En España, ahorrar para la jubilación es sinónimo de plan de pensiones. O al menos lo ha sido hasta ahora. No sabemos si seguirá siendo así con la nueva ley que prepara el Gobierno, que reduce en 6.000 euros el importe máximo de aportación anual que podemos desgravarnos al hacer la declaración de la renta, con lo que perderán una parte importante de su atractivo. Lo cierto es que, tradicionalmente, quienes no quieren complicarse la vida analizando otras opciones van de cabeza a este producto financiero, y esto le ha convertido en el vehículo de inversión más utilizado en nuestro país.
Según Inverco, un 40% de las familias españolas son partícipes de un plan de pensiones. Pero en ese dejarse llevar por la inercia, no solo obvian otras alternativas de inversión que podrían resultar más interesantes, sino que llegan a contratar el plan de pensiones equivocado… O mejor dicho, el que el banco quiere que contraten, y no el que más les conviene a ellos como clientes.
Hay que tener en cuenta que son productos a muy largo plazo, con comisiones recurrentes y con frecuencia bastante elevadas, que mantienen al cliente fidelizado durante muchos años, aportando continuamente capital sin necesidad de liquidez y pagando todas esas comisiones. Es decir, un caramelito para los bancos. Por ello, llevan a cabo potentes campañas comerciales de captación, sobre todo en esta última parte del año.
Pero curiosamente, ocurre que los planes más populares, aquellos que tienen mayor número de partícipes, no son precisamente los que están ofreciendo mejores condiciones a sus clientes, sino los que los bancos han sabido vender mejor. De hecho, es casi al contrario: podríamos decir que los más contratados son, precisamente, los menos «convenientes» para el ahorrador, cuando en realidad existen otros de mayor calidad que no reciben la misma atención por parte del público, simplemente porque no se les da la misma publicidad.
Top 5 en partícipes
Desde Micappital hemos analizado los cinco planes de pensiones con mayor número de partícipes del mercado español en los últimos cinco ejercicios (2016-2020), y nos hemos encontrado con que, en lo relativo a la rentabilidad, ninguno iguala a la inflación, y en todos ellos gana más el banco que el cliente. Es decir, si actualmente tienes uno de estos planes de pensiones, tu banco te ha colado un gol por la escuadra.
Los tres primeros son de CaixaBank. El que tiene mayor número de partícipes, CaixaBank Cauto, acumula una rentabilidad negativa en estos cinco años del -0,56%, y anual del -0,11%, mientras que el acumulado en comisiones es del 7,40%, y del 1,48% anual. El siguiente es CaixaBank Equilibrio. En este caso, la rentabilidad acumulada en cinco ejercicios es del +5,52%, y del 1,10% anual, y las comisiones suben al 7,77% acumulado y 1,51% anual. Y el tercero, CaixaBank Ambición Flexible, ha conseguido una rentabilidad acumulada del +3,22% y del 0,64% anual, y ha cobrado unas comisiones del 4,80% acumulado y del 0,96% anual.
Los otros dos planes con mayor volumen de partícipes corresponden a las otras dos grandes corporaciones bancarias españolas: Santander Perfil Moderado, que ha conseguido una rentabilidad del +4,88% en los últimos cinco años y del +0,98% anual, a cambio de unas comisiones acumuladas del 7,60% y del 1,52% anuales. Y BBVA Multiactivo Conservador, con una rentabilidad acumulada del 0,77% y del 0,15% anual, y unas comisiones del 6,80% acumulado y del 1,36% anual.
Como aclaración, todas las rentabilidades comentadas están calculadas después de haber cobrado las comisiones correspondientes. Por ponerlo en comparativa con la bolsa mundial, la rentabilidad acumulada en estos últimos cinco años ha sido del +61,7%. Y en el caso de las carteras asesoradas por Micappital, en los dos últimos ejercicios las rentabilidades medias obtenidas fueron del +13,64% en 2020 y del +12,7% en 2019.
Los bancos siempre ganan
Estos datos nos llevan a la conclusión de que los esfuerzos de los bancos por vendernos lo que más les conviene les dan buenos frutos. Comisiones altas y un bajo retorno de la inversión en comparación con otros productos de inversión y con una estrategia excesivamente conservadora.
Se trata de un error: al tratarse de inversiones a muy largo plazo, con excepción de los inversores que están muy cerca de su momento de jubilación, el resto deberían asumir un riesgo alto, para aprovechar ese largo plazo para buscar una buena rentabilidad. Pero claro, de esta forma las entidades apenas tienen que dedicar recursos a llevar a cabo una buena gestión y tienen pocos problemas, porque aunque el cliente no gana demasiado, tampoco pierde, y no se queja porque ve el producto como una forma de desgravarse fiscalmente la aportación, no como una forma de sacar rentabilidad a su dinero.
Y en ese conformismo, quienes ganan son los bancos. Por eso, es importante que los ahorradores abran los ojos y sean conscientes de que no es suficiente con conseguir una desgravación cuando es posible obtener una mejor rentabilidad. De hecho, en una inversión la rentabilidad debe estar siempre por encima de la fiscalidad, sobre todo cuando el actual sistema de pensiones no nos va a garantizar nuestro futuro económico, y es tan necesario tener una buena estrategia de ahorro a largo plazo para que nos luzca el esfuerzo y complementar lo que nos vaya a quedar de pensión.
Este cambio de mentalidad es fundamental. Abramos bien los ojos y no nos dejemos engañar: merece la pena perder un poco de tiempo en analizar el mercado de productos financieros y exigir a los bancos lo que nos merecemos: una gestión de mayor calidad, unas comisiones más razonables y un retorno de inversión más satisfactorio.