Puede que la combinación de la palabra deuda con el nombre del espía más famoso despierte el interés del lector, pero en este caso no se trata de una deuda monetaria, sino más bien de una obligación moral. Y, principalmente, de una excusa para contribuir a la educación financiera con un toque de creatividad.
Ahora que el mundo del cine, y todos en general, lamentamos la muerte de Sean Connery, el James Bond por antonomasia, como el agente y con vuestro permiso, nos tomamos la “licencia” para explicar la relación entre los fondos de inversión y la franquicia James Bond. A simple vista no parece que el agente secreto protagonista de los catorce libros escritos por Ian Fleming, y que atrae gran interés en taquilla (ha llegado a recaudar más de 6 mil millones de dólares), guarde una relación cercana con este producto que en España cuenta con más de 12 millones de partícipes, pero 007 les debe su existencia.
Pocos saben que el barón Sir Philip Rose (1816-1883) fue uno de los primeros en fundar un sistema de inversión colectiva hace 152 años al seguir los pasos de Adriaan van Ketwich y crear “Foreign & Colonial Government Trust” (1868), especializado en la inversión en bonos gubernamentales. Sir Phillip Rose no es otro que el bisabuelo de Ian Fleming, quien en 1952 escribió su primera novela de James Bond, Casino Royale. Sin duda la fortuna de su familia le permitió a Fleming recibir una exquisita educación y podríamos decir que Bond, James Bond, es consecuencia de aquel primer sistema de inversión colectiva, si bien se trataba de un fondo cerrado.
El bisabuelo del creador de James Bond se disputa el puesto de pionero con los fundadores de MFS Investment Management, L. Sherman Adams, Charles H. Learoyd and Ashton L. Carr, que el 21 de marzo de 1924 lanzaron el primer fondo de inversión tal como lo conocemos hoy día en la mayoría de los países, un fondo abierto (permite el crecimiento del número de inversores a través de la adquisición de nuevas participaciones), y el más antiguo, pues la compañía aún existe.
Así que si en algún momento quiere que alguien se interese por conocer y entender mejor qué es un fondo de inversión empiece citando a 007. Le podrá contar que la inversión colectiva es algo así como ese Martini “agitado, no mezclado”, que le permite a James Bond aligerar el contenido de alcohol y mantenerse alerta a la vez que disfruta de su cóctel durante más tiempo, frente a una bebida más contundente como la inversión directa en los mercados. Le puede contar que la persona que gestiona un fondo de inversión bien podría parafrasear a James Bond en Quantum of Solace para explicar su labor: “investigas, analizas, evalúas y eliges, ese es mi trabajo, tomar decisiones”. O que al igual que Bond en Licencia para matar en su oficio “uno debe estar preparado para lo inesperado”. O incluso le puede hablar de la importancia de la inversión teniendo en cuenta criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG), no muy presentes en la vida de 007, y por las que despierta grandes críticas; al menos de momento y hasta que se estrene “Sin tiempo para morir” y descubramos las sorpresas de la nueva entrega.