Permítanme que empiece el artículo haciéndoles un breve test de tres preguntas:
1. Supongamos que tenemos 100 euros en una cuenta que ofrece un 2% de interés anual. Al cabo de cinco años, ¿cuánto creen que tendrán en la cuenta si no han tocado el dinero?
a. Más de 102 euros
b. Exactamente 102 euros
c. Menos de 102 euros
d. Ns/Nc
2. Imaginemos que el tipo de interés de su cuenta es del 1% anual y que la inflación es del 2% anual. Al cabo de un año, ¿cuánto podrían comprar con el dinero de esta cuenta?
a. Más que hoy
b. Exactamente lo mismo
c. Menos que hoy
d. Ns/Nc
3. Digan si la afirmación siguiente es cierta: comprar acciones de una sola compañía proporciona normalmente una rentabilidad más segura que un fondo de inversión de renta variable.
a. Cierto
b. Falso
c. Ns/Nc
Si tienen curiosidad por saber si han acertado las respuestas, las soluciones las encontrarán al final de este artículo. Este sencillo test fue desarrollado por dos economistas y profesores universitarios americanos hace ya unos años y se ha utilizado en más de veinte países para medir la cultura financiera de la población de todo el mundo. Los resultados a lo largo de los años muestran un problema global de falta de conocimientos financieros. Podríamos hablar de un “suspenso mundial” que afecta a todos los países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo. Se observan peores resultados entre las mujeres y tampoco salen muy bien parados los jóvenes, que aciertan menos preguntas que la gente mayor. En un país de referencia, como pueden ser Estados Unidos, la gente de 30 años acierta de media la mitad de preguntas que la gente de 65.
Todo esto podría parecer simplemente anecdótico o uno de tantos estudios curiosos que encontramos en la red cada día. Pero, desafortunadamente, la falta de conocimientos financieros básicos es una realidad que nos tendría que preocupar a todos. Cuando la OCDE habla de cultura financiera, no hace solo referencia al conocimiento y a la comprensión de conceptos y riesgos financieros, sino también a las habilidades, la motivación y la confianza para aplicar estos conocimientos y esta comprensión con el objetivo de tomar decisiones eficaces en una serie de contextos financieros, mejorar el bienestar financiero de las personas y de la sociedad y permitir la participación en la vida económica.
Se ha demostrado que la educación financiera afecta tanto al comportamiento del ahorro y la inversión como a las prácticas de gestión de las deudas. Por ejemplo, las personas con más conocimientos financieros suelen endeudarse menos con las tarjetas de crédito y responden mejor a posibles imprevistos económicos.
Nos guste más o menos, en nuestro día a día el dinero es importante para poder cubrir las necesidades básicas, así que una gestión eficiente de nuestros recursos económicos, sean pequeños o grandes, es fundamental. Como ejemplo, todos tendríamos que ser capaces de elaborar un simple presupuesto familiar para controlar los ingresos y los gastos de casa y poder planificar su presente y futuro financiero. Una regla básica en este ámbito debería ser “no gastar más de lo que se ingresa”, evitando aumentar las deudas de manera peligrosa.
Para conseguir mejorar la situación actual, es importante apostar por la educación financiera y, por eso, hace falta que, desde pequeños, los niños aprendan a gestionar y a administrar su dinero. En Andorra ya se están incorporando algunos conceptos financieros en la enseñanza obligatoria, y esperamos seguir avanzando en esta dirección. En otros países como Finlandia se están promoviendo iniciativas para facilitar el acceso a toda la población a contenidos de educación financiera a través de internet.
Tampoco podemos olvidar las dificultades y los peligros del mundo actual en términos financieros, si no tenemos los mínimos conocimientos necesarios. Hoy en día, cualquiera, y especialmente la gente joven, puede comprar casi de todo con un solo clic, sin tener que “tocar dinero” en ningún momento, y es muy fácil acabar gastando más de lo que realmente necesitamos. Los bajos tipos de interés en todo el mundo hacen también que sea muy tentador endeudarse, pudiendo llegar a niveles poco recomendables para nuestra salud económica.
La educación financiera es cosa de todos, también de las entidades. Unos clientes con más conocimientos financieros entenderán mejor los productos y servicios más adecuados a sus necesidades, cosa que redundará en una situación beneficiosa para ambas partes. En definitiva, como dijo Benjamin Franklin, “una inversión en conocimiento siempre paga el mejor interés”.
Las respuestas correctas del test son: 1-a, 2-c, 3-b.