El ataque con drones del pasado fin de semana contra las infraestructuras petrolíferas de Arabia Saudí ha borrado del mercado 5,7 millones de barriles diarios de producción de crudo (alrededor del 5% de la oferta mundial) y 56 millones de metros cúbicos de gas natural, lo que supone el mayor corte desde la primera Guerra del Golfo.
Aunque las reservas estratégicas repartidas por todo el mundo pueden salir al mercado para dar tiempo a Arabia Saudí a reconstruir sus instalaciones, el hecho de que el centro neurálgico de la oferta mundial de petróleo haya sufrido un ataque de esta magnitud significa que su precio probablemente incorpore una prima de riesgo adicional. Tras el ataque, los precios del crudo registraron subidas récord y se dispararon hasta un 20% intradiario, aunque después moderaron su ascenso hasta el entorno del 10-15%. Los rebeldes houthi de Yemen asumieron la autoría, pero EE.UU. culpó a Irán, que respalda a este grupo.
No se sabe todavía cuánto durarán los cortes, pero según los medios estos podrían durar varias semanas. Si Aramco confirma que el impacto durará poco, los precios podrían estabilizarse, pero probablemente se mantengan entre 3 y 5 dólares por encima de los niveles anteriores. Si durara más, los efectos serían más significativos y podrían empezar a incidir en los futuros a largo plazo del petróleo, que suelen influir en las reservas energéticas.
Las reservas compensarán el déficit, pero la prima por riesgo geopolítico se mantendrá
Por fortuna, el mundo cuenta con grandes reservas de crudo para atender cualquier déficit a corto plazo. Arabia Saudí dispone de alrededor de 188 millones de barriles de reservas, equivalentes a 33 días de la capacidad de producción afectada. Entretanto, los clientes de refino están recibiendo garantías de que obtendrán sus suministros íntegros, según las noticias en prensa. Además, EE.UU. y China suman juntos más de 1.000 millones de barriles en reservas estratégicas de petróleo. Estas podrían liberarse gradualmente para abastecer al mercado mientras se reparan las instalaciones saudíes.
Sin embargo, este acto supone una grave escalada en el conflicto regional y la mano dura contra Irán no hará sino endurecerse. Hasta ahora, el mercado de petróleo se había centrado este año en los riesgos de una atonía de la demanda, debido a la debilidad de la economía mundial y la guerra comercial entre EE.UU. y China. La situación actual sirve como recordatorio del persistente riesgo geopolítico que existe en Oriente Medio.
Anteriormente, se consideraba que las instalaciones de transformación de crudo de Arabia Saudí estaban bastante protegidas frente a las amenazas a gran escala, después de haber salido airosas de todo tipo de ataques en el pasado. Mientras el mercado reevalúa el riesgo de alteraciones en la oferta de crudo saudí, esperamos que los precios incorporen una prima de riesgo geopolítico de entre el 5% y el 10%. Aunque el suministro se restablezca relativamente rápido, es decir, en semanas en lugar de meses, esta prima probablemente se mantenga debido a la desaparición de la percepción de inmunidad.
El presidente Donald Trump señaló que EE.UU. estaba “preparado y cargado” para responder ante el ataque, a la espera de que Arabia Saudí confirmase la autoría. Si Irán estuviera detrás de los ataques con drones, entonces las sanciones de EE.UU. podrían ser más graves y duraderas, además de aumentar considerablemente la probabilidad de una intervención militar estadounidense. Estos dos factores podrían tirar aún más al alza de los precios del petróleo.