puede impulsar el precio de algunos metales claves para la transición energética. En China, el crecimiento de la demanda de vehículos eléctricos, energías renovables y redes desde principios de año ha compensado con creces el déficit de consumo provocado por la ralentización del sector inmobiliario. Por tanto, las decisiones de política monetaria podrían seguir afectando a los precios a corto plazo, pero en el medio plazo, el potencial alcista del mercado sigue intacto e incluso se verá reforzado por los cierres de plantas productoras provocados por la actual crisis energética», concluye el gestor de OFI AM.