Internet revolucionó el mundo cambiando nuestra forma de vivir, trabajar, aprender y hasta de relacionarnos. Hemos sido testigos de desarrollos tecnológicos que nos permiten no solo ser más eficientes y eficaces en los procesos productivos, sino que también crear e innovar en todas las áreas del saber y que hacer humano.
Por nombrar algunos, el uso de inteligencia artificial es utilizado desde la industria alimenticia hasta en programas de prevención de violencia intrafamiliar. Posteriormente blockchain ha permitido dar trazabilidad con inmejorables estándares de seguridad de la información, con esta tecnología un agricultor puede agilizar su cadena de suministros o certificar que su producto cumple con algún estándar especifico como kosher, halal, vegano, apto para celiacos, etc.
Justamente esta última innovación fue la que permitió el desarrollo de los token no fungibles (NFT, por su sigla en inglés). Un NFT es un activo criptográfico que tiene la capacidad de ser único, irrepetible y acopiable. Éstos, se construyen sobre alguna carretera tecnológica de blockchain, por ejemplo, sobre Ethereum, ya que esta criptomoneda incluye un sistema para la creación y almacenamiento de NFT.
A las características antes mencionadas de los tokens no fungibles, se le suma la factibilidad de hacer contratos inteligentes con ellos – y de esta forma poder comercializarlos – posibilitando tanto la certificación de originalidad del activo como su propiedad.
En concreto, la propiedad (o un porcentaje de ella) de una casa podría ser certificada, transada y comercializada en un mercado internacional a través de esta tecnología.
Las aplicaciones de los NFT son gigantes y justamente de esto se trató el evento más importante de la materia realizado en junio recién pasado en Nueva York. En el cuarto evento anual de la industria de los NFTs se presentaron más de 1500 expositores, quienes reflexionaron sobre las aplicaciones de esta tecnología y de cómo está cambiando la forma de negociar, acreditar y autentificar la propiedad de activos digitales y físicos.
Uno de los temas que destacamos en la conferencia fue el proceso de transición desde la web 2 a la web 3. La web 3 se basa en el uso de los NFT para cambiar la forma en como nos relacionamos con empresas, redes, usuarios y en general, con el universo al que estamos expuestos a través de internet. La web 3 nos permite como usuarios tener la propiedad y el control de los servicios que nos interesan, pero sobre todo de nuestros datos personales. Es decir, nuestra privacidad queda protegida mediante la interfaz a través del NFT y el uso de Web 3.
En Chile, este es un tema delicado e importante toda vez que desde el año 2017 continúa en el congreso el proyecto de ley que regula la protección y el tratamiento de los datos personales y crea la Agencia de Protección de Datos Personales (modificación de la ley 19.628).
¿Es la adopción de esta tecnología la respuesta más rápida, eficiente y eficaz para proteger nuestra privacidad? Nosotros pensamos que sí.